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Pikara Magazine es una revista digital que practica un periodismo con enfoque feminista, crítico, transgresor y disfrutón. Abrimos este espacio en eldiario.es para invitar a sus lectoras y lectores a debatir sobre los temas que nos interesan, nos conciernen, nos inquietan.

La canción del verano, androcentrismos y resignificaciones

Shakira y Carlos Vives promocionan "La Bicicleta" en una playa de Colombia

María Castejón

Si eres muy joven, eso de la canción del verano quizá ni te suene. Pero hace unos años, con la calor, se ponía de moda una canción que sonaba insistentemente en radios, bares y chiringuitos. La canción del verano huele a playa, descanso y, sobre todo, a vacaciones. Es sin duda una práctica cultural con gran arraigo en el imaginario colectivo. Son esas canciones pegadizas y populares que lo mismo la baila una niña de diez años que la tararea tu abuela. En los 50 lo petaban canciones como 'Campanera', mientras que en los 60 resonaban 'La chica Ye-Ye', 'Black is black' o 'María Isabel'. En la década de los 70 lo más eran canciones como 'Eva María' o 'Hay que venir al Sur'; y en los 80 sonaban 'Me colé en una fiesta' y 'Yo no te pido la luna'.

'El tractor amarillo', 'Amigos para siempre' y 'El Venao' fueron los temazos de los 90. Si el siglo XX terminaba con 'Living la vida loca', el XXI el comenzaba con el 'Ave María', el 'Aserejé', la 'Gasolina' o el 'Waka-Waka'. Pura poesía. ¿Qué suena hoy? Ya lo sabéis: 'La bicicleta' o el 'Despacito'.

¿Cómo han sido estas canciones de verano? ¿Qué mensajes han difundido? ¿Cómo han ido evolucionando? ¿Qué lecturas podemos hacer de las polémicas que suscitan las letras de algunas? Os proponemos reflexionar sobre 'La Ramona', 'Devórame otra vez' o 'El Tiburón', tres temas que hablan sobre diferentes mujeres. Al lío.

Allá por el año 1976, el actor Fernando Esteso tenía el cuajo de marcarse, en un psicodélico videoclip, un baile y una interpretación de lo más garrulas. Toda una oda a la gordofobia, al mal gusto y a la misoginia. Que alguien como Esteso le llame a Ramona “cacho de carne” perturba, y mucho. Podíamos pensar que tamaño despropósito sería hoy impensable, como aquella versión de 'Los días de la semana' de los Payasos de la Tele; ¡pero no! En el año 2011 Esteso hizo un dueto con King África en el que la letra se mantenía tal cual y una gorda Ramona se recuesta plácidamente y feliz sobre el gran torso de King África mientras éste y Esteso se rodean de jóvenes sílfides.

'Devórame otra vez' (1988), de Lalo Rodríguez, o 'El tiburón' (1993), de Proyecto Uno, inician una tendencia con mucha tradición y muy mayoritaria en el mundo de la música; hablar sobre las mujeres, la sexualidad y sus cuerpos, algo bastante ‘veraniego’ y que se presta a ritmos bailables. El primero le canta a la ausencia de un antiguo amor, a esa mujer que se ha marchado y no puede olvidar. El segundo se encuentra con una 'fresca' con la que quiere bailar pero ésta se va con el tiburón...

Son temas que ya tienen unos años. Si tenemos en cuenta las polémicas que suscitan en la actualidad algunas canciones como las letras de Maluma e incluso las de Joaquín Sabina y que generan debate social, ¿nos hubiéramos escandalizado por las ensoñaciones sexuales de Lalo Rodríguez o porque Proyecto Uno se fuera a las discotecas a buscar 'frescas'?

Letras como la de Rodríguez que rezan “hasta en sueños he creído tenerte devorándome , y he mojado mis sábanas blancas recordándote, y en mi cama nadie es como tú, no he podido encontrar ese ser, que dibuje mi cuerpo en cada rincón, sin que sobre un pedazo de piel, ay ven” no son sexistas, son androcéntricas. No es discriminatorio hablar de mujeres que te hacen eyacular. El verdadero problema estructural que subyace en todo ello es que no tenemos cantantes femeninas que nos cuenten sus sueños húmedos, y que nos hablen de sus correrías amatorias y sexuales.

Así, las mujeres siempre son vistas por los demás y no por ellas mismas, y son objeto de veneración o de rechazo, pero siempre desde un punto de vista masculino que no les da voz y que sigue desplegando su poderío en el espacio público. Nos encantaría saber la versión del asunto de las dos protagonistas de las canciones...

Porque, por otro lado, la mayoría de las canciones del verano están interpretadas por hombres. Y Concha Velasco, Rafaella Carrá, Alaska, Mecano, Lolita, Sonia y Selena, las Azúcar Moreno o Shakira son una minoría que hablan de irse de fiesta, de bailar, de asuntos que poco tienen que ver con sus deseos sexuales.

De hecho, hay bastantes fans que se han dado de baja de Shakira, referente claro de mujer poderosa, después de su reciente oda al amor heterosexual y normativo en su último videoclip 'Me enamoré'. Así describió el videoclip una lectora de Pikara y ex fan de la cantante: “Sea o no el coche robado, de lo que no hay dudas es de quién conducirá el coche. Efectivamente, conduce él. A Shakira tiene que darle un poco el aire y mover los brazos toda loca con su tigre (…) Pasaste de ser bruta, ciega, sordomuda, torpe, plasta y testaruda a loba, loca, rabiosa y una gamberra enamorada. Antes por lo menos la música y las letras no eran tan basura. Porque en esta canción te has lucido, esta canción no la has compuesto, la has cagado. Lo que sí voy a reconocer, es que tu mierda es pegadiza”.

Este breve repaso a las canciones más relevantes del verano nos hace reflexionar sobre el andocentrismo galopante en el panorama musical. Si bien no es un género que se presta al tratamiento de problemáticas profundas o a grandes reflexiones, sigue perpetuando roles y estereotipos de género en los que el punto de vista lo imponen ellos y se habla de sus vivencias y de sus subjetividades. Y claro, como siempre, no se trata de demonizar ni de no bailarlas, se trata de saber y de ser conscientes de qué cantamos y qué bailamos.

Todo este panorama androcéntrico, que como en otras manifestaciones artísticas se repite sin cesar, poco a poco va desquebrajándose. De hecho, ahora nos interesan y nos motivan mucho las nuevas interpretaciones y relecturas de géneros musicales como el reguetón.

Por ejemplo, la propuesta de Chocolate Remix que reivindica que el perreo puede convertirse en una gran arma lesbofeminista a partir de la resignificación y de la creación de nuevos referentes. O esas versiones que se hacen virales y que usan canciones mainstream para vehicular mensajes feministas o para tunear letras y mensajes sexistas. Apuntan a nuevas tendencias, a nuevas prácticas culturales y al uso de la música como herramienta de transformación y de subversión. Sin duda hoy canciones como 'La Ramona' si no impensables, podían ser tuneadas y contestadas.

Y es que en definitiva, ¡sólo se vive una vez!

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