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Las primarias en la historia de Podemos: de los inscritos a la votación abierta que exige a Sumar

Imagen de archivo de Ione Belarra y Yolanda Díaz.

Alberto Ortiz / José Enrique Monrosi

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La democratización de los procesos de decisión en el seno de los partidos políticos fue una de las señas de identidad en el nacimiento de Podemos. Estandarte de la denominada “nueva política” y, al calor de las reivindicaciones del 15M, la formación fundada y entonces liderada por Pablo Iglesias dio sus primeros pasos de la mano de sistemas de participación ciudadana que, en la práctica, llegaron a abrir los mecanismos de elección de candidatos a toda la ciudadanía. 

Ocurrió así ante la primera cita electoral de la historia del partido. Las elecciones europeas de 2014 fueron, de hecho, las únicas en la que Podemos llevó a la práctica un proceso de primarias 100% abiertas, similar al que reclama ahora a Yolanda Díaz como condición previa a un acuerdo. Con pocos meses de vida y ante la ausencia de un censo de militantes, el partido abrió de par en par la confección de sus candidaturas. Y el resultado fue que, junto a Pablo Iglesias, líder del partido y rostro público tras años de apariciones en televisión, lograron puestos de salida en las listas personas no tan cercanas a Iglesias como Teresa Rodríguez o Pablo Echenique, ambos por entonces en la denominada corriente anticapitalista. 

A partir de ahí y con la progresiva configuración de un aparato de partido, el mecanismo de primarias se fue sofisticando en Podemos. A la inscripción en el partido con una antelación suficiente para evitar boicots externos se sumaron procesos de selección menos abiertos, con las denominadas “listas plancha”, que en la práctica siempre favorecían a las candidaturas “oficialistas” que contaban con el respaldo de la dirección del partido. 

Ahora, el último choque entre Podemos y Yolanda Díaz se plantea precisamente a cuenta de las primarias. Los de Iglesias y Belarra sostienen que, ante el anuncio este próximo domingo de la candidatura de la vicepresidenta segunda a las elecciones generales, el requisito para dar su apoyo pasa o por un acuerdo a dos bandas con Sumar que defina nombres y puestos de la formación morada o, por el contrario, unas primarias abiertas entre todas las formaciones que pretenden confluir de cara a las elecciones. Justo lo contrario de lo defendido por los de Pablo Iglesias en otros procesos de confluencia con organizaciones políticas diferentes, como el caso de Izquierda Unida en las generales de 2016 y 2019. 

Las exigencias de Podemos

Desde que Sumar empezó a tomar forma, Podemos ha sostenido la misma demanda: que el espacio se ordene alrededor de unas primarias abiertas en las que pueda participar todo el que quiera. Esa premisa se concretó una petición hace dos semanas que plantearon como requisito para poder asistir al acto de este domingo en el polideportivo Antonio Magariños de Madrid. “Hemos propuesto un acuerdo de coalición entre Podemos y Sumar para garantizar la unidad del espacio, un acuerdo donde entendemos que las listas se tienen que elaborar por primarias abiertas”, dijo hace dos semanas el portavoz de la formación, Javier Sánchez Serna, en una rueda de prensa.

En Sumar, donde en principio eran reacios a suscribir un acuerdo bilateral con Podemos, se han abierto a negociar una declaración conjunta en la que se establezca un compromiso de que habrá un proceso de primarias, pero no quieren especificar más porque creen que los detalles deben concretarse en una negociación multilateral. Y es en este punto donde siguen chocando las posiciones.

La última propuesta enviada por el equipo de negociación que lidera la secretaria de Organización, Lilith Verstrynge, sigue así: “El proceso de diálogo que Sumar inició el mes de enero con el conjunto de la sociedad debe continuar con un acuerdo con Podemos y desembocar en un proceso de participación efectiva, que ponga la democracia en el centro, con la celebración de unas primarias abiertas al conjunto de la ciudadanía en las que pueda participar cualquier persona, acordadas entre Podemos y Sumar, con un nuevo censo y que cuenten con todas las medidas de seguridad para garantizar la transparencia del proceso”.

