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Miquel Iceta (PSC): “Antes de preguntar por la ruptura, preferimos preguntar por un nuevo acuerdo”

Miquel Iceta en una imagen de archivo

Irene Castro

Miquel Iceta (Barcelona, 1960) es el candidato del PSC a la presidencia de la Generalitat. El también primer secretario de los socialistas catalanes admite que no parte como uno de los favoritos pero recuerda que su partido fue el segundo más votado en las municipales del 24M. Iceta intenta posicionarse como la alternativa entre la “ruptura” de Artur Mas y Oriol Junqueras y el “inmovilismo” del PP. Es consciente de que, además de por sus resultados, el nuevo escenario le puede obligar a llegar a acuerdos. Su preferencia: un gobierno de izquierdas. ¿Con quién se sentiría más cómodo? Con Iniciativa (ICV), que en estas elecciones concurre con Podemos.

El otro día reconoció que el PSC no parte como uno de los favoritos para el 27S, ¿a qué atribuyen esa falta de confianza de los votantes?

El proceso de polarización está haciendo que las posiciones más intermedias estén en un momento muy difícil, pero las expectativas que tengo es que el PSC sea imprescindible en cualquier solución después de las elecciones.

¿Cuál es su receta para que el PSC resurja?

Somos una gente que ofrece una alternativa, decimos que hay solución al problema entre Cataluña y España. Hay algunos que dicen “no hay problema, no pasa nada” y tenemos un lío descomunal; y otros que dicen: “La única solución es romper e irnos”. Nosotros decimos que hay una solución que nos permite seguir juntos pero a través de un nuevo acuerdo entre Cataluña y España que pasa por una reforma constitucional federal.

Quiere ser imprescindible en la futura legislatura y el mapa de las autonómicas muestra que ya no habrá mayorías absolutas, ¿con quién se siente más a gusto de todos los partidos que concurren a las elecciones?

Nos gustaría participar en una mayoría de izquierdas en el Parlament. Hemos tenido un Gobierno de centro-derecha con el apoyo de ERC y nos gustaría que hubiera un Gobierno de centro-izquierda e izquierda. Es el momento de apostar por las políticas sociales, por la recuperación económica, por la creación de empleo... Por tanto, nos sentimos más cerca de aquellos partidos que se sitúan en el centro y la izquierda. Además de la distribución tradicional de los partidos entre izquierda y derecha, también está los que están por la independencia y los que no lo estamos. En estos momentos, del partido que me puedo sentir más cercano es de Iniciativa (ICV).

¿En algún momento se han planteado formar parte de Catalunya Sí que es Pot?

Ni nos han invitado ni nos lo hemos planteado.

ICV concurre a estas elecciones con Podemos. Pablo Iglesias, como el PSC, quiere que Cataluña se quede en España pero sí que es partidario del derecho a decidir. ¿Tendrían que renunciar al derecho a decidir para poder llegar a un acuerdo?

Dicen que lo quieren decidir todo. Y yo también. Hay palabras que llega un momento que hay que concretar qué significan. Cuando hablan de proceso constituyente, nosotros hablamos de reforma de la Constitución. Todavía no han precisado cuál es su propuesta concreta más allá de eso, que lo quieren decidir todo. En democracia uno ha de decir qué quiere decidir y a través de qué procedimiento. No han presentado un programa. Somos el único partido que tenemos un programa.

Entonces habrá que ver cuáles son sus planteamientos porque los acuerdos que puedan establecerse a partir del día 28 serán en función de los programas. Cuando hay que llegar a acuerdos con programas distintos hay que acerca posiciones, pero creemos que Cataluña necesita un Gobierno sólido y amparado en una mayoría parlamentaria estable.

Catalunya Sí que es Pot no tiene programa aún, pero Pablo Iglesias, que apoya esta candidatura, es partidario de que haya un referéndum en el que se pregunte a los catalanes si quieren seguir en España o no.

