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Entrevista

Marcos Margarit: “Murcia tiene la tasa más alta de desigualdad en salud de todo el país”

Marcos Margarit de la Cuesta, médico de Familia y Comunitaria y vocal de la Smumfyc (Sociedad Murciana de Medicina Familiar y Comunitaria)

Erena Calvo

16 de noviembre de 2021 10:47 h

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Médicos, enfermeros y usuarios de la sanidad pública en la Región de Murcia se han unido para denunciar las dificultades que atraviesa el sistema de Atención Primaria en esta comunidad, donde las listas de espera que acumulan algunos centros de salud y consultorios alcanzan las dos semanas de demora para una consulta presencial. La pandemia y la escasez de profesionales para cubrir bajas, permisos y jubilaciones han llevado a una situación límite. Este jueves 18 de noviembre se inician las concentraciones para reclamar más recursos. Arrancarán en los centros de salud de Cartagena, Murcia, Lorca y Molina de Segura, a los que se unirán otros centros en las próximas semanas. Son ya 76 las organizaciones ciudadanas y de profesionales que apoyan las protestas y que culminarán en enero de 2022 con una manifestación en la ciudad de Murcia. Hablamos con Marcos Margarit de la Cuesta, médico de Familia y Comunitaria y vocal del Pacap (Programa de Actividades Comunitarias en Atención Primaria) de la Smumfyc (Sociedad Murciana de Medicina Familiar y Comunitaria), una de las promotoras del Manifiesto en Defensa de la Atención Primaria.

¿Cuáles definiría como los principales problemas de la Atención Primaria en la Región?

El principal problema que tenemos es que después de la pandemia, de muchos años con infrafinanciación y el aumento de la población y su complejidad, seguimos con casi la misma estructura y la misma red que hace 20 años. Es verdad que se han aumentado las plazas y los cupos, pero proporcionalmente estamos por detrás de lo que se necesita. En una situación como la actual, las carencias que había se notan todavía más. Somos más profesionales pero las necesidades, la población, la complejidad y la demanda han crecido en mayor proporción. Somos, además, la región con las tasas en inequidades de salud más elevadas de toda España, estamos en una situación muy compleja y necesitamos más recursos, más personas, más consultas físicas, más centros de salud, consultorios. Hay más enfermedades crónicas, problemas de salud más variados y un aumento de la demanda. Hasta ahora se ha podido suplir con más horas de trabajo, pero ya hemos llegado al límite.

 ¿A qué alude el concepto de inequidad en salud?

 Se refiere a las desigualdades evitables en salud que se sufren por el lugar donde residimos, nuestra posición económica o social o nuestra facilidad o dificultad para acceder a los servicios sanitarios. Por ejemplo, no es lo mismo vivir en la capital que en zonas rurales para acceder a determinados servicios sanitarios, incluso a veces depende del barrio en el que vivas, porque condicionan la cobertura sanitaria. O los problemas de salud a los que podemos estar expuestos por estar en contacto, por ejemplo, con terrenos contaminados por residuos tóxicos. Cuando se hacen políticas sanitarias de Atención Primaria una de las cuestiones es que los sistemas sanitarios deben intentar evitar esas inequidades para que independientemente de dónde se viva todos los ciudadanos tengan las mismas posibilidades de acceso, y que tampoco les determine su situación económica, clase social o nivel de alfabetización de salud que se tenga.

¿Cuáles son las medidas a implementar más urgentes para paliar los problemas de la Atención Primaria en la Región?

Hay que destinar un mayor presupuesto, a ser posible finalista, a la Atención Primaria. Es una cuestión política muy compleja y entendemos que no es fácil. Quizá una de las medidas que habría que tomar es separar las gerencias de Atención Primaria de las de los hospitales. Y aumentar hasta un 20 o 25 por ciento el presupuesto (del total de salud) para personal e infraestructuras en Atención Primaria, centros de salud, consultorios y atención continuada.

