Comienzo una nueva etapa en este recién estrenado 2022 hablando de futuro, aunque con la duda de si al final saldrá un mensaje optimista, o nuevamente realista y negativo.
Le daba vueltas también al por qué escribía tantos artículos con títulos repletos de interrogantes. Quizás por que lo que acontece en la sociedad actual circula a tal velocidad, que resulta extremadamente difícil hacer un análisis lúcido, sosegado y por tanto profundo.
A pesar de que como decía el admirado Bauman, transitamos por un tiempo líquido en una sociedad de la misma naturaleza, debemos hacer reflexiones a corto y largo, táctica y estrategia como estudiábamos de los clásicos, en una política cuyos dirigentes sólo conocen lo primero.
Advertir por tanto que voy a llenar esta reflexión de “ojalás”; según la RAE “denota vivo deseo, de que suceda algo”.
Comenzar por uno fundamental; ojalá veamos el final de la pandemia.
Ojalá en la política acabe impregnándose de “espíritu de la Transición” para que pueda existir entendimiento entre diferentes, izquierdas y derechas, para perseguir el bien común.
Que las izquierdas recuperen el sentido común y eviten enfrentamientos fratricidas, que Catalunya y España se encuentren definitivamente.
Ojalá este 2022 seamos capaces de abrir las puertas a la paz y reconciliación definitivas.
Ojalá el ser humano asuma que debemos cuidar al planeta, que esta vez sean ciertas las previsiones que nos lanzan nuestras autoridades económicas y salgamos definitivamente de la crisis.
Ojalá a nivel internacional desaparezcan los negros nubarrones actuales.
Ojalá podamos eliminar de nuestra sociedad todo tipo de violencia, en especial la que se ejerce contra la mujer, los niños, o la racista y xenófoba.
Y quizás el ojalá más importante; que se produzca una profunda transformación social que nos lleve a ser más honestos, responsables, sensatos, generosos, solidarios, empáticos con el “otro”, trabajando todos por el bien común, inundados de sentido común, hoy el menos común de los sentidos.
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