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El marketing de la droga impulsa el consumo del tusi, la peligrosa 'cocaína rosa': “Es una ruleta rusa”

Campaña lanzada en 2021 por la campaña Energy Control, que analiza la composición de diferentes drogas

David Noriega

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En 1974, Alexander Shulgin sintetizó por primera vez una molécula de la familia de las anfetaminas. En plena época de la psicodelia en Estados Unidos, el químico y colaborador de la DEA, la Administración de Control de Drogas americana, probaba todo tipo de sustancias, que pasaban por su laboratorio o que él mismo descubría. Así, él fue también el primero en consumir y experimentar en su propia mente los efectos del 2C-B. Aunque el objetivo inicial eran descubrir cómo se podía aplicar en terapias, cuando a mediados de los años 80 las autoridades prohibieron el uso del MDMA, esa nueva sustancia comenzó a popularizarse para su uso recreativo.

Shulgin, que trabajó siempre surfeando las normas o sintetizando nuevas sustancias que no existían hasta entonces, fue sancionado por la propia DEA en 1993, tras un registro a su laboratorio. El nombre de aquella molécula que había descifrado 20 años antes derivó en español a tucibí, por su pronunciación en inglés. Y, en los últimos años, los traficantes de drogas se han valido de esta historia para tratar de popularizar el tusi, un nuevo 'producto' que, según el último informe del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones, ha probado ya el 0,5% de la población.

La sustancia ha entrado en el mercado de las drogas con fuerza. El dato de consumo es de 2022, pero en el informe de 2020 el tusi, popularizado de forma errónea como cocaína rosa, ni siquiera se mencionaba. “La gente que se dedica al tráfico de drogas lo está haciendo muy bien, porque lo venden como algo novedoso y rosa, pero en realidad es un timo. Su consumo no es seguro, sino una auténtica ruleta rusa”, explica el responsable de la unidad de Toxicología Clínica del servicio de Urgencias del Hospital Clínic y miembro del grupo de Toxicología de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias, Emilio Salgado.

Salvo por su nombre, el tusi no tiene nada que ver con la molécula de Shulgin. Ni es nada nuevo. De hecho, es una mezcla de otras dos drogas, generalmente ketamina y MDMA o éxtasis, y otras sustancias, como la cafeína. “La ketamina es un anestésico disociativo, que se lleva utilizando en medicina desde hace 40 años para ciertos procedimientos médico-quirúrgicos pero que, en dosis altas (y descontroladas) produce efectos alucinógenos, mientras el MDMA es 'empatógeno' y una de las pocas anfetaminas que tiene efecto alucinógeno”, explica el doctor. La forma de elaboración de esta droga es un peligro añadido. “Es una mezcla casera, sin ningún tipo de control, con toda la problemática y el riesgo que conlleva”.

"No hay un consumo seguro de MDMA, no tanto por la dosis como por los efectos adversos en el metabolismo de la propia persona"

Emilio Salgado Responsable de Toxicología Clínica del Servicio de Urgencias del Clinic

La sustancia se relaciona con la muerte de un joven de 14 años, este viernes en Getafe (Madrid). La Policía Nacional investiga el fallecimiento del menor tras ingerir dos gramos de tusi con una bebida energética. Pero, ¿hay un consumo seguro? “No hay un consumo seguro de MDMA, no tanto por la dosis como por los efectos adversos en el metabolismo de la propia persona”, explica Salgado.

El director estatal del programa Energy Control, Claudio Vidal, apunta que el hecho de que las cantidades sean variables lleva a que las alteraciones que producen tampoco sean siempre las mismas. “Sobre todo, dependiendo de la ketamina, una sustancia cuyos efectos varían de manera considerable en función de la dosis”, aclara. Además, el consumo de keta entraña sus propios riesgos. “Si se consume de manera continuada, hay personas que pierden el control y caen en una relación problemática, dentro de esa categoría de abuso”, explica Vidal, que señala otros riesgos, como los problemas urinarios que se agravan si no se detiene el consumo y que los usuarios suelen desconocer.

El programa Energy Control, de la Asociación Bienestar y Desarrollo, se encarga de analizar, a petición de los usuarios, las sustancias que se consumen en entornos de ocio vinculados con la música electrónica o en sus propios centros, lo que permite radiografiar los mercados de drogas en el último eslabón de la cadena. “Las más consumidas en los entornos en los que trabajamos siguen siendo el MDMA, la cocaína y la propia ketamina. El tusi está ahí, pero sigue siendo minoritario”, indica Vidal. Entre 2019 y 2021, el servicio de análisis estudió 72 muestras, en las que encontró una gran variabilidad en su composición. “Cada gramo es diferente”, advierten en su web.

La tercera pata, la cafeína, es uno de los adulterantes que está más presente en las drogas. “La ketamina es depresora y los efectos, a medida que aumentan las dosis, son más de 'bajón' que de 'subidón', así que quizá sea para darle un punto de estimulación, sobre todo porque se consume de noche, para estar de fiesta”, explica Vidal, que señala que, pese a que se esnifa, suele hacerse por 'puntas' y no a rayas, como la cocaína.

Un pico de consumo

Los expertos señalan que actualmente España se encuentra en un pico de consumo de tusi. La previsión es que vaya a más y probablemente con más casos desgraciados. Salgado ya lo nota en su servicio de urgencias: “En las grandes ciudades, los grandes problemas son el consumo de alcohol y la cocaína, pero que haya una nueva sustancia que está ganando cuota de mercado respecto a esas clásicas es algo por lo que debemos dar la voz de alerta. Del total de atenciones por esta causa, un 2% son intoxicaciones por tusi, pero, si pasas del 0 al 2% en dos años, es relevante”.

"Los medios de comunicación y las notas de prensa de la policía y la guardia civil han contribuido a darle cierto glamour, como la droga de la élite a 100 euros el gramo, que le da cierta exclusividad"

Claudio Vidal Director estatal de Energy Control

El éxito creciente del tusi se debe al marketing. “Al final, han mezclado tres sustancias, les ponen un colorante alimentario y lo lanzan al mercado con un nombre atractivo. Lo hemos visto incluso con otros colores y sabores, de maracuyá, de fresa... para que el esnifado sea más agradable”, desarrolla Vidal. Pero esta es la parte voluntaria, porque ha habido una campaña paralela. “Los medios de comunicación y las notas de prensa de la Policía y la Guardia Civil han contribuido a darle cierto glamour, como la droga de la élite a 100 euros el gramo, que le da cierta exclusividad”, apunta.

Ese precio, de hecho, está lejos de algunas realidades, porque los propios distribuidores adaptan la cifra al perfil, y el poder adquisitivo, del consumidor. “Es muy variable, porque depende del contexto y está relacionado con esa glamourización del producto. Hay lugares donde lo encuentras por 10 o 25 euros el gramo, en otros por 50 y en otros por 100”, aclara el director estatal de Energy Control.

La droga ha comenzado a hacerse popular también gracias a algunos artistas urbanos, que han ayudado a potenciar esa imagen de exclusividad. Peso Pluma menciona la “tusi lavada” y el “polvito rosa”, junto al Dom Perignon, cartier o Mercedes, en su canción Lady Gaga. La canción tiene más de 566 millones de reproducciones en Spotify.

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