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Entrevista

Paulino Ros, sociólogo: “Cuando alguien importante legitima el odio en televisión hay microrracismos que se desmadran”

El periodista y sociólogo Paulino Ros

Erena Calvo

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Paulino Ros tiene la habilidad de sacarle el máximo partido a las 24 horas del día. Periodista de Onda Regional de Murcia desde 1990, es también sociólogo y autor del blog Islam en Murcia. Original de Torre Pacheco, uno de los municipios que concentran mayor población inmigrante de la Región de Murcia, acaba de presentar hace escasas semanas su investigación 'Marroquíes que cambiaron Torre Pacheco en 40 años (1979-2019)', en el que aborda su llegada e integración, la evolución de la segunda generación, los empleos precarios a los que están sometidos, los discursos de odio alentados desde algunos sectores y la necesidad urgente de aplicar políticas para virar la marcha de fenómenos como el racismo o la islamofobia. “Me pregunto cómo en Murcia no hay una Consejería de Inmigración con las tasas de población extranjera que manejamos; pero, claro, mucha población inmigrante no vota, si votasen la realidad sería otra muy distinta”, reflexiona Ros, quien esta semana se estrena también como profesor tutor de Introducción a la Sociología en la UNED de Cartagena.

Según su estudio, Torre Pacheco es una pieza clave en el tablero migratorio de la Comunidad.

Sí. Básicamente porque pasó de ser hace 40 años una tierra pobre y sin agua, a una rica y fértil gracias al trasvase, en 1979. Entonces empezaron a reclamar mano de obra, he vivido todo ese proceso porque coincide con mi propia experiencia vital. Primero empezaron a llegar trabajadores de Andalucía, Castilla- La Mancha y también de otras zonas más empobrecidas de la Región. Pero esa creación de empleo fue a más y entonces comenzó el flujo de marroquíes hacia el municipio, en los años 80. A día de hoy siguen llegando, ese flujo no para ni va a parar. En Torre Pacheco es la población extranjera mayoritaria de entre un centenar de nacionalidades asentadas en el municipio.

Protagonizan además una parte muy importante de la vida económica de toda esa zona...

Sobre todo en el sector agrícola, son indispensables y todos los 'pachequeros' lo saben aunque a veces no quieran mirar a esa realidad. Si paseas por el centro de Torre Pacheco parece que estés en Marruecos, por la presencia que tienen en las calles, los comercios... Por otra parte, las condiciones laborales de estas personas son penosas y la Ley de Extranjería es un desastre, parece que esté hecha para que siempre haya una bolsa de mano de obra irregular dispuesta a trabajar prácticamente gratis. No solo en el campo, también en el servicio doméstico donde trabajan mujeres magrebíes y latinoamericanas, y es otro problema tremendo. Sin embargo, no siempre se denuncia, los sindicatos tampoco veo que hagan una labor de seguimiento exhaustiva, quizás porque son trabajadores que no hablan bien el idioma, muy dóciles y con miedo a perder los 15 o 20 euros que ganan al día. Sus empleadores saben que sin ellos no pueden sacar adelante sus cosechas, que no van a encontrar a otro trabajador tan fiel, tan barato y tan disponible de lunes a domingo, eso no hay trabajador español que lo haga; pero nos siguen estorbando porque no son de aquí, no hablan nuestro idioma y son pobres.

¿Cómo cree que está influyendo ese desequilibrio en las segundas generaciones?

Se encuentran sumergidos en una crisis de identidad, que puede generar conflictos en una generación que se siente perdida. La semana que viene se celebra el Día de la Hispanidad y aunque muchos marroquíes han nacido ya en España no se sienten españoles. En sus países les consideran extranjeros, y aquí se les ve como 'moros'. Las instituciones públicas, todas, deben de actuar para corregir ese escenario. Si no lo hacen, todo puede empeorar. Hay muchos jóvenes desnortados que no terminan sus estudios y se ven en la calle sin nada que hacer, con la tentación de delinquir y es un problema que no se aborda porque no se reconoce esa realidad. Hay unas tasas de fracaso escolar en este segmento poblacional muy elevadas, colegios que se han convertido en guetos, aulas donde el cien por cien del alumnado es marroquí... Y las políticas que se ejecutan son parches, no hay un abordaje transversal.

