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Marruecos provoca una crisis con España utilizando a su población para desestabilizar la frontera de Ceuta

El Ejército español, desplegado en las costas de Ceuta

Gabriela Sánchez / Irene Castro

Ceuta / Madrid —
18 de mayo de 2021 22:04 h

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Marruecos ha forzado la mayor crisis migratoria hasta el momento en la frontera con Ceuta: en apenas 36 horas han pasado a territorio español unas 8.000 personas. Según fuentes de Interior se han producido 5.600 devoluciones, cifra que incluye las devoluciones en caliente y la vuelta voluntaria de algunos de los migrantes.

Los servicios en la ciudad autónoma no dan abasto para atender a todos aquellos que no pueden ser trasladados inmediatamente al otro lado de la valla. Pedro Sánchez, que mandó un mensaje de “firmeza”, se desplazó este mismo martes a Ceuta para “conocer de primera mano la crisis migratoria creada con la llegada a nado de miles de ciudadanos marroquíes”, según el comunicado enviado por Moncloa. “España está sufriendo un desafío de Marruecos”, ha afirmado el presidente este miércoles en la sesión de control al Gobierno.

Aunque en un principio el Gobierno trató de hacer equilibrios para no señalar directamente a Marruecos y el presidente le hizo un llamamiento a “cooperar”, el Ejecutivo y la UE se encuentran ante el desafío del reino alauí, que ha promovido esta situación en respuesta a la acogida en España del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali “por razones humanitarias”. “Hay actos que tienen consecuencias y se tienen que asumir”, advirtió la embajadora en declaraciones a Europa Press poco antes de reunirse con la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, que había tratado de desvincular la crisis migratoria del enfado de Marruecos por el ingreso de Ghali en el Hospital de San Pedro (Logroño).

Sin embargo, las advertencias de Marruecos llevaban días sonando desde que González Laya reconoció la acogida de Ghali el 23 de abril. Dos días después, el Ministerio de Exteriores marroquí emitió un comunicado en el que “deploraba la actitud” de España por albergar a Ghali y reclamó explicaciones al Ejecutivo de Sánchez. Fuentes gubernamentales aseguran que los contactos se han mantenido en todo momento. 

“Van a abrir las fronteras”

Desde este sábado, el rumor de que Marruecos iba a levantar sus controles en la frontera con Ceuta y las costas de Tánger se comenzó a difundir entre la población marroquí residente en la región próxima a la ciudad autónoma y entre comunidades de migrantes subsaharianos, explica Helena Maleno, investigadora y portavoz del colectivo Caminando Fronteras. “Varios días antes nos estaban avisando: van a abrir las fronteras, van a abrir las fronteras. Nos empezaban a mandar vídeos diciendo que no había vigilancia”, dice la activista, quien advirtió a través de Twitter de esta situación durante la mañana de este lunes, horas antes de que se produjese el mayor pico de llegadas a la ciudad autónoma: “Nos decían que iban a dejar a pasar miles de personas”.

La información, que apuntaba a que Marruecos permitiría el paso a España durante “48 horas” (lunes y martes), se transmitió de boca en boca. En la madrugada del lunes, esos mensajes confusos se convirtieron en realidad. Las personas recién llegadas entrevistadas por elDiario.es coinciden en que había vía libre por parte de los agentes marroquíes para atravesar la frontera. “Estaba abierto el acceso. La policía nos decía: ‘Entrad a Ceuta’. Muchísima gente ocupaba la carretera para ir a la arena, pero aquí nos quieren devolver”, dice una de ellas, Mumim, desde la ciudad autónoma.

Precedentes de relajación en el control de fronteras

Durante décadas, distintos gobiernos de España –de diferente color político– han enviado fondos a Marruecos a cambio de una mayor “cooperación fronteriza”. El Reino alauí utiliza la migración como moneda de cambio en función de sus intereses económicos y políticos. El Gobierno marroquí ha relajado sus labores de control migratorio en diversas ocasiones con el objetivo de presionar a las autoridades españolas o europeas para obtener una mayor dotación presupuestaria o demostrar su poder ante cuestiones delicadas para Mohamed VI, como el conflicto del Sáhara Occidental. Es el fenómeno conocido por los expertos como “externalización de fronteras”, por el que los estados miembros financian a terceros países a cambio de ceder las labores de vigilancia. Este mismo martes, el Consejo de Ministros ha aprobado una partida de 30 millones de euros para Marruecos por su “cooperación”, que Marlaska asegura que ya estaba comprometida. 

Aunque la entrada de 8.000 personas a Ceuta en 36 horas ha superado todos los registros históricos del flujo migratorio en la frontera sur, no es la primera vez que Marruecos corta sus controles fronterizos de forma evidente y facilita el paso a España. En 2014, con Mariano Rajoy en el Gobierno, más de 3.000 personas zarparon en patera desde las costas marroquíes en un solo fin de semana con el objetivo de atravesar el Estrecho. Transcurridas cerca de 48 horas, las fuerzas del país vecino volvieron a patrullar sus aguas y las llegadas regresaron a sus niveles habituales.

Pronto se supo la razón. La Guardia Civil española, por error, paró la embarcación del rey marroquí, Mohamed VI, en un control rutinario. El episodio enfadó al monarca alauí y demostró su poder, abriendo la puerta a miles de migrantes subsharianos, según adelantó entonces el diario El Mundo y reconoció años después el entonces ministro del Interior Jorge Fernández Díaz.

