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De nalgas y sin atención profesional: el parto en casa en el que murió el bebé de Vigo incumplió todas las recomendaciones

Una mujer con su bebé.

Ana Requena Aguilar

Ha sucedido esta semana en Vigo: un bebé ha muerto después de un parto en casa que no contó con atención médica. El caso, que pone una vez más sobre la mesa la pertinencia o no de los partos en casa, tiene dos componentes claves para el trágico desenlace final. Por un lado, el bebé estaba en posición podálica (de nalgas), una circunstancia que, según recogen varios documentos, aconseja sin dudas terminar el parto en un hospital y preferiblemente con una cesárea. Por otro, que la madre no contaba con asistencia profesional de ningún tipo. Aunque varios medios recogen que la mujer había intentado recabar en las semanas anteriores ayuda especializada, no encontró a nadie dispuesto a hacerlo. Según las estimaciones de las expertas consultadas, anualmente se producen entre 1.000 y 1.400 partos en casa del total de 400.000 nacimientos.

Miembros de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia han desaconsejado en varias ocasiones el parto en casa por las eventualidades que pueden suceder. Incluso las indicaciones contenidas en la Guía de asistencia al parto en casa que elaboran varias asociaciones de matronas que tiene el apoyo, por ejemplo, del Consell del Colegio de Enfermeras y Enfermeros de Catalunya y que cita diversos estudios y referencias científicas subrayan que la posición podálica desaconseja el parto en casa, por lo que la mayoría de profesionales rechazaría atender un caso con estas características en un domicilio.

“El parto de nalgas en España está considerado de riesgo y debe atenderse en un hospital. Las matronas solo podemos atenderlos cuando nos encontramos con una situación así de forma accidental”, explica Lucía Alcaraz, matrona y miembro de la Federación de Asociaciones de Matronas de España (FAMA), una de las organizaciones que elaboran la Guía de asistencia al parto en casa. En el caso de los partos que sí se atienden en el domicilio, el equipo es de al menos una matrona acompañada de otra profesional, como una enfermera o una matrona en formación.

Alcaraz subraya que tanto la Ley de Autonomía del Paciente como varias sentencias europeas avalan que cada mujer debe poder elegir el lugar donde dar a luz. “La historia es cómo damos respuesta a casos que implican riesgos, como un parto de nalgas. En otros países, cuando una mujer decide contra el criterio médico hay protocolos que contemplan que un comité de profesionales se reúna con ella, se asegure de que está informada y se la acompaña para dar precisamente la máxima seguridad”, explica. Alcaraz piensa que hay que poner sobre la mesa cómo se atienden los partos de riesgo en los hospitales y si los protocolos no son en ocasiones demasiado estrictos: “Quizá siendo flexibles, intentando individualizar cada caso y dando una atención adaptada a las necesidades de cada persona consigamos dar respuesta a muchas mujeres que ahora no se sienten acompañadas”.

La Guía de Asistencia al Parto en Casa establece los criterios clínicos bajo los que se podría realizar un parto en un domicilio. Por ejemplo, que no se trate de un embarazo múltiple, que el bebé esté en posición cefálica, que no haya síntomas relevantes relacionados con el embarazo o determinados niveles de hemoglobina. Cita también los criterios que desaconsejan dar a luz en el domicilio y los factores que suponen un riesgo añadido, como que el bebé esté de nalgas.

El ginecólogo del centro Bmum, Jackie Calleja, que se ha pronunciado públicamente en varias ocasiones contra los partos en casa, tiene una opinión clara. “Un parto de bajo riesgo puede suceder con total normalidad, claro; hay mujeres que han parido en un taxi. Pero el problema son los imprevistos. El 60% de las complicaciones suceden en mujeres que a priori estaban consideradas de bajo riesgo. Las eventualidades que pueden suceder en un parto no las podemos saber con anterioridad, un parto puede cambiar en cinco minutos”, subraya.

Imposible predecir complicaciones

La evidencia científica es prudente, principalmente porque no hay estudios lo suficientemente amplios como para extraer afirmaciones concluyentes. “Estudios observacionales cada vez mejor realizados indican que el parto planificado en el hospital no es más seguro que el parto planificado en el domicilio ayudado por una comadrona experimentada con la asistencia de un colaborador médico, pero puede provocar más intervenciones y más complicaciones”, dice una revisión científica.

Pero la comparación entre los partos hospitalarios y domiciliarios también menciona las posibles complicaciones que pueden darse: “La mayoría de los embarazos entre las mujeres sanas es normal y la mayoría de los partos podría tener lugar sin intervención médica innecesaria. Sin embargo, no es posible predecir con certeza que no ocurrirán complicaciones en el transcurso de un parto. Por lo tanto, en muchos países se considera que la opción más segura para todas las pacientes es tener el parto en el hospital. En algunos países se considera que mientras a la paciente se le haga un seguimiento durante el embarazo y una comadrona la ayude durante el parto, la derivación entre el hogar y el hospital, de ser necesaria, no tendrá complicaciones. En estos países, el parto domiciliario es una parte integrada de la atención médica de la madre”.

Para Lucía Alcaraz, matrona de FAMA, los partos en casa en España tienen un nivel de seguridad alto pero tendrían “un plus” si existiera coordinación con el sistema sanitario y con el transporte de urgencias, algo que sí sucede en otros países. En cualquier caso, Alcaraz subraya que se trata de ofrecer información para que las mujeres tomen decisiones con todos los elementos posibles sobre la mesa. La también comadrona Isabel Salgado, de la Comisión de Comadronas del Consell de Colegio de Enfermeras y Enfermeros de Catalunya, explica que las matronas tienen también autonomía para decidir si aceptan o no atender esos partos y que, en caso de hacerlo, hay un trabajo exhaustivo previo para conocer desde la historia clínica de la paciente al domicilio o el plan de traslado en caso de emergencia.

El ginecólogo Jackie Calleja insiste en que hoy por hoy no existe infraestructura para garantizar la seguridad de una paciente y su bebé que nazca en casa. “En Holanda se hace esto y existe una estructura y un apoyo de transporte preparado. Muchas veces los hospitales allí no tienen espacio para asumir la demanda de partos que hay, así que no es que lo hagan porque son más modernos que nosotros, sino por necesidad”. El médico recuerda uno de los casos que ha atendido este año en su clínica: el de una madre joven con un embarazo de bajo riesgo y un parto que transcurrió con normalidad, pero cuyas complicaciones aparecieron minutos después del nacimiento en forma de hemorragia masiva por atonía uterina. “Lo puede contar porque estábamos en un centro con todas las garantías. Claro que lo normal es que todo transcurra sin problemas pero los riesgos pueden llegar de repente”.

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