¿Hacen poco los gobiernos de turno?

En mi estudio concluyo que estamos muy lejos de las líneas que se tendrían que seguir para avanzar en una verdadera integración. La percepción de la población marroquí no es muy positiva por parte de sus vecinos. Tienen mala fama, 'mala prensa' y eso se debe en parte a la mala praxis periodística. A lo largo de los años se ha ido generando una imagen del 'moro de mierda'. Pero son personas que están en esta sociedad, en el colegio, en el club de fútbol, en nuestras calles, que han nacido aquí y que son una generación perdida y sin identidad. El último ejemplo lo tenemos este pasado septiembre en el atropello de Roldán, cometido por un marroquí, que se saldó con una persona fallecida además del conductor.

La Audiencia Nacional investiga el suceso como un posible delito de terrorismo, ¿Cómo analizaría la cobertura mediática de este caso?

La cobertura que se ha hecho, en general, deja bastante que desear. Cada vez que pasa algo así es una tragedia para toda la comunidad marroquí, y musulmana, porque les señalan a todos. No hay ni una sola evidencia de que fuera un atentado terrorista. No se puede estar dando leña desde el minuto 1 desde medios de todo tipo, sobre todo algunos nacionales con interés de alentar a los partidos de ultraderecha. La sociedad compra inmediatamente esos mensajes y es muy complicado corregirlos a posteriori. Se hace mucho daño.

¿Está entonces muy instalado el discurso racista?

Yo lo he visto desde el profesor con un discurso islamófobo por ignorancia hasta en la barra del bar. En la Región hemos vivido muchos acontecimientos en este sentido; desde el ataque a la mezquita de San Javier que intentaron quemar en febrero hasta la muerte a quemarropa de Younes en junio. Son casos muy graves y son casos que no dejan de existir. Lo sufren muchos inmigrantes cada día en su piel, microracismos que a veces se desmadran cuando en la tele ven que hay alguien importante que legitima el odio; eso les da oxígeno. Hay que luchar contra estos comportamientos y llevarlos a la mínima expresión, a través de la educación. El problema que hay en nuestra región es que la inmigración va a ir a más pero las autoridades competentes parece que no lo entienden y deberían dejar de criminalizarles y señalar con el dedo al inmigrante.

¿Hacia dónde hay que caminar para mejorar estas situaciones?

Hay que trabajar desde todas las instituciones. Ya he podido presentar el estudio al alcalde de Torre Pacheco, quiero reunirme con los sindicatos y he pedido un encuentro con la consejera de Política Social y vicepresidenta del Gobierno, Isabel Franco, pero todavía estoy esperando a que me responda. Lo que no puede ser es que el Foro de la Inmigración solo se haya reunido tres veces en los últimos cinco años. Hay que dedicar más recursos y dinero. Cambiar el sistema desde el colegio, donde tenemos más de 20.700 alumnos marroquíes y donde el 72% de estudiantes inmigrantes no titula en ESO. Hay que darles más facilidades a la hora de tramitar documentos, que no sean un quebradero de cabeza para ellos y tengan que estar contratando traductores constantemente. Y eso pasa por hacer prioritario el aprendizaje del idioma. Sobre todo en las mujeres, que son las que se quedan en casa y sostienen el hogar. Hay muchas barreras pero hay que derribarlas con valentía. Ellos, los marroquíes, también tienen que dar un paso al frente y perder el miedo, construir su identidad como españoles sin perder sus costumbres y su cultura. España es un país que les ofrece una Constitución con derechos y deberes y deben encontrar su lugar en la sociedad española.

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