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El “fantasma de los 90” acecha a los votantes argentinos en plena campaña

Arranca la campaña en los medios para la segunda vuelta de las presidenciales argentinas

EFE

Buenos Aires —

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El “fantasma” de la década de los 90 en Argentina, marcada por la política neoliberal del menemismo y un posterior Gobierno de coalición incapaz de manejar una de las peores crisis que recuerda el país, sobrevuela como un espectro la campaña para la segunda vuelta presidencial.

La “era de los 90” empezó en realidad en Argentina en 1989, con la llegada del peronista Carlos Menem al poder, y terminó a finales de 2001, cuando Fernando de la Rúa, líder de la Alianza entre radicales y peronistas disidentes, abandonó anticipadamente el Gobierno en medio del desastre económico y social.

Fue la “década perdida”, como la define la presidenta Cristina Fernández, que, sin embargo, no menciona que Daniel Scioli, el candidato oficialista a sucederla a partir del 10 de diciembre, es un producto de aquellos años, cuando Menem lo llevó del mundo del deporte al de la política.

También lo es su rival en la segunda vuelta del próximo día 22, el conservador Mauricio Macri, miembro de una familia de empresarios que se benefició con la política menemista, que comenzó a construir su carrera como dirigente, primero deportivo y luego político, en aquellos años y cuya orientación de centroderecha lo acerca a la vereda de Menem (1989-1999).

El mal recuerdo que los argentinos aún conservan del trágico final de aquella era, que fue de los excesos del poder a la debacle es una pieza clave en la psicología de los votantes que el oficialismo pretende manipular a su favor en la actual campaña.

Los kirchneristas advierten que, si Macri accede a la Casa Rosada, rescatará la política neoliberal de los 90.

Y no solo eso: tachan a Cambiemos, el frente liderado por Macri e integrado por el partido del candidato (Propuesta Republicana (Pro)), la Unión Cívica Radical y la Coalición Cívica, de ser una “nueva Alianza” que podría terminar tan estrepitosamente mal como la que encabezó De la Rúa (1999-2001).

La propia Cristina Fernández, en un acto el viernes último, comparó a De la Rúa con Macri.

Recordó que el expresidente fue primero alcalde de Buenos Aires, como lo es actualmente el aspirante de Cambiemos, y que De la Rúa “en 2001 se fue en helicóptero dejando muertos en la Plaza de Mayo y el país dado vuelta”.

“Por eso estoy preocupada de que en 2015 alguno que tenga esta visión y este modelo de país pueda también llegar a sentarse en el sillón de la Casa Rosada”, afirmó.

Pero ¿y qué pasó en los 90 en Argentina? Fueron los años de las millonarias privatizaciones, un peso equivalía a un dólar, se importaba de todo y los argentinos viajaban en vacaciones al exterior.

Los años de la “pizza con champán”, metáfora de un populismo mal disfrazado de “glamour”, de un Menem que iba a toda velocidad en una Ferrari roja y recibiendo en la Casa Rosada a Madonna y los Rolling Stones, de sus promesas de viajes a la estratosfera...

También los de los sonados casos de corrupción y los de la destrucción del tejido productivo y de la multiplicación de la pobreza y el desempleo.

Un caldo de cultivo que heredó De la Rúa, que no encontró otra solución que el “corralito” bancario y la represión para frenar el enojo social.

Para el kirchnerismo, Macri es la reencarnación del menemismo y el riesgo de repetir el final abrupto de la Alianza. Para el macrismo, es Scioli el mejor alumno de Menem y la comparación de su líder con De la Rúa, un eslabón más de una “campaña sucia”. Para el resto, tanto Macri como Scioli recurrirán a recetas de ajuste.

“Scioli defendía la re-reelección de Menem. Estos tipos son unos caraduras”, dijo hace unos días Macri, quien recordó que fueron los peronistas “los que gobernaron en los 90”.

Aquí nadie puede arrojar la primera piedra. Scioli llegó a diputado impulsado por Menem y hasta el fallecido Néstor Kirchner, antecesor y esposo de Cristina Fernández, catalogó alguna vez a Menem como “el mejor presidente de la historia”.

Y en el bando del Pro, uno de sus fundadores, Horacio Rodríguez Larreta, mano derecha de Macri y alcalde electo de Buenos Aires, fue funcionario de los gobiernos de Menem y De la Rúa.

Menem, que a sus 85 años y con una condena a prisión por contrabando de armas sigue en su banca de senador, ya no habla de la actualidad política.

Pero sí su hija, Zulemita, quien recientemente dijo que tanto Scioli como Macri “nacieron de la mano” de su padre.

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