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¿Hay margen para un pacto de izquierdas en Euskadi?

PNV y EH Bildu muestran su disposición a llegar a acuerdos en  autogobierno, paz y convivencia y temas sociales

Aitor Guenaga

Arnaldo Otegi, líder de la izquierda abertzale, nada más conocer que el último escaño de Bizkaia caía del lado de la coalición independentista EH Bildu se apresuró a hablar de las nuevas posibilidades de acuerdo que abría el hecho de que al PNV se le alejara la mayoría absoluta que buscaba con el PSE-EE de Idoia Mendia.

La nueva aritmética de los 28 escaños del PNV y los 18 de la coalición soberanista le llevaba a decir que había una mayoría absoluta en la Cámara vasca de formaciones a la izquierda del PNV, “siendo generosos y considerando que el PSE está a la izquierda del PNV”. Y sobre todo que esa nueva realidad iba a permitir facilitar políticas “más sociales, que las que saldrían” de un pacto exclusivo entre PNV y PSE.

Pero, sin embargo, no desechaba la oferta lanzada a lo largo de la campaña electoral de un gran acuerdo con el PNV y Elkarrekin Podemos en clave de “derecho a decidir” y de un 'Gobierno a la navarra' sustentado en esas tres formaciones políticas.

De golpe Otegi intentaba situar a EH Bildu en la centralidad del tablero político, dando la apariencia de que es la coalición independentista la que ha recogido las cartas y se dispone, siendo mano, a repartir juego político en Euskadi.

No hay duda de que este cambio en la correlación de fuerzas en el Parlamento vasco complica la gobernabilidad al PNV y al lehendakari en funciones, Íñigo Urkullu. Pero no hasta el punto de que sea factible articular una novedosa mayoría en la Cámara desde el eje de las izquierdas en Euskadi. No al menos en estos momentos. Para que cristalice una mayoría alternativa que desaloje a los peneuvistas de nuevo de Ajuria Enea habrá aún que esperar en el País Vasco. Y tal vez por eso Otegi levanta con una mano la idea de una mayoría de izquierdas que funcionará seguramente a lo largo de una legislatura -y que va a obligar al PNV y a Urkullu a demostrar su agilidad parlamentaria y su tantas veces pregonada capacidad de “pactar con todos”. Y con la otra mano mantiene su oferta de gran acuerdo sobre la base del “derecho a decidir”.

Fue el expresidente de PSE-EE Jesús Eguiguren, en una entrevista publicada por este periódico en el mes de abril con motivo de los tres años de historia de este diario, quien admitía dos cosas que cada vez parecen más claras en el panorama político de su formación: que los socialistas van a tener que repensar su proyecto en algún momento, dado el declive electoral que arrastran desde que abandonaron el Gobierno vasco y que se ha visto acrecentado con la debacle de los pasados comicios autonómicos y que “hoy por hoy, un acuerdo PSE, Podemos y Bildu es inviable”. Avanzaba la previsible política de pactos de su formación: “Es inviable porque el PSE, siempre que den los números, antes que apuntarse a esa aventura, se apuntará a lo que conoce: el pacto con el PNV”. Y casi se ponía la venda antes de la herida en relación a su partido al constatar que Idoia Mendia estaba de timonel en un momento de zozobra y con la tormenta perfecta en Madrid.

Cuando se le pedía a Eguiguren un consejo para su secretaria general, contestaba: “Le aconsejaría”, dijo en abril pasado, “que aguante porque la situación no tiene una solución inmediata. No hay políticas renovadoras que de aquí a unas autonómicas puedan tener efectos electorales. Le ha tocado la peor fase del Partido Socialista desde la Transición y yo mantengo la esperanza en Pedro Sánchez y en la recuperación del PSOE. Aunque algún día en Euskadi tendremos que renovar nuestra política.

Las cosas, finalmente, no han hecho sino empeorar para el PSE-EE, que este lunes se reúne a mediodía con Ortuzar y Urkullu con una sensación de que ahora es todavía más prescindible para el PNV porque la aritmética de ese pacto no alumbra una mayoría absoluta que dé el “Gobierno fuerte y estable” que buscan los peneuvistas.

Con esa nueva distribución de escaños, cobra ahora si cabe más actualidad la propuesta lanzada en la campaña autonómica en favor de que los partidos de izquierdas “acuerden espacios de acción común, en la oposición o como ”alternativa de gobierno“. La nueva composición de la Cámara vasca parece abonar esa posibilidad.

Sus impulsores -entre los que se encuentran el exlíder dimisionario de Podemos en Euskadi, Roberto Uriarte, los militantes de Ezker Anitza Ángel Bao, Andoni Basterra y Sabin Zubiri, los exsenadores socialistas Roberto Lertxundi e Imanol Zubero y sindicalistas como Pablo García de Vicuña o miembros del gobierno de Patxi López como Celina Pereda o Antonio Rivera- defienden que en Euskadi “se ha abierto, por primera vez, una ventana de oportunidad para la articulación de un espacio de izquierdas liberado de todos esos lastres indentitarios que históricamente han impedido la construcción de una alternativa a los nacionalismos”. “Nunca como hoy habíamos vislumbrado la posibilidad de construir una alternativa de Gobierno en clave progresista y cívica”.

Esa alternativa está sin duda más cerca, pero difícilmente cristalizará en esta legislatura. Entre otras cosas porque no parece que el PNV vaya a jugar a una política extremista en materia de autogobierno, ni va a forzar en estos cuatro años una mayoría por el derecho a decidir unilateral que abra un “nuevo frente en el Estado” similar al catalán, como sueña Otegi. Entre otras cosas porque, como señala acertadamente el filósofo donostiarra Fernando Savater “los peneuvistas tienen con la independencia la misma relación que los cristianos con el cielo, un lugar de delicias al que no hay prisa por ir”.

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