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Casado, Vox y las terminales mediáticas de la extrema derecha agitan el ruido de sables que prende en sectores del Ejército

Casado y Abascal, durante el Pleno del Congreso en el que se debatió la fallida moción de censura de Vox.

José Precedo / Iñigo Aduriz

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El mensaje está por todas partes. En los actos políticos, en la solemne tribuna del Congreso, en los argumentarios de partido –para que los repita hasta el último militante– y por supuesto en los medios de comunicación afines.

Se puede revestir con una ristra de adjetivos interminable: nacional-comunista, populista, bolivariano, dictatorial, filoetarra... e incluso ir más allá: esta semana, un diputado del PP ha llegado a decir que “los presupuestos están manchados de sangre”. (De sangre etarra, se supone, por eso de que EH Bildu haya decidido apoyarlos. La misma coalición con la que el partido de Casado ha votado enmiendas en el mismo trámite parlamentario hace solo unas horas).

Pero el mensaje con el que martillean desde hace más de un año las derechas de Vox, el PP –y hasta hace muy poco Ciudadanos– es que el Gobierno es ilegítimo porque Pedro Sánchez ha pactado con los partidos independentistas catalanes y con EH Bildu. La teoría tampoco es nueva: el PP puede votar con ERC y Junts para tumbar los presupuestos del primer Gobierno de Pedro Sánchez, provocar elecciones, volver a votar con los partidos independentistas en una doble sesión de investidura frustrada y forzar una repetición electoral. Pero si los independentistas catalanes deciden votar sí a la presidencia de Sánchez o apoyar sus cuentas, es juego revuelto y empieza el mantra del “gobierno ilegítimo”.

A eso ha dedicado los últimos doce meses la oposición en España. No ha importado que el país estuviese ante la peor pandemia del último siglo. Y partiendo de esa premisa del gobierno ilegítimo, la prioridad es tumbar a ese Gobierno y para ello tanto vale votar contra las cuentas más trascendentes de la historia reciente o contra la prórroga de estado de alarma imprescindible para restringir la movilidad y contener la pandemia. Inciso: la alternativa que el PP presentó a ese estado excepcional fue un plan jurídico que llevó al Congreso y que recibió durísimos descalificativos desde todos los rincones del hemiciclo, empezando por Vox y Ciudadanos.

La campaña no solo se airea en casa donde comunicadores con mucho predicamento en la audiencia conservadora juguetean con las siglas del ISIS para tildar de terrorista al Gobierno, sino que se ha desplegado por Europa y el PP ha llegado a utilizar una comisión de peticiones de la UE para hacer de caja de resonancia de las polémicas domésticas y deslizar que peligran las ayudas de la Unión porque también en terreno comunitario empieza a calar la idea de que España es como Hungría o Polonia.

Sin olvidar las instituciones donde gobiernan los populares con el apoyo de la derecha. Y ahí está el Ayuntamiento de Madrid retirando placas o calles a dirigentes socialistas como Indalecio Prieto y Largo Caballero, con el voto a favor de Ciudadanos, que tras ver las reacciones a la memoria histórica del Gobierno de Almeida ha dicho que una y no más.

Ese ha sido el caldo de cultivo desde el mismo día en que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias firmaron el acuerdo de coalición en una sala del Congreso. Desde entonces hasta hoy el apoyo al Gobierno –que nació con una fragilísima aritmética parlamentaria– ha sumado una veintena de diputados que este jueves respaldaron la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado –con una holgada mayoría de entre 187 y 188 votos a favor, según las distintas votaciones– y ha garantizado que la legislatura va para largo, salvo hecatombe en la coalición.

Al tiempo que el Gobierno suma apoyos entre equilibrios imposibles –como pactar las prórrogas del estado de alarma con Ciudadanos y los Presupuestos con ERC y EH Bildu– y el bloque de la derecha se disuelve y ya vota separado –no solo en la moción de censura de Vox, también en otras importantes votaciones como plan jurídico del PP para hacer frente a la pandemia sin estado de alarma– los decibelios de la campaña contra el Gobierno siguen creciendo en medio de una competición de improperios donde es imposible distinguir a la extrema derecha de Abascal y al PP del enésimo giro al centro que quiere publicitar Casado.

