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Sánchez homenajea a Rajoy con el anuncio de unos presupuestos “de sentido común”

Sánchez en su intervención en la sesión de control de hoy.

Iñigo Sáenz de Ugarte

El formato de la sesión de control en el Congreso es un chollo para el Gobierno. La gente piensa que tiene que ser un suplicio ir al hemiciclo una vez a la semana para que te llamen de todo. Con el estilo desabrido que caracteriza al parlamentarismo español, en un día bueno lo menos que puedes esperar es que te llamen mentiroso. Eso es como si te dan los buenos días. El diputado del PP Emilio del Río llegó a acusar este martes a la ministra de Justicia de amparar “una red de chantaje y explotación de menores”. Lo menos que podría haber hecho después es ir a la comisaría del Congreso para presentar una denuncia, pero aún le están esperando.

Sin embargo, en el plano político el Gobierno lo tiene fácil para triangular el debate y colocarse en el centro mientras las fieras desatadas le acosan desde ambos lados soltando espuma por la boca. El PP acusa a Pedro Sánchez de haberse entregado a los independentistas catalanes e incluso de financiar sus planes separatistas. “Ha puesto 1.600 millones más para Torra”, dijo Pablo Casado. Un pocos minutos después, el portavoz de ERC, Joan Tardà, exige a Sánchez que “pida disculpas por el pasteleo con Casado” por el reparto de puestos en la elección del nuevo CGPJ.

Si fuera una sitcom, Sánchez podría romper la cuarta pared, mirar a la cámara sonriendo y decir algo así como ¿ven cómo los extremistas me acosan desde ambos lados?

El presidente se muestra tan dispuesto a erigirse en paradigma del centro que llegó a hacer un involuntario homenaje a Mariano Rajoy. Comunicó a Casado que el Gobierno llevará al Congreso un proyecto de presupuestos antes de abril, que fue cuando los presentó el anterior Gobierno, pero que además “antes que ideológicos, serán unos presupuestos de sentido común”.

Sentido común. Las palabras con las que Rajoy respondía a casi cualquier crítica negando la evidencia del inevitable contenido ideológico de las medidas de su Gobierno.

Al PSOE le vino bien que el presunto pacto de Sánchez con los nacionalistas catalanes con el que el PP hace oposición todos los días se viera acompañado por el ataque directo que hizo Tardà contra la justicia española. Tardà no se anduvo con rodeos. “Sistema judicial endogámico y clasista”. “Prevaricar en beneficio de los poderes fácticos”. “Reminiscencias fascistas”.

Sánchez tiró de medallero. Por ejemplo, el de un think tank conservador norteamericano, Freedom House, sobre libertades democráticas que concede a España 94 puntos sobre 100 (la misma nota de Alemania y Reino Unido y superior a la de EEUU, 86). Citó otro índice de The Economist que pone a España por encima de Francia y EEUU.

Con respecto a las sentencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que ha dado varios revolcones a la justicia española en los últimos años, Sánchez recordó que desde 1969 ha emitido 98 sentencias condenatorias contra España. Las cifras de otros países son peores. Alemania, 186; Francia, 722; Reino Unido, 312.

Evidentemente, algunos casos tienen más repercusión política que otros. Si en el futuro el TEDH anula la sentencia del juicio del procés, no habrá ranking internacional que pueda limpiar la imagen de la justicia española.

En la estrategia 'todos están locos menos yo', la vicepresidenta Carmen Calvo prosiguió con su tarea de burlarse de la portavoz parlamentaria del PP. Dolors Montserrat tuvo un día malo en octubre, y Calvo se lo va a estar recordando hasta las próximas elecciones. Es cierto que Montserrat dice algunas cosas raras: “Donde los españoles vemos delitos de rebelión, ustedes ven indultos”. ¿Todos los españoles piensan como ella?

La pregunta que había hecho la diputada del PP era de las que sólo se pueden responder con un 'no': “¿Cree el Gobierno que la paciencia de los españoles es infinita?”. Lo propio de los gobiernos es que pongan a prueba la paciencia de los ciudadanos, pero no hasta el punto de creer que es inagotable, a menos que quieran perder las elecciones.

Calvo vs. Montserrat comienza a adquirir el tono de los combates que arrojan frases inesperadas. La vicepresidenta ya le mira siempre a Montserrat como si esta necesitara ayuda profesional de algún tipo. “Usted necesita una pareja artística y no soy yo”, dijo Calvo en lo que supone una decepción para los programadores televisivos interesados en nuevos formatos. “Y hablando de arte que usted ha citado, a mí se me viene a la cabeza Cicerón, y usted se parece cada día cada vez más a Catilina”.

Calvo llevaba la frase preparada, pero no atinó mucho a la hora de encajarla en su intervención. Cicerón, eximio senador, abogado y orador de la República romana, contaba con una gran colección de arte, pero no era precisamente un artista. Catilina fue en su tiempo el símbolo de la demagogia y de la conspiración para tomar el poder por la fuerza. “¿Hasta cuándo abusarás, Catilina, de nuestra paciencia?”, dijo Cicerón en la célebre acusación contra el conspirador.

En la represión contra Catilina y sus partidarios, Cicerón se ocupó de que se vulneraran las leyes y costumbres de la República y promovió la aniquilación de los rebeldes. Unos 2.000 de ellos fueron asesinados. Hay que imaginar que ese no es el destino que Carmen Calvo desea para Montserrat por sus preguntas.

Al menos, no le acusó de proteger una red de corrupción de menores, lo que en el Congreso no es poco.

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