Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.
A pocos días de que empiece oficialmente la campaña electoral los partidos ya hacen todo lo posible por arañar hasta el último voto. La competición nunca había estado tan ajustada y el nivel de incertidumbre sobre qué gobierno se formará como resultado de los pactos postelectorales nunca fue tan elevado.
En este marco, los ciudadanos que declaran en las encuestas no tener decidido su voto se convierten en un blanco estratégico en el diseño de las campañas. Se trata de un grupo de electores en torno al 20-25% -dependiendo la encuesta que se mire- que teniendo la oportunidad declararse abstencionistas, no lo hacen. Lo cual -mucho cuidado- no quiere decir que no terminen siéndolo. Al menos sabemos, según el Barómetro de Octubre del CIS, que 1 de cada 4 indecisos de hoy, fueron abstencionistas en el 2011, por lo que hay aun un buen margen para creer que, de animarse, los indecisos merecen buena parte de la atención de los partidos.
Conocer cómo son los que declaran no tener decidido el voto siempre es un ejercicio interesante. No obstante, lo es más cuando éstos son particularmente diferentes a los que ya han escogido su papeleta. Y este no es el caso. En términos generales, aquellos que no tienen decidido el voto son bastante parecidos a los que sí. Lo son en términos de edad, educación, profesión e ideología. Aunque por supuesto hay matices. Y algunos más importantes que otros. Generalmente aquellas personas con bajos niveles de estudios, poco interesados en la política y con una ideología moderada, suelen mostrar mayores niveles de indecisión en las preguntas sobre voto. También las mujeres. Pero esto puede deberse a muchas otras cosas relacionadas con cómo las mujeres suelen contestar en las encuestas políticas.[1] En cualquier caso, en cuanto salga la encuesta preelectoral del CIS (creemos que esta semana) será el mejor momento para mirar con lupa todas estas cuestiones.
Otra forma de acercarnos al análisis de los indecisos es hacerlo pensando en las posibilidades que tienen los partidos de conseguir su voto. En lo que sigue, se presentan tres gráficos que quizás puedan orientarnos en este sentido.
Definimos como “decididos” aquellos que eligen a un partido político ante la pregunta de intención de voto, e “indecisos” a aquellos que eligen la opción “No se todavía”. El gráfico 1 nos permite comprobar los límites de los cuatro principales partidos en liza de cara a conquistar a esos ciudadanos que aun no han decidido qué harán el 20D. Existe una manera de medir el rechazo de los encuestados hacia los partidos y es prestando atención al porcentaje de los que contestan que nunca les votarían.[2] El PP y Podemos son los partidos con menos margen para conquistar a los indecisos. En torno al 40% declaran que nunca votarían a la formación de Rajoy o de Iglesias. Ciudadanos y el PSOE juegan con cierta ventaja en este terreno. Solo el 27% de los encuestados le negarían con toda seguridad el voto a Rivera, y un 21% a Sánchez. Entre los indecisos el nivel de rechazo es en general menor que entre los decididos. Algo que tiene bastante lógica, puesto que los que ya saben a quién votarán, también tienen bien delimitado a quienes no quieren votar. No obstante, la tasa de diminución de rechazo (esto es, el nivel de rechazo que cae en la comparación entre decididos e indecisos tomando como base a los primeros) es menor para Podemos y el PP, mientras que, otra vez, Ciudadanos y PSOE salen mejor parados.
Gráfico 1 (Fuente: Barómetro de Octubre, CIS)
El segundo gráfico mira la otra cara de la moneda de la pregunta del CIS, es decir, muestra el porcentaje de decididos e indecisos que indican que con 70% de probabilidad o más votarían a cada uno de los partidos. El porcentaje para los decididos no se aleja mucho de las predicciones que van arrojando las encuestas estos últimos meses. Y entre los indecisos no existe ninguna diferencia destacable. Cada uno de los cuatro partidos analizados recoge en torno a un 10% de encuestados con una alta probabilidad de darle su voto. Haciendo un símil con la ya famosa frase “no hay mejor defensa que una buena defensa”, podríamos decir que no hay mejor caracterización de un indeciso que a través de su indecisión. Pero digámoslo de otra manera: a pesar de que se puede interpretar que el PSOE y Ciudadanos tienen una ventaja potencial entre los indecisos -por ser los que menos recelos despiertan- de momento no la capitalizan. Y los indecisos, incluso en una escala de grises, permanecen indecisos.
