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Opinión - ¡Con los jueces hemos topado! Por Esther Palomera

La justicia militar archiva la denuncia contra un teniente que llamó “zorra” y “puta” a una subordinada

Imagen de archivo del Ejército de tierra. Efe.

elDiario.es

El Juzgado Togado Militar Territorial número 11 ha decidido archivar las diligencias abiertas contra un teniente que llamó “zorra” y “puta” a una sargento por considerar que se catalogan “como meras expresiones malsonantes y soeces, pero que en ningún caso presentan entidad penal”, según informa hoy El País. La jueza estima que la actitud del teniente hacia su subordinada -que incluye también desacreditarla frente a sus compañeros y hablarle de forma despectiva, explica la sargento- no encaja con los delitos de acoso sexual o laboral.

Los hechos, según recoge el auto, tuvieron lugar cuando se encontraban tomando unas copas con otros militares después de una cena en el Club Militar La Dehesa (Madrid). El teniente D.R.S. intentó que su subordinada jerárquica, C.D.A., le enseñase sus tatuajes. Cuando ella lo rechazó, la cogió por la cintura y le dijo que estaba “dura como una puta”. Más tarde intentó que ella lo invitase a una copa y, como ella se negó, la llamó “zorra”.

Entre los presentes en el incidente se encontraba un cabo, que avaló la versión de ella, y contra el que también arremetió el teniente: “Hijo de puta, te voy a meter el flequillo por el culo”.

“Tú sigue llevando canalillo” o “es que no te vendes bien en ese cuerpo” son algunos de los whatsapps que recibió por parte del teniente, según acusa la sargento. También explicó que en ocasiones anteriores su jefe la había desacreditado frente a sus compañeros cambiando sus órdenes o diciendo en voz alta frases como “ojo, cómo está la sargento”. Durante otra celebración, le habló de forma tan despectiva que le hizo llorar.

Para la jueza estas conductas no suponen un delito de acoso sexual o laboral porque existía una “relación que iba más allá de lo estrictamente profesional” que diluye esa “connotación ofensiva que podrían tener los términos”. Considera que la sargento no parecía sentirse humillada: “No daba muestras con su actitud de sufrir esa sensación concreta de humillación o degradación grave [...], al contrario, solía seguir el cuento al teniente en sus bromas”. Considera, además, que no existía “ninguna solicitud o insinuación de contenido sexual” por parte del oficial.

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