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La falta de visitas de amigos o familiares se asocia con un mayor riesgo de morir  

soledad

elDiario.es

10 de noviembre de 2023 02:00 h

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No recibir nunca la visita de amigos o familiares se asocia con un mayor riesgo de morir, según un estudio publicado este viernes en la revista BMC Medicine, del grupo Nature. Los hallazgos, según los investigadores, podrían usarse para ayudar a identificar a los pacientes con mayor riesgo de morir debido a factores sociales y para desarrollar intervenciones más efectivas para combatir el mayor riesgo de muerte asociado con el aislamiento social.

Para el estudio, el equipo de Hamish Foster ha utilizado datos de 458.146 adultos reclutados en el Biobanco del Reino Unido (UK Biobank) para investigar la asociación entre la mortalidad y cinco tipos de interacción social. Los participantes fueron reclutados entre 2006 y 2010 y tenían una edad media de 56,5 años. Los voluntarios también completaron un cuestionario sobre reclutamiento durante el cual respondieron preguntas sobre cinco tipos de interacción social: con qué frecuencia podían confiar en alguien cercano a ellos y con qué frecuencia se sentían solos (medidas subjetivas); y con qué frecuencia fueron visitados por amigos y familiares, con qué frecuencia participaron en una actividad grupal semanal y si vivían solos (medidas objetivas). 

Y el dato más relevante para los investigadores es que, después de una mediana de seguimiento de 12,6 años, 33.135 de los participantes habían muerto según los certificados de defunción vinculados.

El efecto protector de la vida social

Los autores encontraron que los cinco tipos de interacción social se asociaban de forma independiente con la mortalidad por cualquier causa. La asociación más fuerte fue para las personas que nunca fueron visitadas por amigos o familiares, que tenían un riesgo de muerte asociado del 39%. Además, el beneficio de participar en actividades grupales semanales no se observó en los participantes que nunca recibieron visitas de amigos o familiares: los participantes que nunca recibieron visitas, pero sí se unieron a actividades grupales, tuvieron un mayor riesgo asociado de muerte comparable al de aquellos que no tuvieron visitas ni se unieron a ninguna actividad grupal (50% y 49% respectivamente). 

Sin embargo, los participantes que recibieron visitas de amigos o familiares al menos una vez al mes tuvieron un riesgo de mortalidad asociado significativamente menor, lo que sugiere que esta interacción social tenía potencialmente un efecto protector.

Los participantes que recibieron visitas de amigos o familiares al menos una vez al mes tuvieron un riesgo de mortalidad asociado significativamente menor

Aunque investigaciones anteriores han identificado asociaciones entre las muertes por cualquier causa y tanto una “sensación de soledad” como vivir solo, los impactos combinados de diferentes tipos de interacción social sobre la mortalidad no han sido claros. Los autores advierten que, aunque es probable que la fuerza general de la asociación sea generalizable, los datos de muestra del Biobanco del Reino Unido no son completamente representativos de la población general, y que las medidas de interacción social que evaluaron fueron autoinformadas y relativamente simples. 

Los investigadores también sugieren que más investigaciones podrían ahondar en los efectos de otros tipos de interacción social sobre la mortalidad, o explorar cuánto cambio en un tipo de interacción se necesita para beneficiar mejor a las personas socialmente aisladas.

“Este estudio mostró el relevante papel de la ausencia de visitas de amigos y familiares en personas que viven solas en comparación con otros aspectos estructurales de la conexión social”, explica Elvira Lara Pérez, experta en Psicología Clínica de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) en declaraciones a SMC España. “Los autores concluyen que la evaluación combinada de los factores de conexión social puede ser útil para identificar aquellas poblaciones de mayor riesgo”. A pesar de ser muy amplia, asegura, la muestra analizada no es representativa de la población de Reino Unido, por lo que “la generalización de los resultados a otras poblaciones debe ser probada”, subraya.

¿Y en España?

¿Se podrían extrapolar estos resultados a España? Josep Lluís Conde Sala, investigador en el Departamento de Psicología del Desarrollo y de la Educación de la Universitat de Barcelona, cree que el efecto de la soledad estructural (vivir solo) podría ser mayor en nuestro país, ya que en el sur de Europa las sociedades son más familiaristas (apoyo de la familia) y el hecho de vivir solo es menos frecuente pero los efectos negativos son mayores, explica en declaraciones a SMC.

Las personas que viven solas y están aisladas socialmente necesitarían un mayor seguimiento de su salud por parte de las instituciones sanitarias y sociales

Josep Lluís Conde Sala Universidad de Barcelona

Los resultados de la Encuesta de Empleo de Tiempo del Instituto Nacional de Estadística (INE) analizados por elDiario.es indican que a partir de la edad de jubilación aumenta el tiempo sin compañía y que las personas de más de 65 años pasan al menos una cuarta parte del día solos, aunque, este porcentaje también varía según las características de cada persona y de su entorno. En cualquier caso, indica Conde Sala, “los efectos negativos del sentimiento de soledad y del aislamiento ya han sido documentados. Las personas que viven solas y están aisladas socialmente necesitarían un mayor seguimiento de su salud por parte de las instituciones sanitarias y sociales”.

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