En pleno giro, el líder de la oposición dijo a Sánchez en el hemiciclo que el voto de EH Bildu a los presupuestos es como si Macron pactase con los terroristas de Bataclan o Biden con Al Qaeda. “Ha pactado con los de Hipercor”, dijo Casado en el Congreso, ajeno a las advertencias de distintas víctimas del terrorismo que piden no ser utilizadas contra el Gobierno.

Hasta Arrimadas ha sido acusada de traición por intentar pactar los Presupuestos y arrimar el hombro durante el estado de alarma.

Esta misma semana, Carlos Herrera, en la Cadena COPE, propiedad de la Iglesia, ha dicho que el Gobierno es “el Isis de la pandemia”. La ocurrencia sale de juntar las iniciales de los apellidos de Iglesias, Sánchez, Illa y Simón, los grandes demonios de la derecha.

Durante su monólogo, Herrera consideró que todos esos dirigentes forman el “ISIS de la pandemia”. “El ISIS es Illa, Sánchez, Iglesias y Simón”, dijo. Además, el comunicador trató de ironizar sobre el comité de expertos que asesora a la Moncloa en la gestión del coronavirus con las siguientes palabras: “Sánchez, ¿los expertos eran el Pato Lucas, el tren de la Bruja, Josu Ternera, Junqueras desde la cárcel o el Che Guevara para contentar a Podemos? Este caso es muy grave porque este comité de expertos sirvió para tapar las huellas de la barbaridad perpetrada antes del 8-M en España. Cuando se descontroló el virus por no suspender el akelarre de Montero y Calvo y cientos de eventos en España. Y sirvió para justificar el estado de alarma que arrestó domiciliariamente al país durante meses y hundió su economía”.

En EsRadio, Federico Jiménez Losantos, que estos días anda de gira por los medios para presentar su libro, dice cosas peores.

Ese es el contexto en el que emergen comportamientos de otros partidarios de derribar al “Gobierno ilegítimo”. Los hay entre los viejos mandos del Ejército ya retirados que califican al Gobierno en cartas que tratan de involucrar al rey Felipe VI de “socialcomunista y filoetarra”. Los mismos que cuando escriben en sus chats privados muestran todavía más determinación y arengan a los golpistas del 36 sin ningún disimulo. El más explícito ha escrito que se debería fusilar a 26 millones de españoles. Las cuentas salen de sumar a la izquierda que vota a partidos que sostienen a Pedro Sánchez, por supuesto un presidente ilegítimo.

Este domingo, el diario El País reveló que 73 mandos del Ejército de Tierra retirados habían enviado al rey una carta en la que aseguraban que España vive una situación de “deterioro”, en la que la “cohesión nacional” corre graves riesgos, “tanto en su vertiente política como económica y social”. Tras culpar al Gobierno “socialcomunista, apoyado por filoetarras e independentistas”, de amenazar “con la descomposición de la Unidad Nacional”, en la misiva muestran su apoyo y lealtad al monarca “en estos momentos difíciles para la Patria”. Según recogió el diario de Prisa, entre los firmantes del escrito estaban un teniente general, José María Fernández-Bastarreche, que fue Mando de Personal del Ejército de Tierra; dos generales de división, Ángel Gil Barberá y Francisco Fernández Sánchez; y cuatro generales de brigada.

A la carta se sumó el miércoles la publicación por parte de infoLibre de un chat de WhatsApp en el que otros altos mandos militares retirados, en este caso del Ejército del Aire, vertieron amenazas de muerte y expresaron anhelos de golpes de Estado contra un Gobierno que consideran ilegítimo.

Desde el móvil del general de división Francisco Beca se envió el siguiente mensaje: “Yo lo he leído [un libro de Pío Moa, Mitos de la Guerra Civil], como buen facha, y si es verdad lo que dice (para mí sí lo es) no queda más remedio que empezar a fusilar a 26 millones de hijos de puta”. Y desde el teléfono del capitán retirado José Molina se redactó lo siguiente: “Me he levantado esta mañana totalmente convencido. No quiero que estos sinvergüenzas pierdan las elecciones. No. Quiero que se mueran todos y toda su estirpe. Eso es lo que quiero. Es mucho pedir?”. Beca respondió a este último mensaje: “Pero Curro [apodo amistoso para Molina] para que mueran hay que fusilarlos y hacen falta 26 millones de balas!!!!!!!!!!”.

El Ministerio de Defensa remitió este jueves estos mensajes a la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Madrid. La titular de la cartera de Defensa, Margarita Robles, pide al Ministerio Público que investigue “su eventual relevancia penal, en defensa de la legalidad”. 

