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El apoyo del Congreso, empresarios y sindicatos encarrila la gestión de los indultos desde el Gobierno

Sánchez, en la comparecencia que compartió con la presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen

Irene Castro

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Pedro Sánchez recibió este jueves un enorme balón de oxígeno. A las puertas de que el Consejo de Ministros conceda los indultos parciales y en plena ofensiva de la derecha, el Gobierno encontró en la patronal y la Iglesia unos aliados inesperados que allanan el camino hacia la medida de gracia como forma para recuperar la normalidad y la convivencia en Catalunya. Un mensaje prácticamente calcado al que desde hace unos días ha desplegado el Ejecutivo, pero procedente de estamentos nada sospechosos de comulgar con la coalición de PSOE y Unidas Podemos. Los indultos ya habían recibido el aval del Congreso esta semana en un debate en el que la derecha se quedó sola.

Las palabras del presidente de CEOE, Antonio Garamendi, sobre los indultos han sido otra buena noticia para la coalición. El apoyo del mundo empresarial, tradicionalmente alineado con el PP, es un golpe a la línea de flotación de la estrategia de Génova. “Si esto al final acaba en que las cosas se normalicen, bienvenido sea”, ha expresado el jefe de los empresarios en una entrevista en RTVE en la que ha recordado que la medida de gracia está “dentro del Estado de derecho” como una “facultad del Gobierno”. PP, Ciudadanos y Vox llevan semanas diciendo que es una decisión ilegal.

Garamendi veía “legítima” la posición de la patronal catalana que había expresado su total apoyo a los indultos a través del presidente del Cercle d'Economía, Javier Faus, que habló de una “enorme oportunidad de concordia”. Pero los empresarios catalanes reforzaron esa posición este jueves en presencia del líder del PP, Pablo Casado. Al darle la palabra con motivo de la convención anual del Cercle, su vicepresidente, Jordi Gual, le ha pedido que no considere los indultos como “concesiones vergonzosas” sino como “el inicio de un diálogo que en algún momento pueda acabar en soluciones”. “Es necesario alcanzar estos acuerdos con la mirada puesta en el largo plazo pero con el coraje para actuar en el día a día”, le ha dicho. El jefe de la oposición ha mantenido su oposición frontal al discurso que está manteniendo Sánchez. “No podemos aceptar que se hable de la Justicia como revancha o de una sentencia de un Tribunal democrático como castigo”, señaló en su discurso, pese a que el viento le iba en contra. “Ni dar un golpe a la democracia es magnanimidad ni la ruptura de la convivencia es concordia”, apostilló.

El marco de ese mensaje de CEOE y el Cercle es idóneo para el Gobierno, que celebra precisamente que la Generalitat haya dado pasos hacia la normalización institucional [por primera vez en muchos años hay una fotografía en la que salen el rey y un president del Govern] en buena medida para no dañar la economía catalana. En Moncloa sostienen que el procés le ha pasado factura a Catalunya. “Los empresarios piden estabilidad y este Gobierno desde el minuto uno está trabajando por la estabilidad en este país y sin duda el reencuentro con Catalunya permite avanzar en esa estabilidad”, respondió la portavoz, María Jesús Montero. También los sindicatos mayoritarios UGT y CCOO habían mostrado su respaldo a los indultos.

La afirmación de Garamendi ha tenido, no obstante, la reacción airada de la extrema derecha de Vox, que ha pedido su dimisión. “Comparte discurso con Botín [en referencia a la consejera delegada de Banco Santander], Sánchez y Echenique. Los españoles que madrugan para levantar las persianas de su negocio no merecen que les represente un pelele al servicio de la izquierda globalista y el separatismo”, ha expresado en Twitter el partido de Santiago Abascal.

Sin embargo, el de Garamendi no ha sido el único mensaje en consonancia con la decisión del Gobierno. El otro apoyo imprevisto ha llegado de los obispos catalanes. “Avanzar teniendo sentimientos de misericordia y perdón sinceros, respetando la justicia, ayudará a que los acuerdos que todos esperamos se logren pronto”, expresan en un comunicado en el que bendicen la hoja de ruta emprendida por el Gobierno y la Generalitat. La cúpula eclesiástica catalana apuesta por “la fuerza que tienen el diálogo y las medidas de gracia en todas las situaciones de conflicto”.