Yo tan claro no se lo he oído, pero nosotros decimos una cosa de sentido común: antes de preguntar por la ruptura, preferimos preguntar por un nuevo acuerdo, porque de alguna manera la ruptura es el último de los caminos. Si tú decides romper, ya no hay más de qué hablar; si dices que no a la ruptura, tienes que volver a empezar y ver cuál es el camino. La secuencia lógica es primero intentar alcanzar un nuevo acuerdo y que los ciudadanos puedan decir si lo aceptan o no.

¿Pablo Iglesias tendría que pasar por el aro de primero hablar de la Constitución y luego si eso no prospera ya veremos si hablamos de ruptura o por el tema de la ruptura es algo por lo que el PSC no pasaría?

Nosotros estamos en contra de la ruptura y con los partidos que quieran romper no vamos a estar, pero es que creo que Pablo Iglesias tampoco quiere romper. Él habla de un proceso constituyente tanto en Cataluña como en España y lo que queremos es ver en qué se concreta. Si es en la necesidad de reformar la Constitución como el Estatut, ahí podríamos encontrarnos. Para eso todos los partidos tienen que hacer un esfuerzo de más claridad. Mas y Junqueras ya lo han dicho: lo que quieren es la independencia. Los que no la quieren han de decir exactamente qué camino proponen.

Hay quien en el PSC sí es más partidario de el derecho a decidir, ¿por qué ha renunciado la dirección a este principio? ¿Qué pasa con aquellos que se sienten más próximos a realizar un referéndum?

El programa electoral del PSC se aprobó con un único voto en contra. No es algo que se le haya ocurrido a la ejecutiva ni a mí, sino que ha seguido un proceso de consulta, participación y aportaciones de todas las organizaciones del partido e incluso externas y que luego se ha llevado a cabo una votación en nuestro Consell Nacional. Salió con un solo voto en contra.

Por lo tanto, en el PSC en estos momentos hay un consenso inmenso, una mayoría amplísima, que dice una cosa muy sencilla: lo que corresponde en los próximos cuatro años es abordar una reforma constitucional. Es una reforma que acaba en un referéndum vinculante en el que van a participar todos los españoles y, por tanto, todos los catalanes. Esa es la consulta que proponemos. Los partidos han ido avanzando en sus posiciones: ERC y CDC tampoco defienden el derecho a decidir, defienden la independencia; nosotros defendemos el estado federal.

¿Cómo explica que haya ediles del PSC que hayan votado a favor o hayan permitido que algunos municipios se integren en la Asociación de Municipios por la Independencia?

Es una decisión que los municipios no deben tomar. Los municipios no deben sumarse a un debate que no es de los municipios sino en todo caso del Parlament. Hemos de trabajar desde los ayuntamientos para unir a la gente y no para dividirla.

¿Se va a tomar algún tipo de medida?

La cuestión no se puede resolver desde el punto de vista de la disciplina sino del debate político. Cuando dentro de un año este proceso se haya disuelto, la gente verá que la pertenencia a una asociación u otra no era una decisión buena para un ayuntamiento.

¿Cree que cambiar a un modelo federal va a satisfacer a aquellos que tienen ansias independentistas?

No. Creo que hemos de ser sinceros. Difícilmente vamos a convencer a la gente que desde hace mucho tiempo cree que no hay otra salida que la independencia. Lo que pretendemos es convencer a una amplísima mayoría que lo que cree es que hay un problema y a los que hasta ahora no se las ha ofrecido otra solución más que la independencia. Nosotros decimos: “Hay una solución”. Es una solución que cambia las cosas, que resuelve los problemas pero que no rompe ni con España ni con Europa.

El planteamiento del PSOE respecto a la reforma constitucional defiende “mejorar el autogobierno de aquellas comunidades con esa vocación”. ¿Cuáles son esas comunidades?

