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Miriñaque acoge una obra sobre la homosexualidad durante la dictadura

Javier Liñera, actor, director y profesor de teatro, es el encargado de representar a los dos protagonistas.

Alesander García

El Teatro Escena Miriñaque de Santander ofrecerá este domingo día 28, a partir de las 20.00 horas, la obra teatral 'Barro Rojo', centrada en la situación de los gays y lesbianas encerrados en los campos de concentración alemanes de la Segunda Guerra Mundial y los campos españoles durante la dictadura de Franco y cuyo título hace referencia a la sangre derramada en ellos.

Javier Liñera, actor, director y profesor de teatro, es el encargado de representar las duras experiencias de los dos protagonistas. “La función va del pasado al presente, pasando de la historia del tío, a la propia historia del protagonista”. El autor explica que eligió este tema porque desconocía que en España existieran campos de concentración durante la dictadura y que “tampoco sabía que las cárceles franquistas separaban a los presos por ser gays y, de entre los gays, por ser activos o pasivos”.

Es entonces cuando Liñera decidió investigar en archivos, libros y entrevistas sobre la relación que había entre los campos españoles y los alemanes, en los cuales “también había segregación, ya fuera por raza, religión, o condición sexual”. “Como el tema era tan dramático, leyendo y trabajando el material, pensé que la historia no podía ser como un tortazo para el espectador”. Por eso, reconoce que no es una obra completamente dramática, y que “pasa del drama a algo más cómodo”.

El actor y director explica a eldiario.es que en todas las lecturas que llegaron a sus manos sobre el movimiento gay de los campos había una situación que se repetía siempre: los presos cantaban o se travestían. “No como un acto festivo solo, sino como un acto de reivindicación y por pura vitalidad”.

“Entonces, en las cárceles franquistas, aunque estaba prohibido, cantaban o se ponían las sábanas para disfrazarse y, después, en los primeros movimientos gays que salieron a la calle, había hombres transformistas o travestis”. Ese es el motivo, aclara Liñera, de que el personaje que arranca la obra sea una transformista.

La obra ha sido representada en España, Francia y Chile, consiguiendo una muy buena acogida por el público. El autor confiesa estar muy contento con el resultado y señala como una “necesidad vital y profesional” el salir de su antigua compañía de teatro para afrontar un reto interpretativo en el que no sabe “si volvería a embarcarse ahora mismo”.

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