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Podemos cambia sus límites salariales: del SMI como referencia a un porcentaje de donación aún sin determinar

Vista general de la II Asamblea de Podemos.

Aitor Riveiro

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La III Asamblea Ciudadana de Podemos prometía ser una balsa de aceite. Sin ninguna oposición interna para Pablo Iglesias y los suyos. Y con las bases contentas tras haber alcanzado el principal objetivo con el que partido surgió hace seis años: llegar al Gobierno de España. La decisión fue convocar el cónclave lo antes posible tras cerrar el acuerdo de coalición para aprovechar la ola. La Asamblea ha recibido el sobrenombre interno de “Vistranquilo 3”, un juego de palabras que alude a las anteriores citas, que se celebraron en el Palacio de Vistalegre.

Pero la tranquilidad no ha sido tal. Al menos la mediática. La publicación el pasado domingo de las propuestas organizativas y éticas que el equipo de Pablo Iglesias presentarán al medio millón largo de inscritos llamados a participar en el proceso asambleario. El documento, entre otras cuestiones, reformula dos de los principios fundacionales de Podemos: los límites salariales y los de mandatos.

Sin eliminarlos, los modifica. Hasta ahora, el límite de mandatos orgánicos y de cargos públicos era de ocho años, con posibilidad de ampliar a 12. Ahora, se añade la opción de que, con el refrendo de los inscritos, se pueda superar esa frontera.

En el caso de los sueldos, la propuesta de Iglesias no especifica cómo será el nuevo sistema de donaciones. Podemos construyó buena parte de su relato fundacional en la tesis de que el nuevo partido iba a representar los intereses de “la gente” frente a los de “la casta”, que utilizaba las instituciones en su favor propio y el de sus financiadores.

Uno de los dispositivos comunicativos que Podemos empleó para hacer llegar ese mensaje fue la limitación salarial a tres SMI. Una idea sencilla de explicar y de entender en un momento, 2014, en el que el salario mínimo no llegaba a los 650 euros y la actualidad mediática y política estaba copada por los desahucios, el aumento de los índices de pobreza y el coste milmillonario que el rescate bancario iba a tener para los españoles.

Cuando Podemos tenía cinco eurodiputados y un puñado de asesores como toda estructura, el límite salarial no suponía ningún problema. Dos años después, en los primeros compases de 2016, en la sede estatal de la madrileña calle Princesa comenzaron a comprender que la medida, autoimpuesta, se iba a convertir en un límite al crecimiento del partido.

La organización de los equipos parlamentarios, tanto a nivel estatal como autonómico, se vio lastrada ante la dificultad de incorporar perfiles independientes. Con un máximo de salario que no llegaba a los 2.000 euros, no eran muchas las personas no militantes dispuestas a dar el paso. Máxime con los precedentes inmediatos de ataques políticos y mediáticos a cualquiera que se significara por el partido. En todo caso, el SMI era también la referencia para calcular los sueldos de la creciente plantilla de la organización, lo que ha generado tensiones laborales internas en no pocas ocasiones.

La decisión política que se adoptó en la dirección de Podemos fue la de aguantar. En la II Asamblea Ciudadana, en febrero de 2017, no se tocaron los límites salariales. Por entonces, el SMI se situaba en 707 euros y el partido había establecido un sistema de excepciones a la norma general que permitía subir la asignación hasta un máximo de cinco SMI en situaciones concretas: personas a cargo o situaciones de dependencia propias.

En 2018 el SMI subió a 736 euros. Y esa ha sido la referencia que ha usado el partido hasta ahora, pese a que en 2019, ya con Pedro Sánchez en el Gobierno y por un acuerdo con Unidas Podemos, se elevó a 900.

Seis años después del surgimiento del partido, la candidatura de Pablo Iglesias ha apostado por rehacer el baremo que marcaba los sueldos de todos los dirigentes y trabajadores de Podemos. El documento Ético del único candidato con opciones de reeditar la Secretaría General del partido destierra el SMI como indicador. Lo explica así: “El SMI deja de ser un marco de referencia válido para la limitación salarial de nuestra organización. A partir de ahora, las donaciones serán realizadas mediante porcentajes del salario percibido en función de las responsabilidades asumidas”.

El texto no establece el nuevo baremo. Tampoco lo hace el Documento Organizativo. Fuentes de la candidatura de Iglesias explicaron tras el revuelo mediático que “todos los cargos públicos seguirán donando mensualmente un porcentaje de su salario” en una horquilla que irá de “un mínimo de un 5%” hasta “un máximo del 30%”, en función de las características personales. La tabla concreta de donaciones se establecerá después de la III Asamblea, cuyo proceso ya ha comenzado y concluirá el 21 de marzo.

¿Cuánto cobrarán ahora los miembros de Podemos? Algunos de ellos ya han explicado su situación personal. Es el caso del diputado de la Asamblea de Madrid Jacinto Morano, quien señala que en su caso va a cobrar algo menos cuando abone un 30% de su sueldo que si se le aplicara la regla de los tres SMI a 950 euros.

Desde Podemos además han explicado que el cambio se hace con la perspectiva de que, tal y como está acordado con el PSOE, al final de la legislatura el SMI esté en los 1.200 euros. En el partido sostienen que la norma actual haría que muchos de sus cargos y trabajadores estarían por debajo del tope, por lo que “dejarían de donar al partido o a causas sociales”, que es el destino, recuerdan, del excedente.

Además, añaden las mismas fuentes, hasta ahora se ha dado la circunstancia de que el límite salarial no tenía en cuenta circunstancias como la responsabilidad o la exposición mediática en el desempeño del cargo. Según explicaba el secretario de Organización y candidato en la lista de Iglesias, “no es lo mismo un secretario de Estado que un concejal de oposición en un pueblo pequeño”.;

El análisis de los casos concretos deberá esperar a que se apruebe el reglamento que desarrollará la nueva carta financiera de Podemos. Y es que ese el, en fin último, el objetivo del nuevo sistema, el de garantizar ingresos al partido, que sí mantiene intacto otro de sus principios éticos fundacionales: no pedir dinero a los bancos. Hasta ahora, los de Iglesias han financiado todas sus campañas con aportaciones de la militancia y las donaciones de los cargos.

En el caso de Pablo Iglesias, por ejemplo, su sueldo en el Gobierno ronda los 78.000 euros brutos al año. Los actuales 4,5 SMI al mes, por 12 pagas, suponen un montante anual de 51.300 euros. El 70% del sueldo bruto como vicepresidente suma 54.600‬ euros al año.

Estas cifras son siembre en bruto. La práctica habitual en los partidos que se limitan los sueldos, o que recogen en sus estatutos un sistema de donaciones, es hacer el cálculo sobre el salario neto, lo que hace muy complicado el cálculo ya que las tributaciones son diferentes en función de las circunstancias personales.

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