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Preguntas y respuestas sobre la nueva estrategia de vacunación: a quién le toca, con qué dosis y en qué orden

Los viales de la vacuna AstraZeneca ya han llegado a España

Belén Remacha

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El Ministerio de Sanidad ha publicado la que es la tercera actualización de la estrategia de vacunación frente a la COVID-19 desde que fue aprobada en noviembre por técnicos del Ministerio, de las comunidades, y externos. La decisión que los mismos técnicos tomaron la semana pasada de recomendar la tercera vacuna autorizada en España, la de AstraZeneca, solo a adultos menores de 55 años, obliga a cambios sustanciales. Habrá las próximas semanas dos estrategias en paralelo con las tres vacunas disponibles hasta ahora, todas de doble dosis: la que se siga con las de ARN mensajero –con las de Pfizer (dosis cada 21 días) y las de Moderna (cada 28)–; y la que se siga con la de AstraZeneca (cada 10-12 semanas), que es de adenovirus. La estrategia, afirman, se construye con principios de equidad, necesidad y reciprocidad, y está “viva”, podrá cambiar según el contexto y el suministro de vacunas que vaya llegando.

¿A quién irá dirigida cada vacuna?

Se abren por tanto ahora dos vías “simultáneas”. Los que estaban en la fase 1 que comenzó el 27 de diciembre, los usuarios de residencias (1), trabajadores sanitarios y sociosanitarios de primera línea (3A) y grandes dependientes (4), y los primeros de la fase 2, los mayores de 80 años (5) recibirán las vacunas de Pfizer y de Moderna. Entre los trabajadores sanitarios que recibirán estas dos se incluyen primero los de primera línea que trabajan de cara al paciente, pero luego también los de segunda línea del ámbito hospitalario y de Atención Primaria y el personal de odontología, higiene dental y otros que tengan contacto directo. Entre los trabajadores sociosanitarios se incluye a los de residencias y a los que acuden a domicilios de grandes dependientes. Por “cuestiones organizativas” las vacunaciones podrán solaparse, es decir, por ejemplo podrán ser vacunados los dependientes a la vez que sus cuidadores.

La de AstraZeneca queda reservada para dos colectivos. Uno, un subgrupo (3B)  que se ha considerado dentro de los trabajadores sanitarios y sociosanitarios: personal de servicios de inspección sanitaria , medicina legal y forense, consultas médicas privadas, servicios de ayuda a domicilio, centros de menores y centros de día, fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales, personal de oficinas de farmacia, protésicos dentales, logopedas y personal de psicología clínica; y trabajadores de instituciones penitenciarias. El otro, trabajadores que se han calificado de esenciales (6): Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, Emergencias y Fuerzas Armadas (Guardia Civil, Policía Nacional, Autonómica y Local, Bomberos, técnicos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, profesionales de Protección civil, Emergencias y Fuerzas Armadas) (6A); docentes y personal que atiende en educación infantil y necesidades educativas especiales (6B); docentes y personal de educación primaria y secundaria (6C). En la estrategia están colocados en ese orden. También podrá ir a sanitarios de primera línea que aún no hayan recibido aún ninguna dosis, y para grandes dependientes menores de 55 si su condición lo permite.

La de AstraZeneca solo es para personas menores de 55 años. Y siempre personal en activo. También exceptúa a aquellas con inmunodepresión grave (incluyendo cáncer en tratamiento quimioterápico), enfermedad cardiovascular no controlada y enfermedad hepática, renal, metabólica/endocrina o neurológica graves. 

¿Qué pasa con las personas que ya han pasado la enfermedad?

Los técnicos han decidido que la vacunación en el caso de las personas menores de 55 años que ya hayan pasado la enfermedad se posponga seis meses desde el momento del diagnóstico de COVID-19. Es decir, aplica a los sanitarios y sociosanitarios tanto de primera línea como del resto de ámbitos, y a los trabajadores esenciales. Se justifica en que “la gran mayoría de las personas infectadas por SARS-CoV-2 producen anticuerpos neutralizantes además de estimular la inducción de respuesta de células T” y “la evidencia actual indica que la reinfección es excepcional en los seis meses posteriores a una infección natural por SARSCoV-2”. Aunque esto último “es menos plausible en las personas más vulnerables”, así que no se hará con los mayores y dependientes y se les vacunará hayan pasado o no la COVID-19.

La estrategia menciona que hay publicaciones que apuntan a que otra opción es dar solo una dosis a estas personas, pero “hasta no disponer de información más sólida” y dado que no se conoce cuánto dura la protección una vez pasada la infección, se opta por la política de posponer. Sí que se dará solo una dosis, se decide en la misma línea, a las personas de hasta 55 años que se hayan contagiado de COVID-19 en el espacio de tiempo entre la primera dosis y la segunda. Todo esto no es irreversible, son recomendaciones “provisionales”, y podrían modificarse más adelante en función de nuevas evidencias. Que las personas hayan pasado o no la enfermedad antes de la vacunación se conocerá por sus diagnósticos clínicos, ya que Sanidad en el mismo documento no recomienda que se hagan pruebas de anticuerpos antes de inocular.

