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España necesita cerca de dos millones de pinchazos a la semana para alcanzar los objetivos de vacunación

España pretende vacunar antes de abril a 4,5 millones de personas entre usuarios de residencias, sanitarios y grandes dependientes

Belén Remacha

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España tiene dos objetivos contra la COVID-19. Uno es a corto plazo: vacunar antes de abril a todos los usuarios de residencias, sanitarios y grandes dependientes, y al menos al 80% de las personas mayores de 80, y así reducir por fin las tasas de mortalidad y de hospitalizaciones. Son algo más de 4,5 millones de personas según las estimaciones del Ministerio y del Instituto Nacional de Estadística, y en algo más de un mes se ha alcanzado a casi 700.000 (con las dos dosis de Pfizer y de Moderna, inmunización completa); faltan 3,8 millones. El segundo objetivo es a medio plazo: haber inmunizado a 35 millones de personas, el 70% de la población, para verano. El cálculo sale, con los sueros de doble dosis, a 3,9 millones de pinchazos a la semana de media si tomamos como referencia el inicio estival, el 21 de junio; 2,1 millones si somos menos ambiciosos y tomamos el final, el 21 de septiembre.

¿Es posible? Una vez arrancada con cierta velocidad la campaña, los especialistas coinciden en que el “cuello de botella” son las dosis. Con las disponibles actualmente, este febrero, se ponen alrededor de 100.000 diarias. El primer susto con el suministro fue la primera reducción de un envío de Pfizer a mediados de enero, “puntual” en principio, y la propia manera de contabilizar las dosis que puede hacer perder algunas. Al final de enero vino el susto grande: AstraZeneca, tras varias tensiones, anunció que enviaría a la Unión Europea la mitad de lo que tenía previsto para este primer trimestre. Además, por falta de datos públicos de la investigación, en España no se van a usar para mayores de 55 años, algo con lo que en diciembre no se contaba.

¿Cuántas dosis tenemos confirmadas?

El Ministerio de Sanidad espera haber recibido, desde el 27 de diciembre y hasta el 31 de marzo, 6.217.965 dosis de Pfizer. En febrero serán 1,7 y en marzo 2,7. De Moderna se sabe que desde enero en seis semanas mandarían 600.000, en febrero tocan 412.000. Y de AstraZeneca, 1,8 millones en todo febrero. Suman 8,6 millones de dosis para las 4,5 millones de personas del primer objetivo. Como todas las vacunas son de doble dosis, harían falta cerca de 9, así que con lo confirmado hasta ahora se queda muy justo, aunque es prácticamente seguro que Moderna y AstraZeneca sumarán nuevas cantidades entre febrero y marzo. Eso sí, para los mayores, el 1,8 de AstraZeneca no sirve.

¿Cómo afectará que no se pueda vacunar a los mayores con AstraZeneca?

“Es un palo en la rueda más”, contesta José Antonio Forcada, secretario general de la Asociación Española de Vacunología (AEV) y presidente de Enfermería y Vacunas (ANENVAC), ambas implicadas en el plan estatal. Sería más sencillo poder usarla, explica también Amós García Rojas, presidente de la AEV, porque su logística es mucho más simple: no necesita ultracongelación (como la de Pfizer y Moderna) ni que el sanitario mezcle sueros (como la de Pfizer). Una ventaja grande si se vacuna en domicilios a los que hay que desplazarse. El motivo por el que no se usa en mayores es que no hay evidencias de su eficacia en ellos porque no se utilizó una muestra grande en los ensayos. Esto en algún momento podría cambiar: “Lo esperable es que así sea. Posiblemente, dentro de un tiempo tengamos evidencia, porque en Reino Unido sí la están usando. Pero mientras, en mi opinión, no puedes recomendarla”, aclara García Rojas.

En todo caso, el problema se corrige con planificación, “si sabes cuántos domicilios vas a visitar y distribuyes bien la cantidad de viales”, sigue Forcada, “utilizaremos las que ya tenemos para todos los mayores de 55, y las de AstraZeneca para los de riesgo menores de 55. Y quedan los sanitarios que no están en primera línea, queda mucha gente por vacunar. Eso se irá concretando en el Consejo Interterritorial”. En esa reunión entre comunidades y Ministerio todavía se tiene que definir cuáles serán los siguientes grupos tras los mayores de 80, y, por ejemplo, si se adelanta el turno de las personas jóvenes con patologías de riesgo. “España tiene mucha experiencia vacunando a distintos grupos con vacunas diferentes”, recuerda García Rojas, “cada año se usa una distinta de la gripe para mayores de 65, otra para menores.... no debería haber problema”.

¿Qué otras vacunas esperamos?

La esperanza es que a esas 8,6 millones se sumen más productos en marzo. La Unión Europea tiene cuatro precontratos más. Pero los especialistas suelen nombrar dos: la de Curevac, y la de Janssen. La primera, alemana, es de ARN mensajero, la misma tecnología innovadora de Pfizer y Moderna, pero ni requiere ultracongelación ni reconstituir el líquido. “Es una buena vacuna”, resume Forcada. El doctor Luis Enjuanes, director del laboratorio de coronavirus del CSIC, comentaba además la posibilidad de que los alemanes pudieran “transferir su tecnología de estabilización a esa temperatura a Pfizer y Moderna, por un importe económico. Sería fantástico”. La UE tiene prefirmados 225 millones de dosis de este ensayo, el 10% para España, pero no hay fecha para que lleguen.

