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El padre que se pintó las uñas porque a su hijo no le dejaban jugar por llevarlas pintadas: “Si él no hace daño a nadie, ¿por qué juzgarle?”
Iker tiene cuatro años y le gusta disfrazarse o pintarse las uñas. Esto último fue lo que le causó que sus compañeros del colegio de Calpe (Alicante) no le dejaran jugar con el resto. Algo que no sucedió solo una vez, sino que pasó varias veces. El rechazo hacia lo que le gustaba provocó que Iker no quisiera volver a pintarse las uñas, para que así sus compañeros le dejaran participar en los juegos del día a día.
Fue ahí cuando Fernando, su padre, decidió pintarse también las uñas junto a él y hacerse una foto. Después, se desahogó en Facebook el miércoles 16 contando lo que le ocurría a su hijo. Una publicación que ya tiene más de 20.000 compartidos. “Él se disfraza, se pinta las uñas y se pone tacones como si fuera un juego. Que un niño de cuatro años se preocupe por el qué dirán es triste”, cuenta a eldiario.es.
La visita de una amiga que traía productos de maquillaje a su casa fue el momento en el que Iker dijo que no quería pintarse más las uñas. Y lo que le llevó a él a hacerse esa foto y subirla a Facebook. Algo que en principio iba a ser una foto con su hijo se convirtió en un desahogo que se ha viralizado. “Si llega a estar en casa mi mujer, me desahogo con ella y no pasa esto”, señala el padre.
“Le apartaron una vez por llevar las uñas pintadas, y hablé con los padres, que reaccionaron bien. Pero volvió a pasar otra vez, y otra... Fue ahí cuando ya reaccioné de otra manera”, explica Fernando. “Si fuera por estética sería distinto, ya que es muy pequeño. Pero al ser un juego, no hay más que acompañarle y apoyarle. Si él no hace daño a nadie, ¿por qué juzgarle?”, apunta.
Antes de publicar las fotografías y el mensaje viral, Fernando habló con los padres de los compañeros de su hijo y con el colegio. Las reacciones siempre fueron positivas, ya que todos le dijeron que intentarían arreglar la situación con el resto de niños. Tras subirlo a Facebook, los comentarios y mensajes que ha recibido han sido mayoritariamente de apoyo. Aunque admite que se siente “sorprendido” por cómo se ha difundido, ya que el jueves por la noche tenía mil compartidos, y a la mañana siguiente superaba los 2.000.
Fernando espera que su experiencia sirva para que otros padres y abuelos “reflexionen” que no hay nada de malo en que un niño quiera jugar pintándose las uñas, disfrazándose o poniéndose tacones. Además, cuenta que Iker se ha puesto muy contento tras contarle la repercusión que han tenido las fotografías en las que aparecen.