¿Qué pasa con los grandes dependientes?

El Ministerio ha corregido una parte de las anteriores actualizaciones que había sido criticada en el sector de la dependencia. Antes solo se hablaba de “grandes dependientes no institucionalizados”, es decir, personas con una dependencia reconocida de grado III que viviesen en sus domicilios. Pero ahora especifica que este grupo incluye a “aquellas que hayan solicitado el reconocimiento” y también a las que no lo hayan solicitado aún pero este esté “médicamente acreditado” por tener enfermedades que requieran intensas medidas de apoyo. La Asociación de Directores y Gerentes de Servicios Sociales calculaba que, si no se tenía en cuenta a las personas que no tenían acreditada la dependencia según la Ley, quedaban fuera unos 32.000 ciudadanos.

Aunque los grandes dependientes están dentro del grupo al que se recomienda vacunar con Pfizer y Moderna, en su apartado sí se abre la puerta a que tanto ellos como sus cuidadores sean vacunados con la de AstraZeneca “en función de la edad de la persona y de la factibilidad”. La estrategia sigue especificando que las cuidadoras de grandes dependientes a las que se vacunará serán profesionales y que quedan excluidas las no profesionales –las que sean convivientes y familiares–, algo que también ha sido criticado en el sector.

¿Por qué no vale la de AstraZeneca para mayores?

“Las tres vacunas autorizadas han mostrado niveles adecuados de eficacia y seguridad, si bien presentan diferentes características en cuanto a su logística, eficacia, y perfiles de población en las que han sido ensayadas”, se lee. Pero los ensayos clínicos de los laboratorios valorados por la Agencia Europea del Medicamento no incluyeron a personas con enfermedades de alto riesgo como inmunosupresión grave, enfermedad cardiovascular no controlada, enfermedades hepática, renal, metabólica/endocrina y neurológica graves, ni a embarazadas. Los estudios sí incluyeron un 39,3% de participantes de personas con otras comorbilidades, como enfermedades cardiovasculares, enfermedades respiratorias o diabetes. Tampoco hay datos suficientes de su eficacia en mayores de 55 años de edad, por el mismo motivo de la muestra poblacional.

Francia, Italia y Alemania, entre otros países europeos, también han optado por no dársela a estos colectivos. Reino Unido sí que se la está administrando. Desde la Asociación Española de Vacunología explicaban a este periódico que tal vez en el futuro próximo la recomendación podría cambiar, ya que se tendrían datos provenientes de la campaña de Reino Unido, y del ensayo clínico en marcha en EEUU.

¿Quiénes son los siguientes?

Hay 15 grupos poblacionales, muchos que se solapan entre sí (por ejemplo, un docente puede tener anticuerpos de SARS-CoV-2, o una persona mayor de 80 años puede vivir en una residencia). Pero solo están jerarquizados los mencionados. El documento sí dice ya que, una vez vacunados los mayores de 80, “posteriormente, y a medida que se vaya disponiendo de vacunas se incluirán otros grupos etarios comenzando por las personas entre 70 y 79 años”. De momento ha quedado fuera la población general de cualquier edad con patologías de riesgo, a pesar de que varias sociedades científicas pedían que fuera grupo prioritario para reducir la mortalidad. Y no se aclara qué hacer con los trabajadores esenciales de entre 55 y 65 años.

¿Están en riesgo los objetivos de inmunización?

Sanidad tiene como primer objetivo de alcanzar al 80% de la población mayor de 80 años, sanitarios, grandes dependientes y usuarios de residencias a principios de abril, y como segundo el que ha marcado la Unión Europea de llegar al 70% de la población general a lo largo del verano. Ya con el primero se conseguirá reducir notablemente las hospitalizaciones y las muertes. Siguen confiando en que el suministro de Pfizer y de Moderna, con la que se vacunará a todos estos grupos, será suficiente, aunque “probablemente” debido a las limitaciones de AstraZeneca y de los envíos “no se pueda adelantar”, reconoció el portavoz Fernando Simón. De aquí a marzo están confirmadas 8,6 millones de dosis entre las tres compañías, aunque en marzo podría haber un aumento. Para el segundo objetivo se confía en que aumente ese suministro, es una media de 2 millones de pinchazos a la semana –ahora los sanitarios ponen algo menos de 100.000 al día– y los especialistas también creen que dependemos de las cantidades y nuevas vacunas que puedan llegar.

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