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Los casos de jóvenes estudiantes confinados en Malta ponen el foco en los viajes de estudios al extranjero

Estudiantes en un comedor de un instituto en Malta

África Gelardo Arrebola

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Más de 60 jóvenes españoles están confinados en un hotel de Malta tras contagiarse de COVID-19 durante un viaje para estudiar inglés. Sus familias denuncian que los estudiantes no están siendo apenas atendidos y que no tienen información sobre su situación. “Los monitores tuvieron que comprarles paracetamol e ibuprofeno porque no les dieron ni eso”, explica por teléfono María del Carmen, la madre de una de los estudiantes que se fueron de viaje al hotel Bellavista, en Malta, el pasado 3 de julio a cargo de las agencias de idiomas Sheffield e Interway.

Según cuenta esta madre, los jóvenes coincidieron en el alojamiento con grupos de otros países que, al poco tiempo de llegar, acabaron infectando a la mitad: “Hicieron un cribado y mi hija salió que era positivo, pero a mí nadie me ha dicho que mi hija es positivo, me enteré porque ella me lo dijo”, asegura.

Desde la embajada comunicaron a los padres y madres que iban a repatriar a todos los españoles, “pero el mismo día les dijeron que no”, con lo que este martes 20 de julio pretenden traer a España solo a aquellos que sean negativos en COVID-19.

País de riesgo

El Ministerio de Sanidad recomienda a los viajeros españoles con destino al extranjero, “limitar y restringir” sus desplazamientos a los países con mayor riesgo de exposición al virus. Malta tiene una incidencia acumulada de COVID-19 de 411 por cada 100.000 habitantes, y desde el 19 de julio, el archipiélago es considerado 'país de riesgo', según la última actualización de la página de la embajada española, que facilita un teléfono de emergencia consular 24 horas para los viajeros que lo necesiten.

Al entrar Malta en esta categoría, según informa una de las compañías de idiomas, han tenido que realizar PCR y pruebas de antígenos a algunos de los alumnos negativos que iban a viajar el martes 20 en el vuelo de repatriación. Esto ha provocado que tres alumnos y un monitor de los que iban a volver a España tengan que sumarse a los ya confinados en el archipiélago maltés, que se estima que seguirán en cuarentena hasta el 27 de julio.

Muchos de los jóvenes, como es el caso de la hija de María del Carmen, de 15 años, tienen síntomas “como fiebre y pérdida del olfato”, pero no han recibido asistencia sanitaria presencial ni telefónica, con lo que sus monitores se han hecho cargo de ellos: “No tenían ni termómetro y se hacían los EPIs con bolsas de basura”, prosigue la madre.

Según la versión de los familiares, el hotel no está realizando cambios de sábanas ni servicios similares por el riesgo de contagio, y ha decidido confinar a todos los chicos en una planta, como relata la progenitora: “Han puesto alarmas de movimiento y un guardia de seguridad para que los jóvenes no salgan de sus habitaciones”.

Desde una de las compañías se han enviado comunicaciones a los padres y madres a lo largo de estos últimos días para informarles sobre la situación de los jóvenes. Detallan que están en contacto con la embajada, pero que sus requerimientos ante las autoridades maltesas “no están siendo atendidos”, no solo en cuanto a la repatriación de todos los adolescentes, sino también sobre las presiones al director del hotel para que cumpla con las condiciones pactadas.

Cursos de idiomas y focos

Los viajes de estudios a Malta, principalmente para estudiar inglés, se están convirtiendo en un foco de contagios para el país. Esta no es la única noticia en los últimos días sobre estudiantes confinados en Malta. Ya a principios de julio una treintena de jóvenes universitarios tuvo que permanecer en cuarentena a pesar de que la mayoría contaban con el carnet de vacunación y dieron negativo en las pruebas PCR.

Asimismo, algunos de los grupos de estudiantes de otras agencias de idiomas, como Education First (EF), también se encuentran confinados en diferentes hoteles del archipiélago. “Antes de ir a Malta éramos conscientes de que podíamos infectarnos, pero no esperábamos un contagio tan masivo”, reconoce Carlos (nombre ficticio), uno de los jóvenes positivos.

En el caso de este otro grupo eran 25 personas, muchas de los cuales no usaban mascarilla, “incluso los monitores”, relata el joven, que permanece sin mostrar casi síntomas. “Otros estudiantes se encuentran bastante enfermos, como una amiga, que hace unos días no podía ni moverse de la cama y la llevaron al hospital”, cuenta. En el alojamiento de Carlos sí les han aportado lo necesario, explica,

“La primera semana eran actividades continuas”, explica este alumno, “pero, al notar que la situación empeoraba, la agencia puso algunas medidas, como clases online por las nuevas restricciones del gobierno”, sigue Carlos, que piensa que hubo “problemas de organización”.

Aunque los estudiantes sean negativos en COVID-19 no podrán volver a sus casas pronto ya que los positivos deberán seguir confinados en sus hoteles hasta cumplir los 14 días de cuarentena exigidos en el país. En muchos casos, estos estudiantes pasarán la enfermedad sin control sanitario telefónico ni asistencia más allá de la de sus monitores, que les preguntan cómo están “desde el otro lado de la puerta”.

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