Ese doble mensaje ha sido aplaudido en las filas socialistas. “He escuchado a Casado decir que él respeta a Garamendi y a los obispos. Le pido que respete también al Gobierno de España, pero sobre todo le voy a pedir que por una vez se ponga en el lado bueno de la historia”, expresó la número dos del PSOE, Adriana Lastra.

En vísperas de que el Consejo de Ministros conceda los indultos previsiblemente la semana que viene o, como tarde, la siguiente, ante la intención de Moncloa de que se produzca antes de la reunión con Pere Aragonès que pactaron para este mes, Sánchez ha desplegado una agenda en Catalunya, donde intervendrá en la reunión anual del Cercle d'Economía y, posteriormente, tendrá un encuentro con el primer ministro italiano, Mario Draghi, y ambos participarán en foro de diálogo España-Italia. En la misma línea que lleva haciendo en las últimas semanas, se espera algún mensaje en favor de la medida de gracia. Moncloa ha organizado, además, una conferencia del presidente en el Liceu el próximo lunes bajo el título 'Reencuentro: un proyecto de futuro para toda España'. Según Moncloa, acudirá una “amplia representación” de la sociedad civil.

En el Gobierno están convencidos de que el mensaje de la concordia y la convivencia como justificación de los indultos va calando a pesar del ruido de la derecha, de sus manifestaciones y de sus mesas petitorias. Y dentro del propio PSOE se han ido aplacando los ánimos, incluso de los barones más reticentes a la medida de gracia, que han bajado el tono. El recién elegido candidato a la Junta, Juan Espadas, que mantuvo un perfil bajo en este tema durante la pelea de las primarias frente a Susana Díaz, se ha alineado completamente con Ferraz: “Es lo mejor para la unidad de España”. La carta de Oriol Junqueras en la que renunciaba a la vía unilateral y admitía errores en el procés ya supuso un alivio y en las filas socialistas reconocen que los pasos que se están dando de un lado y otro van conteniendo el desgaste que todos sabían que podía suponer afrontar esta decisión. Incluso Felipe González, con sus matices, ha lanzado un mensaje más conciliador del que tuvo inicialmente. “No quiero que estén en la cárcel más tiempo, pero tiene que aceptar las reglas del juego”, expresó el expresidente.

En el Congreso, las derechas se quedaron solas al tumbar una moción en contra de los indultos impulsada por el PP, que también ha fracasado en su intento de abrir una brecha en el PSOE al presentar mociones similares en ayuntamientos y parlamentos de toda España. Tampoco está teniendo el mismo impacto que tuvo la recogida de firmas contra el Estatut y Casado fue abucheado en la Plaza de Colón. Mientras la estrategia de Génova se agota, el PP enfrenta su particular disputa interna a raíz de las palabras de Isabel Díaz Ayuso implicando al rey que fueron corregidas por la cúpula de su partido. “Debemos dejar al rey al margen”, ha expresado el presidente andaluz, Juanma Moreno Bonilla, en una rueda de prensa tras reunirse con Sánchez.

Para Sánchez ha sido, además, una buena semana con un marcado perfil internacional quitando las chanzas que suscitó su breve conversación con el presidente estadounidense, Joe Biden, después de que Moncloa anunciara que iba a ser un encuentro con importantes temas a tratar. El paseíllo cronometrado con su homólogo norteamericano opacó una importante noticia para España: Madrid será la sede de la cumbre de la OTAN en 2022. La siguiente buena noticia para la coalición fue la aprobación con nota por parte de la Comisión Europea al plan de recuperación, transformación y resiliencia que supondrá una inyección de 69.500 millones de euros en transferencias hasta 2023. La presidenta, Ursula von der Leyen, de la familia del PP europeo, mostró su confianza en el Gobierno de PSOE y Unidas Podemos en una comparecencia conjunta y apeló a la unidad de las fuerzas políticas (también sindicales, empresariales y ONG).

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