El Vaticano recibió la denuncia de abuso contra el monje de Montserrat, pero no actuó porque ya había muerto

El Vaticano recibió la denuncia de presuntos abusos del monje del monasterio de Montserrat (España) Andreu Soler en 2016, pero no actuó porque ya había muerto, dijo hoy a Efe el portavoz interino de la Santa Sede, Alessandro Gisotti.

“Consta que la noticia de los abusos se dio verbalmente en 2016 al entonces secretario para la Doctrina de la Fe (el español Luis Francisco Ladaria Ferrer) por parte del abad del monasterio”, explicó el portavoz provisional vaticano.

Gissoti explicó que “puesto que el monje acusado murió en 2008, la denuncia no podía ser aceptada” pues, agregó, “no es posible de hecho para la Congregación para la Doctrina de la Fe actuar contra un clérigo fallecido”.

Un antiguo miembro del grupo de 'scouts' católicos de Montserrat, Miguel Ángel Hurtado, ha denunciado que la abadía encubrió durante veinte años los abusos que sufrió del padre Andreu Soler en 1998, aunque la comunidad benedictina asegura que siempre se le apoyó.

Hurtado ya hizo público en 2016 que sufrió abusos sexuales por parte de un sacerdote cuanto tenía 16 años y promovió entonces una petición al Congreso para que estos delitos no prescriban, aunque hasta ahora no había revelado dónde y quién había abusado de él.

El pasado sábado desveló que como miembro del “servicio de orden” del monasterio pernoctaba una vez al mes en la abadía y que fue en su habitación donde se produjeron los tocamientos del monje en diversas ocasiones.

Según la versión de Hurtado, tanto el antiguo abad de Montserrat Sebastià Bardolet como el actual, Josep María Soler, conocieron desde 1999 la denuncia de los abusos y no tomaron ninguna medida.

Sin embargo admitió que Soler se reunió en varias ocasiones con él y que el monasterio le pagó 7.200 euros para que sufragara una terapia psicológica, después de que él lo pidiera en una carta.

Hurtado dijo que la comunidad de Montserrat optó por “el total secretismo y el oscurantismo en la gestión del caso”, pues el dinero se le dio en sobres en billetes de 500 euros para no dejar rastro, y apuntó que “lo más doloroso no fueron los abusos, fue el encubrimiento”.

El monasterio explicó en un comunicado que el abad informó en 2016 personalmente del caso a la Congregación para la Doctrina de la Fe, institución responsable de estos asuntos en la Santa Sede, y que esta avaló la actuación del monasterio.

Además expresó “su condena más absoluta de los abusos cometidos contra menores, su total apoyo a las víctimas y su voluntad de actuar con total transparencia”.