La batalla vikinga de Stamford Bridge que cambió el rumbo de Inglaterra en 1066 y acabó, sin querer, dando nombre al estadio del Chelsea y

London Stamford Bridge

Héctor Farrés

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El estadio del Chelsea destaca en el oeste de Londres como uno de los campos más reconocibles del fútbol inglés. Su nombre, sin embargo, remite a un pasado violento. La denominación Stamford Bridge evoca un enfrentamiento medieval que marcó el fin de una era de invasiones y la transición hacia un nuevo poder en Inglaterra. Ese punto histórico, aunque realmente no tiene nada que ver, ha acompañado al recinto desde su inauguración.

El estadio londinense comparte su nombre con una batalla decisiva ocurrida en el norte de Inglaterra en 1066. En aquel enfrentamiento, las fuerzas anglosajonas dirigidas por el rey Harold Godwinson derrotaron a un ejército vikingo que había invadido el país. La victoria, lograda a costa de un gran desgaste, abrió el camino hacia un cambio político irreversible.

El verdadero Stamford Bridge está muy lejos del estadio londinense

El recinto se inauguró en la década de 1870 como pista de atletismo y se transformó en estadio de fútbol a comienzos del siglo XX. La familia Mears lo adquirió en 1904 y, tras el intento fallido de arrendarlo a Fulham FC, fundó el Chelsea en 1905 para ocupar el recinto. Su nombre provenía del entorno inmediato, donde un pequeño arroyo y un puente de piedra, conocidos como Stanford Creek y Stanbridge, inspiraron la designación definitiva. Con el paso de los años, esas variantes lingüísticas dieron forma al nombre actual.

El lugar donde se desarrolló la batalla original se encuentra a más de 300 kilómetros al norte del estadio, por lo que realmente no hay ninguna conexión más allá de la casualidad. El enfrentamiento tuvo lugar junto al río Derwent, cerca del actual pueblo de Stamford Bridge, en Yorkshire. Allí los cronistas medievales situaron la lucha entre los soldados de Harold y los guerreros noruegos dirigidos por Harald Hardrada. El terreno, dominado por un puente y campos abiertos, condicionó el avance de las tropas inglesas, que empujaron al enemigo hasta el otro lado del río.

La batalla fue muy sangrienta, pero realmente no tiene nada que ver con el estadio de fútbol más allá del nombre

La victoria en Yorkshire tuvo consecuencias inmediatas. La derrota de los noruegos puso fin a las grandes incursiones vikingas en Inglaterra, pero dejó al ejército anglosajón exhausto. Apenas unas semanas después, Harold Godwinson tuvo que marchar apresuradamente hacia el sur para enfrentarse a las tropas de Guillermo de Normandía en Hastings. Allí perdió la vida y el trono, abriendo el periodo normando en la historia inglesa.

La muerte de Eduardo el Confesor inició la lucha por el trono inglés

La batalla de Stamford Bridge había comenzado tras la muerte del rey Eduardo el Confesor, que desencadenó una disputa sucesoria entre varios aspirantes. El monarca noruego Harald Hardrada reclamó el trono y desembarcó en septiembre de 1066 con unos 11.000 hombres y 300 barcos.

Tras vencer en Fulford y tomar York, avanzó confiado hacia el este sin prever el rápido movimiento de Harold Godwinson, que recorrió los 185 kilómetros entre Londres y el norte en solo cuatro días. La emboscada inglesa sorprendió a los vikingos sin armadura y con escasa preparación, y la batalla se resolvió con la muerte de Hardrada y de Tostig Godwinson, hermano del rey inglés. Solo 24 barcos regresaron a Noruega.

El estadio del Chelsea, por lo tanto, conserva el nombre por coincidencia geográfica y no por homenaje a una efeméride. La denominación Stamford Bridge siempre ha procedido de la toponimia local y se mantuvo al convertirse el recinto en campo de fútbol. A pesar de ello, muchos seguidores del club relacionan el nombre con la batalla de 1066, aunque no existe una conexión histórica entre el estadio y aquel enfrentamiento vikingo.

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