Además, este jueves otro grupo de militares impulsaba una nueva declaración contra el Gobierno y la “situación actual de España”. En el texto, difundido también por infoLibre, alertan de que la unidad de España está “en peligro” y de la “imposición de un pensamiento único”. “Dada su minoría parlamentaria para formar Gobierno, el PSOE optó por la coalición con los comunistas y el apoyo de independentistas/golpistas catalanes y proetarras vascos, aceptando para ello los desprecios a España, las humillaciones a sus símbolos, el menosprecio al Rey y los ataques a su efigie”, explican en el texto.

Olona (Vox), sobre los militares que piden un golpe de Estado: “Son nuestra gente”

El ruido de sables se coló en el Pleno del Congreso que esta semana pretendía estar centrado en el debate de los Presupuestos. El miércoles, el diputado socialista Odón Elorza preguntó al líder de Vox, Santiago Abascal, si él estaba implicado en la carta de los militares retirados que calca los postulados de la extrema derecha, o si tenía algo que ver en las arengas contenidas en el citado grupo de WhatsApp. “¿A qué 26 millones de españoles hijos de puta según un general de División, habría que fusilar? Díganlo. Ustedes son los que están encendiendo el odio con estos comentarios. Son su gente, los de Vox, la ultraderecha”, apuntó Elorza.

La secretaria general de Vox en el Congreso, Macarena Olona, pidió entonces la palabra para contestar a Elorza y, aunque aseguró que no tenía nada que ver con ese chat, a renglón seguido añadió: “Por supuesto que son nuestra gente”.

Hasta este viernes nadie del PP había salido a desautorizar estas prácticas. El jueves, la portavoz en el Congreso, Cuca Gamarra, se limitó a señalar que “la opinión que haya manifestado un militar no es la opinión de las Fuerzas Armadas”. “Este partido es leal a nuestras Fuerzas Armadas y les trasladamos todo nuestro apoyo”, añadió. El propio líder del PP, Pablo Casado, evitó también el jueves condenar el contenido del chat en respuesta a preguntas de una reportera de La Sexta.

La rectificación de Casado

Y este viernes ha sido la secretaria de Organización de los populares, Ana Beltrán, la que, a primera hora, había mantenido esa misma línea. “Independientemente de lo que hayan dicho, que puedo estar de acuerdo o en desacuerdo, por supuesto, y sobre todo en alguna terminología, a mí lo que me parece importante es resaltar la labor que hace el Ejército español”, respondió Beltrán durante una entrevista en TVE.

Horas después, al mediodía de este viernes, Casado, decidió rectificar y consideró “intolerable” lo que dicen esos mensajes. “Este chat me parece absolutamente lamentable e intolerable. Por lo que he leído, está en manos de la Fiscalía, así que espero que haya un procedimiento y se depuren responsabilidades”, ha asegurado Casado durante una visita al municipio gerundense de Roses. “Estoy convencido que este chat entra dentro de errores personales que habrá que depurar en todo caso”, ha añadido.

Para Casado, “la función del rey es una función de imparcialidad absoluta como símbolo del Estado”. Y en su opinión, “en el caso de Don Felipe esa imparcialidad ha sido absolutamente escrupulosa durante todo su reinado y el compromiso con la democracia de la monarquía ha sido irreprochable”.

Este lunes, la dirección de Casado envió un argumentario interno a todos sus dirigentes instruyéndoles para “hacer de barrera al sanchismo, al Partido Sanchista, que ha dejado huérfano al socialismo de siempre, a la izquierda patriótica y constitucional” en la que el PP sitúa a los dirigentes socialistas que han criticado que los Presupuestos hayan sido respaldados por EH Bildu o ERC y que, a juicio de Génova 13, “se rebelan contra unos pactos” que llevan a España “al precipicio”.

“Hay que cerrar las puertas a aquellos movimientos que orbitan en torno al sanchismo y su plan para acabar con el sistema constitucional, que de manera intencionada llaman régimen. El régimen, su régimen, es lo que pretenden instaurar en España”, insistió en sus argumentarios internos la dirección popular, que prácticamente desde la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa ha considerado que el Ejecutivo es ilegítimo. Incluso tras las generales del 28A y el 10N —en las que el PSOE fue primera fuerza y el PP se quedó sin ninguna posibilidad de sumar para conformar un Gobierno alternativo y con los peores resultados de su historia— Casado y los suyos siguieron considerando que el Ejecutivo progresista no contaba con el respaldo soberano.

