No llores por ti, Esperanza
El mismo día que Esperanza Aguirre se presentaba como la Evita Perón de la corrupción, llorando amargas lágrimas por las traiciones de Ignacio González, antes leal colaborador y ahora corrupto secuaz, la presidenta de la Comunidad de Madrid le decía el juez Velasco que las grabaciones donde Francisco Marhuenda y Mauricio Casals, bastiones del imperio Antena3 media, hablaban de inventarse noticias y montar campañas contra alguien era “típico de lo medios”… será “típico” en la prensa de partido que subvenciona y conoce Cristina Cifuentes, no desde luego en los medios de comunicación normales. Como tampoco es “típico” pagar las deudas del partido con dinero público sacado de los presupuestos de las empresas públicas en cuyo consejo de administración una está haciéndose la rubia.
Si algo he aprendido tras estos años de andar por los medios es que quienes más lecciones dan de periodismo y a los que más se les llena la boca hablando de independencia y ética periodística, más encarnan el ejemplo del partidismo servil y mercenario.
En Madrid se hunde un régimen, el 'Esperanzaguirrismo', pero no lo hunde Cristina Cifuentes, destacada beneficiaria de ese régimen en sucesivos puestos de mando sin, al parecer, enterarse de nada. Al 'Esperanzaguirrismo' lo hunde la guerra entre las bandas que saquearon Madrid durante más de una década.
Cristina Cifuentes acudía hace un año a la Fiscalía para protegerse de una denuncia por irregularidades en la gestión presentada previamente por la Plataforma contra la privatización del Canal Isabel II y, sobre todo, para hacer daño a Esperanza Aguirre en su lucha por el control del partido. Suele pasar. Les ciega el olor a sangre del rival y olvidan que, una vez arrancada, la rueda de la Justicia rueda imprevisible.
Si a Esperanza Aguirre le pudiera más su odio a Rajoy que su ansia de poder, ya habría dimitido y habría dejado de hacer de cortafuegos del 'Marianismo'. Sólo tiene que seguir la lógica que Mariano le está aplicando para rematarla en el suelo para convertir el hundimiento de su régimen en un serio problema para su amigo Rajoy.
Si la situación de Aguirre resulta insostenible porque sus más estrechos colaboradores están en la cárcel como jefes de bandas corruptas dedicadas al saqueo del dinero público, ¿por qué no es igualmente insostenible la situación de un Mariano Rajoy que tiene a su tesorero en la cárcel por corrupción mientras la Fiscalía y la Abogacía del estado admiten probada la existencia de una caja B en el Partido Popular?
Si Esperanza Aguirre debe irse porque si sabía lo de González Francisco Granados, es cómplice, y si lo ignoraba, es responsable, ¿por qué no tiene la misma obligación de dimitir un Mariano Rajoy que si sabía lo de Bárcenas y la Caja B también es cómplice y si lo desconocía resulta igualmente responsable? Menos llorar y más actuar, Esperanza. Ahora es tu momento.