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El Guardia Civil acusado de narcotráfico afirma haber sido el “chivo expiatorio” de un mando del equipo antidroga

Este lunes ha comenzado en Sevilla el juicio al teniente de la Guardia Civil acusado de narcotráfico

Inmaculada Calahorro

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La Audiencia Provincial de Sevilla ha comenzado este lunes la fase de diligencias previas del juicio con jurado popular contra un teniente de la Guardia Civil acusado de supuestos delitos de revelación de secretos, cohecho, tráfico de drogas y hurto en grado de tentativa, por los cuales la Fiscalía le reclama 14 años y cuatro meses de prisión.

En concreto, lo acusan de filtrar información a narcotraficantes a cambio de dinero y de robar fardos de hachís del depósito de drogas de la Comandancia. El encausado Raúl P.M niega la acusación fiscal, argumentando que él tenía pleno desconocimiento de la ilegalidad de sus actos, ya que “obedecía órdenes del agente encubierto del equipo antidroga” en el que “confiaba plenamente” debido a la relación de amistad existente entre ambos.

Junto a él han declarado los otros dos imputados, José María M.C, acusado de delitos de cohecho, tentativa de hurto, tráfico de drogas y hurto; y Roberto O.C acusado de los mismos delitos que este a excepción del último.

“Viviendo una película”

Raul M.P ha afirmado que actuó en desconocimiento pleno de los hechos y bajo las órdenes del policía encubierto que se puso en contacto con él para que le ayudase a colaborar en operaciones relacionadas con el tráfico de drogas porque su “sueño siempre había sido formar parte del equipo antidroga y este le prometió dejarle su puesto en esta unidad cuando promocionara”.

Este agente, según sus palabras, no sólo era su “amigo”, sino que además era su “referente profesional” porque representaba lo que él aspiraba a ser en la Guardia Civil. Mientras declaraba, el encausado rompió a llorar: “Estuve viviendo una película, me vendió una realidad paralela para que consiguiera información”.

Además, el encausado ha asegurado en respuesta a las preguntas del fiscal y de su abogada, Ana Hidalgo, que “nunca” ha “cogido dinero” a cambio de revelar información cosechada de los archivos policiales, exponiendo que en su unidad los agentes consultan “a diario” los mismos para su labor “por lo que eso no puede considerarse un delito”, ha dicho. Asimismo, reconoce que “más que recibir dinero ha sido él quien ha tenido que ”prestárselo al agente encubierto de su bolsillo“ debido a que este frecuentemente le decía ”no disponer para tareas cotidianas como arreglar su coche“.

En esta línea, Raúl M.P ha alegado que la información de los archivos que él podía consultar no era “relevante” para el mundo del narcotráfico, agregando que quien sí manejaba “información golosa” y estaba en “contacto con las redes de narcotráfico ”era el agente encubierto de este caso,“ a quien según la Fiscalía intentó captar para que ”colaborara con él de forma activa“.

“Mi cliente ha sido usado como chivo expiatorio”

A este respecto, Hidalgo sostiene que su cliente ha sido usado “como chivo expiatorio de una historia más grande que se intentó tapar” y que “va a reconocer lo que ha hecho, pero incidiendo en el porqué lo hacía” y, sobre todo, “bajo las órdenes de quién”. La letrada también ha recalcado que la labor de un policía encubierto “no es favorecer y idear el delito, sino ser testigo e informar de los mismos”.

Por ese motivo, y en contra de las recomendaciones de su primer abogado, el procesado declinó el acuerdo que le propuso el fiscal, instándole a admitir su culpabilidad en pro de reducir la pena de catorce a dos años de cárcel.

“Sabía demasiado”

Y es que, según ha asegurado, este mando le dijo que tenía que infiltrarse en el mundo de los narcotraficantes simulando ser un agente “corrupto”, con lo que le ordenaba constantemente que “pidiese dinero” a los traficantes y a la vez le reclamaba efectivo a él.

Según su relato, este mando de la Guardia Civil resultó ser un agente “corrompido”, que ha precipitado su caída en desgracia porque él, fruto de su trabajo a sus órdenes de esta persona, “sabía demasiado”. Porque, según ha alertado, durante dicha labor, habló “con muchísimos narcotraficantes” y manejó “tanta información sobre guardias o policías”.

Promovidos por la drogodependencia

Los letrados de los otros dos investigados –entre los cuales existía una vinculación familiar dado que eran primos– afirman perseguir la pena “más justa para sus clientes”, alegando que ambos carecían de antecedentes y “colaboraron desde el minuto uno” confesando los hechos y colaborando activamente con los agentes.

También, recalcan la circunstancia atenuante de haber actuado por pura necesidad económica, dado que ambos se encontraban afectados por la drogodependencia.

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