Casado: “El radicalismo populista campa por España”

A raíz de la pandemia que provocó la declaración del estado de alarma, la dirección popular ha tratado de difundir, además, la idea de que PSOE y Unidas Podemos quieren instaurar una “dictadura” en España, una tesis que el PP ha recuperado esta semana. Cuando se decretó el confinamiento dijo que Sánchez había “estabulado” a los españoles. Este martes, Casado se equiparó a los opositores venezolanos o cubanos. “El objetivo del PP es defender la libertad como el bien más preciado que tiene el ser humano y por el que bien merece arriesgar la vida. Eso es lo que han hecho los valientes opositores cubanos y venezolanos, eso es lo que haremos la oposición en España, y estoy seguro que eso es lo que harán la inmensa mayoría de españoles cuando tengan la oportunidad de elegir”, proclamó durante su intervención en una conferencia del XIII Foro Atlántico que organizó la Fundación Internacional para la Libertad.

El líder del PP también asemejó al Gobierno español con el venezolano. Casado se refirió a las próximas elecciones del país caribeño como “la farsa electoral de un régimen terrible que ha asesinado a miles de inocentes y sepultado la gran riqueza venezolana en corrupción y narcotráfico”. “Lo incomprensible es que tenga el apoyo de gobernantes en España”, aseguró, en alusión al Ejecutivo español.

“El régimen bolivariano del socialismo del siglo XXI y el Alba fue la punta de lanza, sostenida por el régimen castrista, pero luego financió e impulsó el radicalismo populista que ahora campa por Europa y muy especialmente aquí, en España. Han ascendido al Gobierno partidos abiertamente antisistema, que reniegan de la esencia de nuestro Estado de Derecho y de nuestro pluralismo político”, sentenció Casado.

A su juicio, España se encuentra no solo ante “un retroceso en términos democráticos”. Para el presidente popular la actual actitud del Gobierno “es, además, la mayor amenaza a la que se enfrenta” la “libertad”. De hecho, Casado consideró que “el COVID ha traído consigo una dura realidad: por primera vez, España corre el riesgo de no ser lo que los españoles quieran que sea, sino el resultado de la ingeniería social de un Gobierno”.

Aznar alerta de “peligros muy graves”

Sus tesis las compartió un día después el expresidente José María Aznar, padrino político de Casado. El miércoles, durante un foro con opositores venezolanos, Aznar consideró que los españoles deben ser “muy sensibles” ante la situación en Venezuela. “Aquí en España pasan cosas que antes se decían que no podían pasar igual que antes en Venezuela se decía que no iba a pasar”, advirtió.

Son, según el expresidente, “peligros muy graves”, porque “cuando se abre un camino de deslegitimación institucional, de cuestionamiento democrático de un sistema, se abre un camino peligroso. Y si los que abren ese camino tienen como modelo, han sido consejeros, cómplices, auspiciadores de los movimientos dictatoriales, revolucionarios, bolivarianos en Latinoamérica, eso es excesivamente peligroso para España”, dijo, en alusión a Unidas Podemos.

También la expresidenta madrileña Esperanza Aguirre denunció este jueves que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, “está siguiendo el programa de Podemos, que no es de Gobierno, es de cambio de régimen”. “Ellos creen que con el 51% de los escaños pueden hacer cualquier cosa como cambiar la Constitución. Nos quieren llevar a lo que es Venezuela, el bolivarianismo. Quieren hacer eso en España, el socialismo del siglo XXI que es ausencia total de libertad”. No obstante, Aguirre auguraba al Ejecutivo progresista “muy larga vida” tras la aprobación de sus Presupuestos.

Precisamente para redondear las duras acusaciones lanzadas en los últimos meses, que tratan de difundir la idea de un Gobierno ilegítimo, la dirección popular reaccionó este jueves al visto bueno que dio el Congreso a las Cuentas asegurando que su aprobación “consuma la gran traición” de Pedro Sánchez “a los españoles”. Frente a esos supuestos pulsos autoritarios, Génova 13 se erige en defensora de la “libertad”, y no duda para ello en retorcer lo que dice la nueva ley educativa o en intentar presentar al grupo creado por Moncloa para luchar contra la desinformación como un “ministerio de la verdad”.

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