Eso tiene que decirlo cada una de ellas. En España nos hemos de acostumbrar a que las comunidades tienen un protagonismo y cada una tiene sus ansias de autogobierno y nadie puede poner límites a otros ni nadie debe decir a otros lo que deben hacer. Cataluña necesita un mejor autogobierno, un mejor reconocimiento, una mejor financiación y eso puede encontrar una solución a través de una reforma constitucional en el que no olvidemos que debe haber otras cuestiones que no son territoriales, como la calidad de la democracia y el blindaje de los derechos sociales. No ha de verse solo como una cuestión territorial y dirigida a resolver los problemas de Cataluña y España.

¿En qué más mejoraría el autogobierno de Cataluña?

Se producen disensiones y duplicidades y de conflictividad entre la Administración General del Estado y las Comunidades Autónomas. Por tanto, necesitamos reglas mucho más claras. Además, en Cataluña, hay una demanda de dejar clarificadas las competencias de lengua, educación y cultura. No tenemos instituciones federales asentadas. Le damos importancia a un cambio en el Senado para que sea una Cámara territorial de verdad. Hay muchos elementos en los que podemos mejorar y tenemos buenos ejemplos en otros estados federales.

¿Cómo harán para que el autogobierno de unas regiones no perjudique a otras, que es lo que preocupa a Susana Díaz?

Susana Díaz dice dos cosas que yo comparto absolutamente. Hay dos líneas rojas: no se puede poner en cuestión la soberanía, que corresponde al conjunto de los españoles; y no se puede romper la igualdad básica de los españoles en lo que se refiere a los derechos. En eso estamos totalmente de acuerdo. La reforma que proponemos ni pone en cuestión la soberanía ni la igualdad de derechos entre los españoles.

¿Los sentimientos nacionalistas tienen sentido en un mundo globalizado?

Los sentimientos tienen precisamente esa dimensión. La democracia debe permitir unas reglas de juego que permitan la convivencia de sentimientos distintos. La pluralidad de sentimientos que hay en Cataluña (gente que se siente tan española como catalana, más catalana que española, más española que catalana, etc.) ha de tener encaje. Las instituciones deben servir a los ciudadanos y no levantar barreras, ni divisiones, ni fronteras en función de la existencia de sentimientos distintos.

¿Las aspiraciones independentistas responden a esos sentimientos o a cuestiones económicas?

Hay una mezcla de todo. Hay gente que puede considerar que el futuro de Cataluña solo se garantiza a través de una ruptura con el resto de España y, en cambio, yo creo que la mayoría de catalanes no lo ve así. Probablemente para una parte de los catalanes sea importante alcanzar un nuevo acuerdo. Lo que es inconcebible es no cambiar nada. Cuando en una sociedad, no tenemos los datos concretos, pero en torno a un 40% de ciudadanos quiere la independencia, es que hay un problema. Seguramente no vamos a convencer a todos, pero a una parte sí ofreciendo un nuevo acuerdo.

¿Por qué ese sentiemiento llega al 40% en Cataluña y no, por ejemplo, en la Comunidad Valenciana que también se queja del modelo de financiación?

Tenemos que acostumbrarnos que cada comunidad tiene sus sentimientos, su voluntad de autogobierno y cada una tiene lo suyo, ni mejor ni peor. En Cataluña siempre ha habido un sentimiento nacional muy profundo, no de ahora sino que viene del siglo pasado y el anterior. Esto no es improvisado, no es Artur Mas, esto viene desde hace mucho tiempo. Históricamente ha habido posibilidades de hacer posible ese sentimiento con un proyecto español compartido y hay momentos en que hay que revisar las reglas de juego para que haya una mayoría cómoda en ese escenario. La sentencia del Estatut, la crisis y la irresponsabilidad del PP han ayudado mucho en esa dirección. Si hubiera habido un cauce de diálogo, las cosas no se hubieran puesto tan difíciles y extremas como están ahora. Este problema ya no lo resuelven ni Mas ni Rajoy.

