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ERC allana el camino de Pedro Sánchez a la investidura mientras el PSOE enfría las expectativas

La portavoz del PSOE, Adriana Lastra, junto a su homólogo de ERC, Gabriel Rufián.

Irene Castro

24 horas después de que el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, reconociera que el portazo de PP, Ciudadanos y UPN a facilitar la investidura de Pedro Sánchez “aboca” a los socialistas a mirar al resto de grupos parlamentarios, incluidos los independentistas, ERC abrió la puerta a abstenerse. “No venimos a bloquear nada”, dijo Gabriel Rufián tras reunirse con Adriana Lastra. El voto en blanco de los 14 diputados republicanos permitiría a Sánchez seguir en Moncloa siempre y cuando tenga el voto favorable de Unidas Podemos, PNV, Compromís y PRC. No obstante, en el PSOE enfrían las expectativas. 

El PSOE dejó en manos de la número dos las conversaciones con las formaciones independentistas mientras que con PNV, Compromís, UPN, Coalición Canaria y PRC se reunió Ábalos. Rufián ya había dicho en alguna ocasión que el “PSOE de Lastra” no es el mismo que el de los barones y, tras su encuentro, lo repitió varias veces.

Aunque Rufián aseguró que no está decidido el sentido de su voto, abrió claramente la puerta a permitir el Gobierno de Sánchez: “Diálogo, diálogo, diálogo y ya veremos”. La clave sobre su inclinación la dio al asegurar que no tiene intención de “bloquear” la legislatura y su rechazo frontal a que haya unas nuevas elecciones. “Decir que si votamos aquí no pasa nada, creo que es un error”, dijo aludiendo a Pablo Iglesias, a quien advirtió de que “no está legitimado” para reclamar ministerios. 

“Ni vamos a ser responsables de que el fascismo gobierne en este país -expresó recordando las palabras de Junqueras en campaña-. No vamos a ser los responsables de que Casado y Rivera puedan llegar a gobernar”.

La posible abstención de ERC allana el camino de Sánchez, que por ahora tiene 155 votos en contra (PP, Ciudadanos, Vox, JxCat, Coalición Canaria y UPN). Necesita mayoría simple (más síes que noes) para ser investido en segunda votación. El PSOE ya tiene 124 votos a favor (ha logrado un acuerdo para sumar al diputado del PRC) y espera amarrar los de Unidas Podemos, PNV y Compromís, con lo que sumaría 172. Con esas cifras, necesita la abstención de ERC o de Bildu para permanecer en Moncloa. La izquierda abertzale no ha dado aún un 'no' rotundo a Sánchez. 

A pesar que la dirección socialista ha asegurado que con las fuerzas independentistas no habrá negociación de cara a la investidura, ERC y JxCat han entrado en la ronda de contactos y las vías de diálogo se van a mantener abiertas mientras que la “cortesía parlamentaria” no se aplica en los casos de Vox y Bildu. 

“Ideológicamente tú decides con quién te sientas. Podemos estar en las antípodas de los independentistas, pero sé que me puedo llegar a entender con ellos. Hemos sacado adelante decretos con ellos”, explican desde Ferraz sobre la inclusión de los independentistas catalanes en las conversaciones de la investidura. Los socialistas tienen un argumento, además, frente a los ataques de la derecha: sus pactos con la extrema derecha de Vox abrieron la veda.

Desconfianza del PSOE en la decisión final

Aunque el tono de Rufián fue conciliador, en el PSOE rebajan las expectativas, porque consideran que no pueden fiarse de las fuerzas independentistas, según reconoce un alto mando de Moncloa. “Hay que esperar. Todo depende de muchas cosas”, señalan en Ferraz. La obsesión de la dirección del PSOE es dejar claro que “no hay negociación” con las fuerzas independentistas y que “se le está pidiendo lo mismo a todo el mundo”, según insisten las fuentes oficiales. 

“Le hemos pedido lo mismo a todos, que no bloqueen la investidura porque no hay alternativa posible. Se lo hemos pedido a JxCat, a ERC, y a PP y a Ciudadanos”, dijo Lastra al salir de la reunión con Rufián. En esta ocasión evitó quedarse con los periodistas a valorar los encuentros, como sí hizo tras las reuniones de Sánchez con Iglesias y también con Casado y Rivera. 

En las filas socialistas la relación con los independentistas es compleja a nivel interno. Un importante sector del partido rechaza cualquier tipo de interlocución y teme la relación porque considera que le pasa factura en los territorios. Sin embargo, el Gobierno de Sánchez apostó por el diálogo con Quim Torra –que saltó por los aires en febrero– y hay voces en el partido que creen que los socialistas deben quitarse el “complejo” frente a las críticas, muchas veces injustificadas, de la derecha.

Los socialistas creen, además, que ahora tienen amarrado el relato: tanto Rivera como Casado reconocen que no hay una opción de Gobierno que no pase por Sánchez, pero se niegan a permitir que su investidura salga adelante por lo que obligan al PSOE a mirar a los demás grupos parlamentarios. 

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