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Reflexiones tras una jornada gloriosa

Ministras del Gobierno socialista en la manifestación del 8M de 2019

Carlos Elordi

1) El movimiento feminista sigue siendo muy potente en España. Seguramente está incluso creciendo y es muy posible que sea el más fuerte de Europa. Si a ese auge del feminismo se añade el de las movilizaciones LGTB, que son punto de referencia en todo el mundo, se podría concluir que España está a la vanguardia de las luchas que más caracterizan el nuevo tiempo de la inquietud social, la auténtica modernidad.

2) La fuerza y la extensión de las protestas de este jueves va a trascender inevitablemente a ese día. Porque animará a luchar contra la desigualdad y las injusticias de las que son víctimas las mujeres allí donde éstas se producen. Esa dinámica de extensión se ha registrado en todos los movimientos sociales que se han sucedido desde bastante más de un siglo. El alto grado de militancia y coordinación que hay detrás del éxito de este 8M, hace pensar que la lucha feminista reforzará su acción en los terrenos más difíciles, aquellos en los que la postergación de las mujeres es más intensa y sale menos a la luz.

3) La alta presencia de mujeres jóvenes en las movilizaciones es un dato alentador. Porque históricamente los grandes cambios impulsados desde abajo han sido protagonizados mayoritariamente por esas generaciones. Hay quien despectivamente dice que el carácter muy juvenil del movimiento confirma que éste es una moda. Si así fuera, bienvenida sea esa moda. Sobre todo porque más que moda es una corriente. También porque sumarse a ella no es un acto gratuito y en muchos casos habrá costado no poco esfuerzo hacerlo. Y asimismo porque junto a esas jóvenes en las calles también han estado muchas mujeres de generaciones superiores, incluso gente muy madura. Y el encuentro entre unas y otras se ha producido sin chirrido alguno y habrá sido enriquecedor de cara al futuro. Lo importante es que la moda dure.

4) Las ideas de fondo que empujan a esta marea proponen cambios sociales importantes. Está claro que los muchos episodios de violencia de género que se registran casi cotidianamente, así como la constante y contundente manifestación de las injusticias laborales y profesionales de las que son víctimas las mujeres han sido los factores más inmediatos de toma de conciencia y de movilización del feminismo. Pero detrás de esas reacciones hay una voluntad, todavía formalmente confusa o en debate, de eliminar o cambiar algunos de los pilares en los que se basa la sociedad tradicional que aún sigue siendo la dominante. En las leyes, en las instituciones y en el comportamiento de la mayoría.

5) Algunas de las reacciones que la convocatoria del 8M ha provocado en los últimos días confirman que quienes se verían afectados por esos cambios valoran su importancia y están decididos a impedirlos. La más clamorosa es el informe que PWC, una asesora multinacional de mucho fuste, ha hecho para la CEOE y que este diario ha revelado. Lo de que “los rasgos psicológicos y las habilidades no cognitivas de las mujeres explican la brecha salarial” que figura en ese texto solo puede haberse puesto negro sobre blanco porque sus autores han percibido que ese tipo de ideas coinciden con las de muchos dirigentes de la patronal. Lo de menos es que les hayan pillado. Lo peor es que la resistencia a acabar con las injusticias laborales está apoyada en bases muy sólidas. Por otro lado, cabe sospechar que una parte significativa del poder judicial no está por la labor de que se produzcan cambios significativos en la legislación y en la práctica jurisprudencial para luchar contra la violencia de género.

6) El rechazo político de Vox al feminismo es otra expresión de esa resistencia. El que el PP no se haya atrevido a disentir en la cuestión con su rival de ultraderecha indica que la postura anti-8M cuenta con significativos apoyos sociales. Porque Pablo Casado y los suyos han debido concluir que electoralmente les es más rentable quedar como machistas que jugarse las elecciones distanciándose de la postura de Vox. Ellos sabrán. Pero parece que el juego no está en unos pocos votos, sino que son muchos los españoles que siguen siendo muy reaccionarios en este terreno. La postura de la Iglesia Católica, que se conoce aunque se oculte, ha debido de influir bastante.

7) Aunque Ciudadanos ha jugado a ser distinto, y es de subrayar este distanciamiento, el primero en mucho tiempo, parece claro que la mayoría de la derecha política y social está en contra de lo que representa la movilización de este jueves. ¿Quiere eso decir que el 8M ha beneficiado a la izquierda? Puede que sí, pero sólo el 28 de abril se sabrá en qué medida. Porque bastantes de las mujeres que han salido a la calle no creen que la izquierda esté dando pasos decisivos para atender a sus reivindicaciones y muchas de ellas ven tanto en el PSOE como en Podemos actitudes y comportamientos tan machistas como los que se dan en la derecha. Pedro Sánchez ha perdido una oportunidad para demostrar lo contrario, al no cambiar ninguno de los extremos de la reforma laboral que son más lesivos para las trabajadoras más precarias. Durante la campaña electoral tendrá que esforzarse porque se olvide.

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