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¿Y la culpa de quién es?

La dirección del PP, en un Comité Ejecutivo Nacional. / Efe

Suso de Toro

Que éste es un final de etapa histórica lo certifica que dos personas que arrojaron una tarta a otra investigada por delitos de corrupción (caso de las dietas de Caja Navarra) sean condenadas a dos años de cárcel mientras la otra se marcha a su casa tranquilamente y, además, forrada. Éste es el país que es, un país corrupto. La verdadera Marca España es la corrupción.

Lo que acabo de escribir arriba es tremendo. Mírese como se mire, es triste, y tiene implicaciones terribles, pero eso lo da por hecho con naturalidad el Partido Popular. Un portavoz suyo, González Pons, se muestra orgulloso de pertenecer a ese partido, del que dijo que sus miembros y dirigentes son tan honrados como todos, tras conocerse que se financió, y sus dirigentes se lucraron, con dinero negro.

Conviene saber a quién se dirigía al decir eso, si a los militantes y votantes de su partido o a toda la ciudadanía española. Si se dirigía a su partido, entiendo que les decía: “Claro que somos delincuentes, pero sólo son delitos económicos. Lo normal, los demás también lo hacen. No os preocupéis porque ahora se haya descubierto, no es algo tan vergonzoso”. Les da ánimos para continuar, no miréis a los lados, no escuchéis lo que os digan por la calle, hay que seguir, que enfrente están los otros. Un partido que asume eso es peligrosísimo para un país; simplemente, es un cáncer político.

Pero si se dirigía al conjunto de la sociedad, entiendo que le dijo: “Pero si aquí todos somos unos sinvergüenzas, no disimuléis. Éste es un país de ladrones, siempre lo hemos sido, y a mucha honra; somos vivos y no como esos europeos. Pero, ojo, que son unos hipócritas y también roban, pero más finamente”.

Que un país no sea de fiar, con una población envilecida y un Estado corrupto, es lo peor. Un país así no tiene esperanza, es un país que no confía en su capacidad para sacarse adelante colectivamente. Es un país desesperado.

Sólo a un país desesperado se le puede hablar con el cinismo que demostró González Pons cuando vino a decir: “Somos tan honrados como todos, ya me entendéis, pero tenéis que agarraos a nosotros porque somos los más eficaces y no tenéis opción”. Me parece que tanto un votante del PP como una persona cualquiera debe sentir que esa declaración es un escupitajo en la cara. ¡Vótanos y calla, perro!

Pero ¿realmente somos así? Yo no estoy de acuerdo, conozco a muchas personas honradas, con sentido de la dignidad e incluso del decoro; personas que, caso de incurrir en irregularidades económicas, sentirían una vergüenza enorme al ser conocidas. Personas decentes, en suma. Personas que no estafaron a la hacienda pública y que no recibieron dinero negro a cambio de prevaricar o de algún otro tipo de compensación. Personas que no se lucran con sobres llenos de billetes de 500 euros. ¿Por qué las insulta González Pons? Pues porque es lo que quiere, insultarlas. Rebajarlas a su nivel. El PP necesita una España sin dignidad alguna, una sociedad que asuma el peor retrato de sí misma, la España más tenebrosa y la más temible: llena de miedo y de odio. Un país lleno de personas resentidas, que esconden su cobardía tras la risotada, el grito y el navajazo. Incapaces de dialogar y crear proyectos colectivos.

Pero yo sé que González Pons miente, porque sé que existen en la sociedad muchas personas que, además de ser honradas y pagar impuestos cuando tienen trabajo, se comprometen en los asuntos colectivos desinteresadamente, crean asociaciones y redes de protección para quienes van siendo excluidos por la política que practica el Gobierno, se movilizan para parar tantas agresiones y retrocesos sociales y políticos... Y lo hacen sin cobrar, pagando sus gastos.

Si González Pons se lo dice a toda la sociedad, miente. Y si se lo dice a los votantes, afiliados y cargos del partido, entonces es que la Justicia tiene que intervenir porque ese partido debe ser investigado en sus intenciones y averiguar si, efectivamente, es una organización creada para cometer delitos monetarios.

La ciudadanía española no es como quiere retratarla ese señor, pero no hay duda de que hoy por hoy su España es así.

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