Sobre la de Janssen responde el doctor José Luis del Pozo, director del Servicio de Enfermedades Infecciosas y Microbiología de la Clínica Universidad de Navarra, y también del ensayo en fase III de esa misma vacuna que se realiza en ese organismo. Su equipo lo forman unas ocho personas que han reclutado en Pamplona desde diciembre a unos 230 voluntarios, y sobre los que observan resultados que luego juntarán a los que se están haciendo en otras partes del mundo para sumar hasta 35.000. “La gran ventaja de Janssen es que con una única dosis ha demostrado un 85% de efectividad para proteger de la enfermedad grave. Con una segunda dosis, podría aumentar. La otra ventaja es que no precisa de conservaciones tan críticas ni de jeringas especiales”, explica.

Que sea de una sola dosis –algo inusual no solo para las vacunas contra la COVID-19 sino para las vacunas en general, la mayoría necesitan un recuerdo– hará que en España se vacune a la misma gente que con Pfizer con la mitad de tiempo y recursos, pero será aun más importante “en los países en vías de desarrollo. Con la de Pfizer y Moderna será muy dificultoso, por los dos viajes y por la logística”. ¿Cuál es la previsión de plazos? “La previsión es que esté para antes de verano, es lo único claro. Pero los ensayos van tan rápido que no es arriesgado decir que para marzo puede estar. Luego dependerá de la Agencia Europea del Medicamento, pero también acelera sus trámites, como se ha visto”. El continente tiene reservados 200 millones de dosis de esta vacuna.

¿Y la Sputnik V, rusa? Ha demostrado casi un 92% de eficacia, según se publicó en The Lancet, y parece que ahora Europa se abre a adquirirla. España podría hacerlo de manera unilateral, con aprobación de la Agencia Europea de Medicamento, aunque por ahora no se ha usado este método. A Sputnik V le falta un requisito importante: no se fabrica en suelo continental. Y “en el proceso no ha participado la Agencia Europea, no tenemos la transparencia que con otras”, apunta García Rojas. “Tiene alta efectividad y alta seguridad, y es de las sencillas de conservar, a entre 2 y 8 grados”, cuenta Forcada. Un hándicap: “Las dos dosis tienen distintas cantidades, eso requiere de más organización para evitar equivocaciones”. Pero todos coinciden: “Si funciona, aportaría un poco más para las millones de dosis que necesitamos. Vamos a necesitar las máximas vacunas posibles. Para 35 millones de españoles, hacen falta 70 millones de dosis”.

¿Importa mucho la diferencia de eficacia?

La vacuna de Oxford tiene un 67% de eficacia, pero hay indicios de que también previene los contagios y no solo la enfermedad. La de Janssen en principio tiene un 85% para la enfermedad, la de Pfizer y Moderna, un 95%. ¿Importa entonces cuál te pongan? “Relativamente”, responde el doctor Pozo. “Para la protección, es más importante el porcentaje de pacientes inmunizados para que el virus no circule, que el individuo. Siempre digo que, de tener que elegir, preferiría no estar vacunado yo pero que lo esté toda la gente a mi alrededor, que al revés. Es el efecto del que también se benefician los grupos antivacunas: si todos están vacunados menos yo, no me enfermo”. Y se aplica a nivel global: “De poco servirá que estemos vacunados todos los europeos si en Brasil o Japón no y ahí surge una variante que escapa a nuestras vacunas. O proteges a todo el mundo, o todo el esfuerzo de control se tirará por tierra”. Pozo recuerda, además, que un 67% de Oxford es más que aceptable e incluso supera las expectativas que teníamos hace un año. Algunas temporadas, la vacuna de la gripe se queda en el 40%, y es útil igual.

¿Irán unas para unos grupos y otras para otros?

El ejemplo de Pfizer y Moderna versus AstraZeneca es el más claro: las dos primeras deberán ir para los mayores de 65, la otra para los menores. “Todas se complementarán entre ellas”, apuntan los expertos. Hay dos colectivos que, por el momento, se quedan fuera: los niños, y las embarazadas y mujeres lactantes. Se debe a que, por protocolos, no se les suele incluir en los primeros ensayos de ningún medicamento. Pfizer, Moderna y AstraZeneca sí están comenzando ya a probarlas con ellos, porque para la inmunidad de grupo harán falta también.

¿Será posible alcanzar al 70% de la población en verano, teniendo en cuenta todo lo anterior?

“Para principios de verano es totalmente imposible. Ni vamos a tener vacunas suficientes ni hay gente suficiente para poner 3 millones de dosis a la semana”, es tajante José Antonio Forcada. Sí es más optimista para “después del verano, quizá septiembre. Si para entonces hemos alcanzado al 70% de la población, démonos por muy satisfechos”. Pozo insiste en que “el punto limitante es el número de dosis, a nivel nacional y europeo. Personal sanitario para llegar al 80% de los mayores hay, no es cosa de la infraestructura. Pinchar son dos minutos, más 30 minutos de los pacientes en observación”.

El ejemplo que pone Pozo es que la campaña antigripal alcanza cada otoño, en dos meses, a más de 10 millones de personas. “Por falta de interés de los sanitarios no va a ser, tenemos el músculo tensionado”, añade García Rojas. El suministro “va a estar justo, pero yo confío en que a partir de marzo haya un aumento de ritmo notable. No hay que plantearse llegar a un porcentaje concreto en abril, sino vacunar a cuanta más gente en más tiempo posible”.

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