Pero en Sumar no quieren por el momento aportar más concreción al mecanismo. Consideran que esa es una negociación que se debe dar con el resto de formaciones a las que aspira a agrupar la vicepresidenta segunda en su plataforma y que han planteado abordar este asunto después de las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo. Compromís o Más País –cuyos máximos dirigentes, junto con los de IU, En Comú Podem o Alianza Verde, ya han confirmado su asistencia para este domingo– se posicionaron precisamente en esta línea este martes, preguntados de forma específica por las primarias abiertas que pide Podemos y que considera un requisito “mínimo” para seguir avanzando en las conversaciones.

La fórmula Unidas Podemos

Desde muchos sectores del espacio confederal se muestran especialmente críticos con el descuelgue de Podemos y su exigencia de un mecanismo que nunca antes se llevó a la práctica, por ejemplo, para definir las candidaturas conjuntas con Izquierda Unida para la marca Unidas Podemos. 

Tanto en la convocatoria electoral de las generales de 2016 como en la de 2019 el sistema fue exactamente el mismo: cada organización política refrendó sus propias listas de cara a su militancia con primarias internas. Y posteriormente se produjo una negociación entre las direcciones de los partidos para determinar puestos y cuotas sin contar ya con la voz de la militancia. 

Tras el precedente de 2014 y en los prolegómenos de Vistalegre 2, la batalla política que consolidó la fractura de Podemos, el partido planteó un referéndum previo para elegir las reglas de la asamblea ciudadana, de las que luego salió el sistema de primarias que sigue vigente. En aquel momento, se sometieron a referéndum tres propuestas, la de la corriente de Anticapitalistas, el documento del equipo de Íñigo Errejón y el de Pablo Iglesias que diseñó Pablo Echenique.

Aunque los documentos eran más amplios, en lo que concernía al reparto de puestos en el Consejo Ciudadano Estatal, la ejecutiva de Podemos, el de Anticapitalistas proponía un sistema Borda de votación con recuento Dowdall, con listas abiertas y desbloqueadas, como el que se utilizó en otros procesos como el de Ahora Madrid o el de las Mareas Gallegas. Con esta opción, el votante colocaba a sus candidatos por orden de preferencia en una lista que otorgaba un punto al número 1; medio punto al 2; un tercio de punto al 3 y así consecutivamente. El de Errejón, por su parte, planteaba una votación proporcional con listas abiertas: cada lista aportaba al CCE un número de candidatos proporcional al porcentaje de votos que hubiese obtenido.

Finalmente, ganó la opción diseñada por Pablo Echenique, el desBorda, una actualización del método del matemático Jean-Charles de Borda, habitualmente utilizado en estos procesos. El sistema del actual portavoz parlamentario –entonces secretario de Organización del partido– establecía un sesgo para garantizar dos posiciones en aquel consejo a las listas que superasen el 5%, como forma de garantizar a las minorías y otra para garantizar una lista paritaria. Pero las modificaciones aportadas por Echenique también incluyeron un sesgo mayoritario, que premiaba a la lista ganadora.

Primarias a la interna: Vistalegre 2 y el sistema desBorda

Según este reparto, en Vistalegre 2, Pablo Iglesias, que obtuvo el 50,5% de los apoyos en aquella votación, se garantizó el 59,6% de los puestos en el CCE (37 de 62), seis más de los que hubiera retenido si el sistema aplicado hubiese sido el que proponía por ejemplo Errejón o siete más que con el documento de la corriente liderada por Miguel Urbán.

El sistema desBorda es el que se ha mantenido desde entonces para todos los procesos de primarias que ha ido celebrando Podemos tanto para los órganos internos como para las listas electorales, aunque con algunos cambios en este último caso. Según el reglamento aplicado para las municipales y autonómicas, como en las listas electorales el orden sí importa, a diferencia de los asientos en el Consejo Ciudadano, por ejemplo, “se limita la longitud de las listas para facilitar la pluralidad en los puestos más altos de las candidaturas finales”.

Este es el sistema con el que se votaron las últimas primarias para elegir al secretario general de Galicia, por ejemplo, en las que ganó Borja San Ramón, más cercano a Yolanda Díaz que a la dirección del partido, que amparaba a Gonzalo Busqué. San Ramón ganó con el 63,8% de los apoyos frente al 33% de Busqué, pero se hizo con 18 de los 24 asientos del Consejo Ciudadano Autonómico, esto es, un 75% de los puestos. El líder gallego de Podemos ya ha confirmado su asistencia al acto del domingo, al igual que Begoña Alfaro, secretaria general del partido en Navarra, comunidad natal de la líder de Podemos, Ione Belarra,

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