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¿Dónde dejar la mascarilla cuando estoy tomando algo en una terraza? ¿Por qué no debemos guardarla en el bolso o bolsillo?

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Las mascarillas se han instaurado en nuestras actividades diarias. No son la medida única medida de precaución que hay que tomar: el distanciamiento social (en todos los sentidos) y el lavado de manos continúan siendo fundamentales. Eso sí, parece que cada vez queda más evidenciada la utilidad de las mascarillas para reducir la transmisión de la COVID-19. Como su uso se va a mantener de forma obligatoria durante un tiempo, debemos aprender a convivir con ellas realizando tareas cotidianas que exigen conocer cómo manejarlas correctamente para que no supongan un riesgo.

Comer y beber fuera de casa implican que tengamos que quitarnos la mascarilla, guardarla y colocarla de nuevo. No olvidemos que la recomendación es no manipularla, pero, si no queda más remedio, debemos hacerlo bien.

Dejarla sobre una superficie que puede estar contaminada (y no hablamos solo del coronavirus) conlleva un riesgo potencial, ya que puede entrar en contacto con suciedad u otros microorganismos que irán directos a nuestra boca y nariz. En ningún caso debe apoyarse la zona blanca (la que está en contacto con nuestra cara) directamente sobre la superficie y, aunque hayan limpiado la mesa, no debemos dejar la mascarilla sobre ella.

Para evitar esto, existen diferentes alternativas a la hora de guardarla. Una buena opción es utilizar un sobre de papel. Actualmente parece ser la fórmula más correcta porque es un material transpirable, y los estudios actuales señalan que el virus sobrevive unas cuatro horas en este tipo de superficie. También puedes utilizar un folio o una servilleta de papel del mismo restaurante (limpios y sin usar). Otra opción serían una bolsa de tela o de plástico, o una cajita de plástico, siempre que se puedan desinfectar con facilidad después de cada uso. 

Las mascarillas no se deben reutilizar salvo en estos momentos puntuales y no deberían excederse las horas de uso recomendadas (4 horas en el caso de las higiénicas y 8, con variación según modelo, en el caso de las FFP y N95). Nuestra respiración y la humedad afecta al tejido del filtro, repercutiendo en su capacidad de filtración. Así que, si vas a llevar más de una contigo, es necesario que estén separadas, en cajas o sobres diferentes, las limpias de las que se estén utilizando en el momento.

Guardarla directamente en el bolsillo de la ropa o el bolso no es una buena opción, se puede contaminar con lo que tenemos allí. No hay que olvidar que no solo debemos estar pendientes del SARS-CoV-2, hay más microorganismos y el bolso no es el sitio más higiénico… Eso sin olvidar que hay más probabilidades de tocar la parte central de la mascarilla al volver a cogerla, algo que tenemos que evitar.

¿Cómo guardo la mascarilla para comer o beber?

Manipular la mascarilla no es una práctica recomendada, pero si lo vas a hacer:

  1. Lávate las manos con agua y jabón o gel hidroalcohólico.
  2. Retira la mascarilla desde la zona más alejada de la parte central, por las gomas.
  3. Puedes doblarla por la mitad, sin manipularla, con el lado en contacto con la cara hacia dentro. Solo dobla los dos bordes antes de guardarla o, si la guardas estirada, que sea siempre en la misma posición.
  4. Utiliza un sobre de papel, también sirve una bolsa de tela o caja de plástico siempre y cuando se pueda desinfectar antes y después.
  5. Puedes dejar una tira para que sobresalga y así puedes acceder para sacarla de forma más fácil cuando la vuelvas a poner.
  6. Lávate las manos.

Una vez has terminado de comer o beber, inmediatamente vuelve a ponértela.

  1. Lávate las manos.
  2. Agarra la goma que habías dejado fuera.
  3. Coloca y ajusta bien la mascarilla.
  4. Vuelve a lavarte las manos.

Colocarse una mascarilla parece sencillo, pero también tiene su procedimiento. Seguirlo correctamente hará que sea aún más eficaz su utilización. Es importante tener en cuenta que no debemos tocar la mascarilla durante el tiempo que la llevamos puesta. La mayoría de los movimientos que realizamos son involuntarios, así que hay que acostumbrarse poco a poco y adquirir método y práctica. Si te das cuenta de que has realizado uno de esos gestos involuntarios (se cae y la colocas, por ejemplo) no pasa nada: lávate las manos posteriormente.

¿Cómo ponerse correctamente la mascarilla?

  1. Si tienes el pelo largo, mejor recogerlo primero, así evitas que se mueva hacia la cara y tocas menos la mascarilla.
  2. Lávate las manos. Si tienes agua y jabón, estupendo, si no, con gel hidroalcohólico.
  3. La parte azul es la que va hacia fuera, la blanca en contacto con la cara. Es un bulo que al revés te proteja de los demás. Tampoco son útiles dos mascarillas a la vez.
  4. La mascarilla tiene un alambre, esa es la zona que irá en la nariz. Ajústalo bien para que evitar zonas abiertas (y que se te empañen las gafas).
  5. Cubre de la nariz a la barbilla.
  6. Vuelve a lavarte las manos.

Y si ponerla es importante, retirarla lo es aún más. Lavarse las manos previamente evitará que nuestras manos sucias se acerquen a nuestra cara y el lavado posterior conseguirá que la posible contaminación de la mascarilla no pase a las manos con las que después podemos tocar otras superficies, objetos o a nosotros mismos.

¿Cómo se quita correctamente la mascarilla?

  1. Lávate las manos con agua y jabón o gel desinfectante.
  2. No manipules la mascarilla, agarra de la zona más alejada en las gomas para retirarla.
  3. Vuelve a lavarte las manos.

La mascarilla es un método de protección y hay que usarla como tal. Las malas prácticas con ella pueden hacer que aumente el riesgo de transmisión que es justo lo que queremos evitar.

Las siguientes actuaciones, que vemos habitualmente cuando estamos en la calle, son incorrectas.

¿Qué NO hay que hacer con la mascarilla?

  1. No la bajes a la barbilla.
  2. No dejes la nariz fuera.
  3. No te la quites para toser, hablar por el móvil…
  4. No la subas a la cabeza.
  5. No la mantengas en una oreja.
  6. No la pongas en el codo o muñeca.

Ahora ya tienes la información, en tus manos (recién lavadas) está la decisión.

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