Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
El ataque limitado de Israel a Irán rebaja el temor a una guerra total en Oriente Medio
El voto en Euskadi, municipio a municipio, desde 1980
Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

El timbre escolar deja de sonar para el 18,7% de los alumnos murcianos: el absentismo en tiempos de COVID-19

Imagen de archivo de un aula vacía

Elisa M. Almagro

0

Mientras los alumnos murcianos vivían la educación en semipresencialidad, atendiendo las clases de forma telemática, más de uno de cada tres estudiantes de la Región faltaron de forma no justificada en las dos semanas previas a la realización del informe PISA, casi un diez por ciento más que la media nacional. En general, la Comunidad es la tercera con peores cifras del informe PISA.

La tasa de abandono escolar en la Región es una de las más altas de España, cayendo en un quinto puesto con un 18,7 por ciento. Con todo, la Región puede celebrar haber bajado del 20 por ciento de tasa de abandono, cumpliendo por primera vez los objetivos de la Unión Europea sobre esta materia. “La tasa de abandono de la Región ha mejorado en línea con el resto de España, seguimos estando peor que la media nacional”, denuncia Antonio José Espín, portavoz de Educación del Partido Socialista de la Región de Murcia (PSRM). Desde la Consejería de Educación, sin embargo, inciden en que la Región ha liderado esta bajada: “En los últimos diez años el abandono escolar en la Región de Murcia se ha reducido un 50%”, señalan.

Para continuar con esta tendencia, desde Educación anunciaron que el presupuesto para combatir el absentismo y el abandono escolar es de casi 270.000 euros, algo que desde el PSRM consideran “insuficiente”: “270.000 euros es una miseria para atajar el mayor problema que tiene nuestro sistema educativo público. Hay una diferencia abismal entre lo que invierte la Consejería y el Gobierno de España”. Desde el Gobierno central anunciaron que enviarían a la Región más de dos millones de euros para la lucha contra el absentismo y el abandono escolar, un 76% más que el año pasado.

Temor a ser un colegio gueto

A pie de aula la pandemia ha generado situaciones ambiguas: “La COVID trajo una cosa muy positiva que fueron los profesores de refuerzo -que dejaron de estar presentes en los centros en este nuevo curso- y la semipresencialidad, aunque era muy mala, dejó las aulas medio vacías. Siempre hay una relación directa entre la bajada de ratios y la mejora de la enseñanza”, explica Sara Oñate, vicepresidenta de la Asociación de Profesores Técnicos de Servicio a la Comunidad (PTSC) de Murcia. Los PTSC trabajan directamente con los casos de absentismo y abandono escolar en los centros.

“Necesitamos un incremento de la dotación presupuestaria con fondos propios para paliar las consecuencias de la semipresencialidad. Si los alumnos faltaron un día a clase a la semana y en secundaria la mitad del horario lectivo evidentemente necesitan un refuerzo para adquirir las competencias que no adquirieron el año pasado para reforzar esa merma en la calidad de educación”, sugiere el portavoz de Educación del PSRM.

“En el desconfinamiento se agravaron los casos de absentismo: algunos padres, como tenían miedo, no mandaban a los niños a los centros. En ocasiones la pandemia se usó como un pretexto para dejar a los niños en casa”, señala Oñate.

La vicepresidenta de la Asociación asegura echar en falta que más centros soliciten horas de PTSC a la Consejería: “Las familias normalmente matriculan a sus hijos en plazos, pero la Comisión de escolarización está durante todo el año matriculando a niños que cambian de centro, se mudan de residencia, se les ha olvidado, etc. Algunos centros temen que la presencia de un PTSC haga un 'efecto llamada', que la Comisión les asigne muchos niños con necesidades. Esto es un mito, la realidad es que todos los niños que no tienen donde escolarizarse acaban en la pública. Que no se ponga un PTSC es una desatención, ¿quién va a velar por esos niños?”, se pregunta Oñate.

“La educación debe ser un ascensor social, debe ser un sistema compensador de desigualdades. A la educación llegan los alumnos de todo origen y condición económica. Lo que tiene que hacer el sistema educativo es compensar las desigualdades de origen para que todos tuvieran las mismas oportunidades. Si hay más fracaso en aquellas zonas donde la economía familiar está más deprimida, es que el ascensor social está fallando. Hay que intervenir en todos los colegios y todos los alumnos, pero sobre todo en los que más dificultades tienen”, exige Espín.

Etiquetas
stats