También son necesarios otros cambios en la forma en que se estructura la Atención Primaria: favorecer la cobertura de las zonas rurales, destinando mejores recursos a esas zonas, y también en aquellas otras con dificultades sociales; experimentar con nuevas formas de trabajar y organizarse; facilitar que los profesionales hagan turnos extra si necesitan y quieren trabajar más horas; mejorar la accesibilidad de los ciudadanos gestionando de otra forma la atención que se les proporciona. Y orientar la Atención Primaria hacia los determinantes sociales de la salud, las circunstancias que tenemos a nuestro alrededor y hacen que enfermemos más o menos o conservemos nuestra salud. Hay que ir a las causas para no estar desbordados continuamente por la demanda. Esta es una de las enseñanzas que tendríamos que haber extraído de la pandemia: cuando se actúa sobre situaciones complejas y problemáticas sociales, como los hacinamientos en las casas, las condiciones de los entornos laborales o el transporte, se consigue controlar el avance del virus. Es una parte de la Atención Primaria menos visible pero fundamental.

El papel de la Atención Primaria es clave en nuestras sociedades.

Efectivamente, los sistemas basados en la Atención Primaria no solo consiguen que no se saturen los hospitales, resolviendo el 80% de los motivos de consulta, hacen que el resultado de lo que se hace en el hospital por parte del especialista hospitalario funcione mejor. Sin Atención Primaria estaríamos como en Estados Unidos, donde los resultados hospitalarios son punteros para unos pocos que pueden acceder, pero mucha población tiene graves problemas de acceso a la sanidad con consecuencias importantes a nivel individual y poblacional. Además, ha convertido al propio sistema sanitario en uno de los principales problemas de mortalidad y enfermedad en los Estados Unidos. Tenemos suficiente conocimiento científico acumulado que demuestra que un sistema sanitario con una Atención Primaria fuerte y bien dotada mejora la salud de la población.

Las listas de espera en los centros de salud de la Región son más elevadas que nunca, ¿Qué ha afectado más la pandemia o la falta de profesionales?

Hay un déficit de personal: faltan médicos de familia, enfermeros, auxiliares,... Ha habido bajas, situaciones de compañeros que todavía están arrastrando las consecuencias del COVID y no han podido reincorporarse. También tenemos las jubilaciones. Muchos médicos están llegando a su edad de jubilación, es un hecho, y no se están dando las condiciones para que los médicos que terminan la residencia los releven. Les resultan más atractivos los puestos de trabajo en otros lugares como las urgencias de los hospitales, o marcharse fuera donde ofrecen mejores condiciones laborales o mejores carreras profesionales. No se les han ofrecido contratos en condiciones estables en la Atención Primaria. Además, el tipo de trabajo que han visto en los centros de salud durante la pandemia no les resulta atractivo. Algo tendremos que hacer al respecto.

También ha podido influir que la organización de los centros de salud debería ser más flexibles para que cada médico y enfermero pudiera tener más posibilidades para atender a sus cupos.

Y en cuanto a la pandemia, es verdad que hemos pasado meses muy malos, con dificultades de acceso al sistema sanitario, lo que ha llevado a que ahora se acumulen tareas pendientes, como la atención a los pacientes crónicos, pero también nuevos problemas de salud que han surgido.

¿Mucho trabajo para pocos profesionales?

Hay que tener en cuenta que la media de motivos de consulta en el médico de familia es de tres (pero pueden llegar a cinco o seis). Si un médico tenía citadas 30 o 40 personas antes de la pandemia, eso suponía el triple de motivos de consulta. Ahora es más complejo todavía. Si un médico tiene que atender a su cupo y al del compañero porque esté de baja o de permiso, las urgencias, además de resolver asuntos extra que suponen mucha carga burocrática, como pueden ser las bajas por el COVID, hacer estudio de contactos, estar pendiente casos sospechosos de infección... todo eso desborda cualquier agenda y la capacidad para mantener la atención con un mínimo de calidad.

¿Les consta que los políticos en la Región se hayan puesto manos a la obra para resolver estas carencias?

Ya hay trabajo avanzado. Existe el Plan de Acción para el Impulso y Mejora de la Atención Primaria (Paimap), donde hemos participado sociedades científicas, asociaciones, técnicos. Se han hecho grupos de trabajo y se han analizado estrategias, pero hace falta que esas medidas que ya están más que diagnosticadas, se ejecuten, que haya una decisión política de llevar a cabo todas esas propuestas que están encima de la mesa. Seguramente lo que contempla el Paimap se nos quede ya corto y haya que revisarlo para ir todavía más allá. Creemos que hay consenso en este sentido, porque todos los partidos políticos votaron a favor de estas propuestas en la Asamblea Regional, y es una propuesta del Gobierno de Murcia, pero hay que apoyar esas medidas con unos presupuestos, que se destinen las partidas a esas necesidades y se ejecuten.

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