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Pulpo, animal de compañía

Pablo Iglesias telefoneó a Pedro Sánchez para aconsejarle que publicara su tesis doctoral

Antón Losada

Ni Chicken game, ni Dilema del prisionero, ni ningún otro de los muchos que ofrece la Teoría de juegos. El modelo que mejor explica la complejidad, los dilemas y los desafíos que encierra cuanto está sucediendo en la política española, lo aporta aquel popular spot televisivo de un juego de mesa donde el jugador propietario del invento amenazaba con llevarse los lápices y las listas de categorías a casa si los demás jugadores no aceptaban al pulpo como animal de compañía. Este modelo del pulpo nos ayuda a explicar y entender mejor a qué y cómo juegan los líderes de los principales partidos: o se acepta pulpo como animal de compañía, o bloqueo.

Si miramos a la izquierda, tenemos a un Pedro Sánchez quien, o le aceptan gobierno monocolor con apoyo externo y pacto programático como única fórmula para hacer viable un ejecutivo de izquierdas cohesionado y leal, o se lleva la legislatura a casa y fuerza la repetición de elecciones. Un razonamiento que también extiende a las derechas, mientras Carmen Calvo se pasea por el escenario declamando dramáticamente las desgracias y cataclismos que se avecinan sobre la desdichada patria.

O se juega con sus reglas, o se lleva el juego a casa, ustedes sabrán; dicen desde Moncloa. Al otro lado de la mesa, aparece Pablo Iglesias quien, o le aceptan que la única garantía de que haya un gobierno de izquierdas reside en que Podemos entre en el Ejecutivo para mantener a raya a los taimados socialistas, o también se lleva la legislatura a casa y no apoyará la investidura del candidato Sánchez.

El dilema es tajante para ambos y ninguno ofrece demasiadas salidas: o pulpo, o elecciones. En medio, al parecer, no hay, ni puede haber nada. De las decenas de fórmulas entre un gobierno monocolor y uno de coalición que aportan la política comparada y las múltiples experiencias en los países de nuestro entorno, al parecer, no les vale ninguna. Va a ser verdad al final aquello de que España es diferente, y la izquierda española, aún más.

En la derecha, el modelo del pulpo también acredita su notable capacidad explicativa. En el caso de Ciudadanos, o se acepta a Albert Rivera como líder infalible, gran timonel y perspicaz estratega, o te mandan, o te vas a casa. O animal de compañía o disidente, discrepar es de cobardes. En el caso de los populares y Pablo Casado, solo el elaborado modelo de pulpo puede explicar la estrategia de un líder que se consolida haciendo exactamente lo que le sugirieron sus barones, pero luego los lamina y se rodea de gente como Cayetana Alvarez de Toledo, incapaz de practicar y acreditar la moderación y la centralidad que construyeron al Partido Popular de las grandes mayorías.

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