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Casado y Álvarez de Toledo se apuntan a la yihad de Rosa Díez

Rosa Díez, Pablo Casado y Cayetana Álvarez de Toledo en el acto del PP en Madrid.

Iñigo Sáenz de Ugarte

Pablo Casado ya tiene un arma secreta para convencer a Albert Rivera de que acepte una coalición preelectoral con el PP: Rosa Díez. Sí, la misma que se negó a permitir en 2014 que UPyD y Ciudadanos firmaran un acuerdo para presentarse juntos a las elecciones cuando estaba claro que el partido que presidía estaba a punto de desaparecer. El eurodiputado de UPyD Francisco Sosa Wagner fue uno de los que apoyaron en público esa unión y así lo dejó claro en un artículo. La respuesta de Díez fue implacable: “Ordenó a una diputada del Congreso que me insultara en un periódico diciendo unas barbaridades tremendas”, recordaba después Sosa.

Sobre los planes de una alianza de las tres derechas, se acaba antes diciendo quiénes están a favor, porque los que se oponen son mayoría. Ciudadanos se quedó a 220.000 votos del PP en las elecciones de abril, así que no tendría mucho sentido que aceptara ahora convertirse en el hermano pequeño del PP en ese proyecto llamado España Suma. Vox también está en contra. Barones regionales del PP como Alberto Núñez Feijóo y Alfonso Alonso no le ven mucho interés en sus comunidades. A otros como Moreno Bonilla les vale con que los otros partidos de la derecha les apoyen en el Parlamento.

No es sorprendente que otros partidos y otros dirigentes crean que su función en la vida no es solucionar los problemas personales de Casado.

Parecía que por tanto era una idea que iba a morir tan pronto como saliera a la luz. La razón de que se siga hablando de ello se sienta al lado de Casado en el Congreso: su portavoz parlamentaria, Cayetana Álvarez de Toledo. La diputada fracasó en su regreso a las listas del PP –ella es la única diputada elegida por Barcelona–, pero en realidad su campo de batalla está en Madrid, donde encabeza el rearme ideológico del PP. En la época de Rajoy, Toledo y otros se vieron obligados a refugiarse en FAES, Libres e Iguales (grupo del que ella era presidenta) y las páginas de la prensa de Madrid. Lo que en la izquierda se llamaba antes agitación y propaganda. Hoy la web de Libres e Iguales ni siquiera se actualiza, porque su inspiradora se ha hecho fuerte en Génova.

Eso de la sociedad civil está muy bien, pero se está mejor en un partido cuando el líder escucha todo lo que decís.

Enamorados de Rosa Díez

El PP celebró el jueves un acto en el Congreso –al que asistió Casado– para que Álvarez de Toledo invitara a la gente a la que quiere ver en primera línea del PP para que sirvan de banderín de enganche de otros partidos. La invitada estrella era Rosa Díez. Toledo hizo todo lo posible para que se sintiera como una gran personalidad, como Gloria Swanson en 'El crepúsculo de los dioses', y no como Carrie en su versión furiosa, que es como se la conoce en Twitter, siempre a la caza de etarras, populistas y bolivarianos en su personal 'guerra santa' contra los enemigos de España.

“Un país no puede permitirse el lujo de prescindir de una mujer como ella en la política activa”, dijo Toledo. Casado comentó que “esta casa también te echa mucho de menos”. Se refería al Congreso al que ya sólo podría regresar de la mano del PP. Para que quedara aun más claro, comentó que esperaba que pueda “converger” con ella en el futuro. Parece que Díez –exmilitante del PSOE, exconsejera de un Gobierno de coalición PNV-PSOE, excandidata a líder del PSOE, exlíder de UPyD– tiene la puerta abierta en el futuro en el PP.

Para no calentarse la boca ,el presidente del PP vasco ha dicho que Díez tiene “una personalidad muy versátil”. Ahora Alfonso Alonso estará temiendo que la última idea de Génova sea enviarla al norte como embajadora de Casado para hacerse con el partido.

El discurso catastrofista de Díez tiene encaje en el partido de Casado y Toledo. Era inevitable que ofreciera en el acto algunos ejemplos, no los más agresivos. “España se quedó sin españoles que hablen en su nombre”. “Hemos sucumbido” ante los nacionalistas. “Hemos confundido más descentralización con más democracia”.

Díez está decididamente en contra del nacionalismo de los otros, aunque siempre ha tenido claro quiénes defienden los intereses de España y quiénes se han rendido al enemigo o son cómplices de él. Ese tipo de clasificaciones, tajante y que no admiten matices, es muy habitual en los mensajes de los nacionalistas. Pero si llamaras nacionalista a Díez, eso tendría el mismo efecto que abrir las cortinas ante un vampiro.

Después de que Díez citara a Blas de Lezo, el héroe militar favorito de Vox, las palabras de Casado sonaron un poco desvaídas. “Es imposible jugar al ajedrez sin tablero, al fútbol sin campo o al tenis sin pista. Por tanto, es también imposible hacer política democrática sin nación”, dijo con una lógica difícil de entender. Por ahí no le van a acusar de plagio a Casado, porque nadie se ha atrevido nunca a hacer esa comparación. La comprendemos mejor si pensamos que sólo los que defienden las ideas del PP sobre España son auténticos demócratas.

Por ahí, Casado cuenta con la plena comprensión de Díez, que ha dicho antes que Vox “ni es de ultraderecha ni inconstitucional”. Es la izquierda la que es un peligro para España. La izquierda es la ultraderecha, la guerra es la paz y Rosa Díez ha regresado a la política.

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