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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González
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No nos gusta la palabra “discapacitado”. Preferimos retrón, que recuerda a retarded en inglés, o a “retroceder”. La elegimos para hacer énfasis en que nos importa más que nos den lo que nos deben que el nombre con el que nos llamen.

Las noticias sobre retrones no deberían hablar de enfermitos y de rampas, sino de la miseria y la reclusión. Nuria del Saz y Mariano Cuesta, dos retrones con suerte, intentaremos decir las cosas como son, con humor y vigilando los tabúes. Si quieres escribirnos: retronesyhombres@gmail.com

Ni héroes ni mártires

Throw Away Your Television. Banksy

Anita Botwin

En un plató se encuentra Jesulín de Ubrique con Jorge Javier Vázquez. No es el comienzo de un chiste, es el inicio de una historia que os voy contar. “Hay una cosa que te quiero decir” es un programa de esos cutre-casposos que jamás vería, pero un día haciendo zapping me quedé. No me preguntéis por qué. Ahí estaba, Jesulín de Ubrique, quien mejor, para revolucionar a las masas con su poderío y su don de palabrería. El programa consistía básicamente en sorprender a un fan incondicional de Jesulín, Alfonso, un hombre de unos cincuenta años con síndrome de down.

Primero hay una presentación del torero, con Belén Esteban de por medio, Andreita y el pollo y ya de paso vamos a darle una sorpresita a alguien. Cuando Alfonso aparece en el plató la pausa queriendo generar emoción y morbosidad a partes iguales son interminables, los primerísimos primeros planos, los aplausos fáciles, las preguntas a Alfonso, como si de un niño de 3 años se tratara... En todo momento se infantiliza su discapacidad. Es más, Jorge Javier llega a preguntarle:

-¿Tú te portas bien?

Quiero creer que no se hace de manera mal intencionada -aunque me cuesta- pero el exceso lacrimógeno alrededor suyo hace que la persona a la que se intenta sorprender, se convierta en un producto televisivo al servicio de los marcadores de audiencia. ¿Por qué me parece importante detenernos aquí? Porque veo crucial hablar de la discapacidad en los medios, ya que la ausencia informativa supone la aniquilación psicológica real de cualquier tema. Lo que no se nombra en televisión, no existe para un público, pero ¿es necesario hacerlo a cualquier precio? Desde luego NO asumiendo posturas desde una mirada compasiva, paternalista, caritativa o que le imprime una gran carga emotiva. La discapacidad no debe ser sinónimo de enfermedad, sufrimiento o morbo.

En ocasiones el rating se vende más caro que la dignidad. Este no es el único caso donde aparece una imagen conmovedora, objeto de beneficiencia y sensacionalista, en lugar de una imagen integradora y positiva. El programa “Entre todos” de Toñi Moreno de Televisión Española, fue suspendido tras las denuncias del colectivo de personas con discapacidad por utilizar el sufrimiento de una persona con diversidad funcional. La Fiscalía presentó una denuncia contra el programa por usar a un menor discapacitado con fines “conmiserativos y mendicantes”. En la demanda de la que se hizo eco eldiario.es se lamentaba que la imagen que se dio del menor discapacitado estaba muy lejos de ser integradora, ya que caía “de lleno en la óptica caritativo/paternalista de la desgracia familiar enfatizando negativamente la discapacidad”. Al parecer la imagen del niño aparecía pixelada, pero lo suficiente para que pudiera verse perfectamente de quién se trataba, por lo que además vulneraron los derechos de imagen e intimidad del menor.

Los representantes de las personas con discapacidad explican que “son muy numerosas las quejas recibidas en CERMI de espectadores con discapacidad que consideran absolutamente inadecuado el trato informativo que este programa de la televisión pública estatal dedica a las personas con discapacidad, haciendo uso de los estereotipos más caducos y perpetuando la visión de la discapacidad desde ópticas hace mucho superadas que asocian esta realidad a la caridad y a la beneficencia, cuando solo se puede abordar desde un exigente enfoque de derechos humanos”.

Aún hay más. No sé si recuerdan Con una sonrisa, un programa de la 2 que trataba de mostrar la  “integración laboral de varios jóvenes con discapacidad intelectual en un hotel madrileño”. Yo no lo recordaba, pero tirando de hemeroteca llego a este formato que perseguía -y no quiero volver a pensar mal, pero me lo ponen difícil- la normalización de un colectivo muy estigmatizado. Sin embargo, en la actualidad, las personas con algún tipo de discapacidad son las que más están sufriendo los efectos de la crisis. Por lo tanto la idea de  una normalización de algo inexistente no cuela. Al tratarse de un docu-reality entiendo que algo de “verdad” había en el mismo, pero no puedo evitar pensar que había más de guionizado que de real. Ojalá me equivoque y alguien pueda corregirme.

“No somos héroes ni mártires” le escuché decir en una ocasión a un retrón. Espero que así lo entiendan quienes decidan los programas y formatos de la nueva temporada televisiva, pero sobre todo el tono y el cuidado que se les dedica a los mismos.

Corregidme si me equivoco...

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No nos gusta la palabra “discapacitado”. Preferimos retrón, que recuerda a retarded en inglés, o a “retroceder”. La elegimos para hacer énfasis en que nos importa más que nos den lo que nos deben que el nombre con el que nos llamen.

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