“Cada vez va más dinero a la red concertada, pero es la pública la que asume más cargas”

Lurdes Errazti, presidenta de la Federación de Madres y Padres de la Escuela Pública en Álava-Denon Eskola, habla con rotundidad sobre uno de los males que aqueja a la escuela pública: “estamos gastando nuestro dinero en que las escuelas públicas se vuelvan a convertir en guetos”. Errazti reconoce que el desigual reparto de cargas y responsabilidades entre las redes pública y concertada es un “problema difícil de atajar”, pero cada vez resulta “más evidente”.

“La escuela pública”, apunta Errazti, “no está ni mucho menos en contra de la pluralidad. Al contrario. Pero la exigencia es mayor y, a la vez hay menos recursos. Cada vez va más dinero a la red concertada, pero es la pública la que asume muchas más cargas”.

La 'guetización' es especialmente visible en algunos colegios de Vitoria, que llegan a superar hasta el 90% de alumnos inmigrantes. “Se trata de una situación que se veía venir. ¿Qué tipo de pluralidad e interculturalidad se puede ofrecer en un centro donde solo hay alumnos extranjeros y casi ninguno autóctono?”, se pregunta.

Aboga por una solución tiene que ser integral, con perspectivas de futuro. Y pone como ejemplo lo que ha ocurrido con el colegio público Ramón Bajo, ubicado en el corazón del casco medieval de Vitoria. “Hace unos años era un gueto. Nadie quería ir y los que vivían en la zona hacían lo que fuera para ir a otro centro. Pero gracias al esfuerzo que se ha hecho por darle la vuelta a la situación por parte de la dirección y las familias hasta se ha convertido en un centro de referencia”.

Pero al lado de Ramón Bajo hay escuelas que no han corrido la misma suerte. “Prácticamente son guetos. El colegio de Santa María, que está a lado, es de modelo A enseñanza íntegramente en castellano] y directamente es un gueto”.

¿Por que hay niños que son asignados a colegios concertados y ternminan por marcharse lo antes posible? “En esos colegios realmente no se está obligado a pagar las cuotas por ley, pero existen presiones sociales para que se paguen. Por lo tanto, todos los niños procedentes de familias inmigrantes acaban en los colegios públicos y se crean estos guetos escolares”.

Según Errazti, la segregación se da ya en las aulas de dos años, una etapa que no está financiada. “Las familias piensan en escolarizar a sus hijos lo antes posible, es decir, desde los dos años, porque después no encuentran plazas de calidad o en las condiciones que quieren. Y las aulas de dos años en los colegios concertados son de oago, mientras que en la red pública son gratuitas. Desde los dos años se empiezan a crear las diferencias”.