Además de la cifra, muy superior a la registrada entonces, este nuevo aumento de las llegadas se caracteriza también por la nacionalidad de las personas a las que Marruecos permite la salida. Se trata de su propia población. Miles de ciudadanos marroquíes –la mayoría muy jóvenes, un tercio de ellos menores de edad– han abandonado el país en plena crisis económica agravada por la pandemia, ante la falta de resistencia por parte de los agentes. Sin embargo, a su vez, el Gobierno alauí está aceptando el retorno inmediato de parte de las personas a las que no ha impedido el cruce de la frontera. Hasta el momento, han sido devueltas 5.600 personas, según fuentes de Interior.

“Mucha gente de la zona de Castillejo (próxima a Ceuta), llevan meses sin comer, sin tener nada que llevarse a la boca. Se estaban produciendo manifestaciones de los jóvenes en esa zona que vivía de una frontera que lleva meses cerrada”, explica Maleno.

Alarma en el Gobierno en la semana de España 2050

A pesar de las advertencias, fue con las llegadas masivas de personas desde Marruecos cuando le saltaron todas las alarmas al Gobierno, que actuó con rapidez, eso sí, en el cambio de planes. El Ejecutivo estaba esta semana pletórico por la aceleración de la vacunación, y pendiente de los fondos europeos y de la presentación de la estrategia nacional de la España 2050 que el presidente pretende realizar este jueves. Sánchez canceló un viaje a París, donde iba a participar en una cumbre de financiación de África, y se trasladó a Ceuta junto con el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Fue también con esas primeras llegadas de centenares de personas cuando se reforzó el despliegue de seguridad, que este martes ha alcanzado 400 agentes extra de distintos cuerpos así como del ejército. 

En un primer momento, el Gobierno evitó señalar a Marruecos como el responsable de la crisis migratoria y trató incluso de desvincularla de la presencia de Ghali en España. “Lo que estamos haciendo es evaluar dentro del marco de la cooperación con Marruecos en la lucha contra la inmigración, valorando lo que ha acontecido y llegaremos a las conclusiones que sean necesarias”, se limitó a decir Marlaska tras el Consejo de Ministros. 

Marlaska aseguró a primera hora en una entrevista en TVE que el Gobierno actúa siempre en “conjunto” después de que ABC publicara que se opuso a traer al líder del Frente Polisario y que advirtió de las consecuencias. Fuentes de Interior aseguran que mostró su oposición a la acogida del líder saharahui y que trasladó la inconveniencia, pero que Moncloa no le hizo caso. Otras fuentes gubernamentales también apuntan a que se podría haber gestionado de otra manera. 

El socio minoritario de la coalición desconocía la presencia de Ghali, informa Aitor Riveiro. Unidas Podemos ha acusado a Marruecos de “chantaje diplomático”. Posteriormente sí se ha incluido a la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, en la comisión de seguimiento de la situación en la que participan también los ministros de Asuntos Exteriores, Defensa, Política Territorial y Función Pública, Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, la directora del CNI y el secretario de estado de Seguridad [este último en ausencia de Marlaska]. La primera reunión la ha presidido la vicepresidenta primera, Carmen Calvo. 

Incremento de la tensión por la soberanía del Sahara

A pesar de la cautela del Gobierno en su señalamiento a Marruecos, Sánchez ha enviado un mensaje de “firmeza” de España y ha advertido de que la “prioridad” es “garantizar el control de la frontera” y “proceder a la devolución inmediata de todo aquel que haya entrado irregularmente”. El Gobierno subraya la cifra de devoluciones en caliente a las que se opuso cuando estaba en la oposición. El presidente ha asegurado que España quiere mantener a Marruecos como un país “amigo”, pero ha advertido de que es necesario el “respeto mutuo a las fronteras” y le instó a “cooperar”. 

Tras haber asegurado que Marruecos no actuaba “fruto del desencuentro” por la acogida de Ghali, la ministra de Exteriores ha citado a la embajadora marroquí, Karima Benyaich, que antes de acudir a la cita ha declarado a Europa Press que las actuaciones del Gobierno tenían “consecuencias”. González Laya ha admitido posteriormente el “disgusto” de España y el “rechazo a la entrada masiva de migrantes marroquíes en Ceuta”. “Le he recordado que el control de las fronteras ha sido y sigue siendo la corresponsabilidad de España y de Marruecos”, ha expresado González Laya, que ha defendido que se tiene que “evitar que actos como estos puedan volver a producirse”. Tras el encuentro, Marruecos ha llamado a consultas a su representante en España.

Sánchez y González Laya han desplegado contactos diplomáticos con otros países, especialmente con la UE, que ha enviado el mensaje unitario de que la frontera española es la de los veintisiete. “Lo más importante ahora es que Marruecos mantenga su compromiso de evitar las salidas irregulares y que quienes no tengan derecho a quedarse sean devueltos de forma ordenada y efectiva. Las fronteras españolas son fronteras europeas. La UE quiere construir una relación con Marruecos basada en la confianza y los compromisos compartidos”, ha advertido la comisaria de Interior, Ylva Johansson. No obstante, la actuación de Bruselas no ha pasado del terreno declarativo y tampoco el Gobierno se ha pronunciado sobre posibles acciones ante la dejación de Marruecos. 

A pesar de la rápida involucración de la UE [la tensión con Marruecos había llegado, por ejemplo, a Alemania, a quien se quejó por su “actitud negativa” después de que Donald Trump reconociera la soberanía sobre el Sahara en contra de la resolución de la ONU], el PP se ha lanzado en tromba contra el Gobierno. Pablo Casado ha acusado a Sánchez de la crisis migratoria y ha asegurado que “mientras todo el mundo la preveía” el presidente “estaba preocupado en diseñar un plan para 2050 y en los indultos a los independentistas”.

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