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Nadie hace una propuesta de paz

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Nadie hace una propuesta de paz

Nadie hace una propuesta de paz o al menos a mi no me llega ninguna información al respecto. A lo mejor hay alguna, y por ahí anda suelta, y se le hace el mismo caso que a lo que escribo yo.

Lo cierto es que la clase política de la izquierda está tan esclavizada de sus votantes que a nadie se le ocurre hacer una propuesta de esta envergadura. Penosa conclusión, pues si tienen miedo a que sus expectativas electorales desciendan por hacer propuestas de paz frente a las opciones de azuzar más el conflicto con el envío de armamento más potente, es porque dan por supuesto que prevalece en la sociedad la justificación de los enfrentamientos bélicos a los intentos de paz.

De todas formas instituciones que no se juegan su supervivencia a costa de los votos, sí podrían decir algo más. Filósofos, escritores, periodistas, ONGs, tertulianos, líderes religiosos, etc., tendrían que clamar por la paz. Veremos cuantas voces se levantan este próximo día 30 en el que la comunidad educativa celebra el Día Escolar de la No violencia y la Paz. La fecha es un homenaje a Mahatma Gandhi, líder pacifista que defendió y promovió la no violencia y la resistencia pacífica, que fue asesinado el 30 de enero de 1948. Seguro que habrá multitud de actos, pero veamos cuantas propuestas de paz surgen de dichos actos. Porque a todos los que defendemos la paz nos corresponde también elaborar nuestras propias propuestas.

La ONU también tendría que abrir la boca y demostrar que quienes están al frente de sus organismos internacionales defienden los principios que los inspiran en vez de estar al servicio de las grandes potencias. La ONU se creó para mantener la paz y la seguridad internacional, para fomentar relaciones de amistad entre las naciones, para lograr la cooperación internacional y para solucionar problemas globales y servir de centro que armonice las acciones de las naciones.

Yo, que no me juego nada, lo voy a intentar aunque me supongo que mi propuesta no llegará más allá de ser leída por un par de centenares personas: los familiares y los amigos. De todas formas por desahogo personal voy a plasmar unas cuantas reflexiones en este sentido.

En primer lugar, y reconociendo los terribles efectos de la guerra de Ucrania, debemos reconocer que en la actualidad en el planeta Tierra hay otros muchos conflictos: la invasión del Sáhara Occidental por Marruecos (¿invasión consolidada por el paso del tiempo?), la ocupación de Palestina por Israel, los conflictos sin resolver de Irak, Siria, Libia…, más la incógnita que para mí suponen los conflictos de África que parecen ser olvidados por la opinión mediática, pero conflictos que existen porque la realidad lo demuestra: no se aventuraría nadie a cruzar en patera los mares si no fuese porque los miedos y la violencia les obligan. Todos ellos requerirían una conferencia mundial de Paz. Organizada por la ONU, garantizando que no haya ningún estado que aplaste la voz de los más débiles y dando presencia con su voz a todas las instituciones comprometidas con la paz y los derechos humanos.

En el caso de Ucrania, habría que hacer una propuesta pensando en las personas y no en los dirigentes: en los ucranianos, en los rusos y en todas las personas de los estados integrados en la OTAN que nos vemos afectados por el conflicto. Pensando en ellos lo primero es el alto el fuego. ¡Deben de dejar de matar ya! En este sentido al pueblo ruso le habría que pedir insumisión. Al pueblo ucraniano no se le puede pedir nada, porque es quien lo sufre todo, al pueblo ucraniano solo se le puede dar: ayuda, cobijo y propuestas de paz. Y a las personas de los estados integrados en el ámbito de la OTAN les habría que decir que pidan su desmantelamiento. Mantener estructuras militares no puede favorecer nunca el camino de la paz porque es un llamamiento a que se constituyan otras nuevas incrementando siempre los riesgos de conflictos y los tiempos de duración de los mismos. Un desmantelamiento que debería comenzar por no aceptar la incorporación de nuevos miembros a su estructura. La no integración de Ucrania en la OTAN puede ser el inicio de una solución al conflicto y podría evitar muchas muertes.

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