¿Pedro Sánchez envuelto en una bandera de España le perjudica electoralmente a usted?Pedro Sánchez envuelto en una bandera de España

Creo que no. Una bandera de España si es suficientemente grande, como era aquella, tiene una ventaja y es que deja ver un escudo muy grande. El escudo de España nos da dos cosas: una lección de historia, cómo España llegó a ser lo que es uniendo cosas; y dos, una guía para el futuro. La única forma de que España siga haciendo un proyecto compartido es que se respeten las diferencias y todo el mundo se sienta acogido en su identidad. Lo que proponemos es que eso que indica el escudo tome forma en una reforma constitucional.

¿Ha empañado el debate independentista los demás temas políticos en Cataluña, como los derechos sociales?

En parte sí y en parte es a voluntad de Mas y Junqueras, que ahora evitan que se haga un juicio o un balance sobre su acción de gobierno a costa de impulsar un debate que se lo come todo.

Esa desaparición ha perjudicado al PSC, pero parece no haber perjudicado a nuevas fuerzas como Barcelona en Comú. ¿A qué lo achaca?

Depende. Hay que recordar que en las elecciones municipales en Cataluña el PSC es el segundo partido en votos. Al PSC le fue mal en Barcelona ciudad pero le fue bien en muchos otros sitios. Ese debate pasó a un segundo o tercer plano pese a que había partidos que querían hacer de las elecciones unas primarias al Parlament y fracasaron, como Convergéncia. Se equivocaron en el terreno del debate porque en las municipales no se discutía la independencia sino quién es el mejor alcalde, equipo o programa para dirigir un ayuntamiento. Eso explica que al PSC le fuera razonablemente bien allí donde gobernamos y, en cambio, donde estábamos en la oposición, como en Barcelona, nos fue mal.

¿Ve factibles los planes de Mas y Junqueras de que España se quede sin Cataluña?

Creo que no por dos motivos. La mayoría de catalanes no quiere la independencia y sin una mayoría uno no puede hacer nada. Y, en segundo lugar, ellos no explican nunca cómo llegar a la independencia a menos de que estén dispuestos a saltase la ley. La división y el desconocimiento de la ilegalidad han llevado a Cataluña al desastre y creo que es un camino que los ciudadanos no van a permitir que se siga.

¿Y qué pasará si la lista de Mas y Junqueras es la más votada?

Intentarán tener una mayoría en el Parlament, elegir un presidente, formar un Gobierno y entonces intentar desarrollar su programa, pero partes de su programa son sencillamente irrealizables. Pueden ganar y por eso tienen la legitimidad para gobernar pero, desde luego, no la tienen ni para saltarse la ley ni para desobedecer la voluntad mayoritaria de los ciudadanos.

¿Será necesario poner en marcha los mecanismos previstos en el artículo 155 de la Constitución?

Los que hablan de eso se ponen en un escenario muy extremo porque los independentistas quieren declarar la independencia, pero cuando el Parlamento de Cataluña ya declaró su soberanía en enero de 2013 lo que hizo el Gobierno de España, que actuó correctamente, fue llevar esa declaración al Tribunal Constitucional, que la anuló. A veces desde sectores independentistas se intenta levantar el fantasma de que se va a anular el autogobierno, de que va a haber alguna reacción extrema y poco democrática cuando creo que no es así. El estado de derecho tiene mecanismos más sencillos para anular decisiones que no se ajustan a la legalidad.

¿Ha hecho Rajoy un favor a los independentistas colocando a García Albiol al frente de la candidatura del PP?

No creo que haya hecho un favor a nadie, ni siquiera a su partido. Rajoy algún día deberá dar cuenta de por qué no ha hecho nada para resolver el problema que tenemos, que hoy es más grave que cuando él llegó al Gobierno. Ha tomado una actitud pasiva de negar el problema y con ello lo único que ha hecho es agudizarlo. En las elecciones catalanas y generales lo que tenemos que hacer es cambiar a los gobernantes porque ni Mas ni Rajoy son capaces de resolver esto.

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