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La palabra de Feijóo no aguanta 72 horas

El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo.

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Alberto Núñez Feijóo es un líder sin palabra. Y el PP, un partido que no es capaz de mantener su discurso 72 horas. Ni siquiera ante los 16 periodistas –de diferentes medios, cada uno con su línea editorial– a los que los populares convocaron el pasado viernes en un restaurante de Lugo para un encuentro informativo.

En nombre del PP, el viernes a mediodía –solo horas después de que Carles Puigdemont mandase una carta a los eurodiputados contando que “todo se sabrá” sobre las negociaciones de Junts y el PP para la investidura de Feijóo– un miembro muy relevante de la dirección del PP contó que en verano valoraron la amnistía tras la reunión con Junts, aunque la descartaron en 24 horas. En presencia del director de Comunicación del PP, que autorizó la publicación de lo que allí se contaba, el mismo dirigente afirmó que el partido estaría dispuesto a apoyar un indulto a Puigdemont si regresa a España, se pone a disposición de la justicia y renuncia a la independencia. Por último, ese mismo dirigente, ante esos 16 periodistas que siguen la caravana del líder, admitió que el PP no tiene mucha confianza en que Puigdemont pueda ser condenado por terrorismo, pese a la hemeroteca que sobre este tema acompaña a los populares.

Todo eso lo contó a la prensa un dirigente de la primerísima línea del PP, con el permiso del jefe de prensa y el conocimiento de la cúpula del partido, para que se publicase en la noche del sábado, coincidiendo con las primeras ediciones de los periódicos de papel del domingo.

elDiario.es tituló: “El PP estudió la amnistía tras reunirse con Junts y se abre a indultar a Puigdemont”. Los otros 15 medios hicieron lecturas muy similares. La publicación de esas crónicas motivó la reacción en cadena del Gobierno, que acusó de hipocresía al Partido Popular por sus meses de manifestaciones contra la negociación con Junts y todas las acusaciones lanzadas a Sánchez y a sus socios.

A la misma hora, diputados del PP como Edurne Uriarte, Rafael Hernando o Ana Belén Vázquez trataron de desmentir las informaciones acusando a los medios que la publicaron –en la lista estaban desde Ok Diario a la agencia Efe, de El Independiente a Público, pasando por TVE, Radio Nacional, El País, y elDiario.es, entre otros– de ser parte de la camarilla de Pedro Sánchez para influir en las elecciones gallegas.

elDiario.es preguntó varias veces el domingo al departamento de comunicación del PP si estaban desmintiendo lo que el mismo partido había contado a nuestro compañero Aitor Riveiro 48 horas antes. El responsable de Comunicación del PP dijo que no y atribuyó esos tuits a iniciativas personales de esos parlamentarios.

El lunes por la mañana fue el portavoz parlamentario del PP, Miguel Tellado, quien trató de desacreditar a los 16 medios de comunicación que habían publicado la versión ofrecida por el partido el viernes en Lugo. Tellado dijo que la prensa había malinterpretado al PP y que todo formaba parte de una “campaña orquestada” de medios amigos del 'sanchismo'.

Los miedos de Feijóo

Ya por la noche de este lunes, en un mitin en Marín, fue Feijóo el que trató de desmentir a los 16 periodistas a los que su partido invitó a una comida en el Restaurante España de Lugo para explicar su nueva posición sobre Puigdemont, Junts, y “la reconciliación” con Catalunya. Sin aceptar preguntas de la prensa durante todo el día, el líder del PP acusó a todos esos medios de mentir: “Han llegado a decir que ahora yo estoy de acuerdo con las amnistías y con los indultos”.

Quien miente es Feijóo. Lo sabe y no le importa que haya testigos. Su partido también sabe que miente, como lo sabe su equipo de comunicación. Dieciséis periodistas de diferentes medios, los que siguen el día a día de su partido, han podido comprobar este fin de semana hasta dónde puede llegar con sus mentiras. Los jefes de esos periodistas también saben que miente.

Y la pregunta es por qué hace todo esto un líder experimentado con cuatro mayorías absolutas en Galicia y en mitad de una campaña en la que no solo se juega el Gobierno de su comunidad, también su propio futuro político. La respuesta, muy probablemente esté en sus miedos. Los que tenía el viernes a que Puigdemont reventase la campaña gallega contando su negociación con el PP durante las semanas previas a su investidura fallida. Pero, sobre todo, el pánico que tiene ahora, una vez comunicado ese cambio de posición sobre Puigdemont y los indultos, a que los sectores más ultras del partido y sus aliados mediáticos hagan con él lo mismo que hicieron con Casado.

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