Gráfico 2 (Fuente: Barómetro de Octubre, CIS)
El último gráfico es más alentador. Al menos si nos está leyendo algún director de campaña. Pues arroja alguna pista bastante más clara sobre este colectivo. En este caso se presenta la distribución ideológica de los decididos y de los indecisos según los datos de octubre. En el se ve que los que no han decidido su voto tienen una distribución similar a los que si lo han decidido, pero con la particularidad de que los primeros declaran en mayor proporción tener una ideología de centro (5) o simplemente no tener ideología (NS/NC). En concreto 28% frente a 18% en lo que se refiere al 5 de la escala, y 25% frente a 6% a los sin ideología. Aquí si hay una estrella a donde apuntar, y los partidos más cerca del centro político y/o moderados parten con ventaja.
Por otro lado, si miramos al centroizquierda de la escala ideológica (3-4), veremos que todavía hay margen para disputar unos votos. En torno al 20% de los indecisos se ubica en esta posición, un espacio en donde Podemos y el PSOE podrían batirse por arañar apoyos de último momento. Ciudadanos y PP, por su parte, además de los esfuerzos dedicados a conquistar la papeleta de los votantes centristas tienen posibilidades de explotar el lado derecho de la distribución. Sobre todo aquellos ubicado en el 6 de la escala, en donde decididos e indecisos se reparten casi a partes iguales (10-11%).
Gráfico 3. Distribución ideológica (Fuente: Barómetro de Cotubre, CIS)
Teniendo en cuenta estas pistas, parecería que el PP debería concentrarse en reforzar a los suyos pero recuperando su imagen de centro. Podemos, lo mismo, pero desde su posición. Es decir, debería trabajar con la idea de que aun cosecha un alto grado de rechazo y que sus posibilidades, de cara a conquistar indecisos, están básicamente en el centroizquierda. Sin tantas transversalidades. El PSOE lleva algo de ventaja. No causa tanto rechazo. Pero no enamora. Es el que mejor posicionado está para pescar indecisos, a izquierda y hacia el centro. Y un discurso menos ideológico tampoco le iría mal de cara a conquistar a los que se consideran menos politizados. En lo que respecta a Ciudadanos, está claro que su estrategia de promocionar un perfil de partido centrado y moderado, lejos de las discusiones ideológicas, pueda ayudarlo bastante de cara a conseguir alguno de los votos entre los indecisos. No obstante, como veíamos en un post anterior, la propia dinámica de la competición lo empuja hacia la derecha. Y, en ese espacio ideológico, el partido del gobierno lleva las de ganar.
Veremos qué más nos dicen los datos de la encuesta preelectoral del CIS. Estamos a la espera.
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[1] Sobre este tema recomiendo mucho la lectura del capítulo “¿Existe un voto femenino?” Del libro Aragón es nuestro Ohio. Así votan los españoles (Ed. El Hombre del Tres)
[2] El CIS pregunta “Como Ud. sabe, en España hay distintos partidos o coaliciones políticas a las que puede votar en unas elecciones. Me gustaría que me dijera cuál es la probabilidad de que Ud. vote a cada uno de los que le voy a mencionar, utilizando para ello una escala de 0 a 10, sabiendo que el 0 significa que 'con toda seguridad, no le votaría nunca' y el 10 significa que 'con toda seguridad, le votaría siempre'.” Los porcentajes presentados en este gráfico corresponden a los que han escogido 0.
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