Hallan en Atapuerca el fósil de reno más antiguo y meridional de Eurasia: reescribe la historia de la fauna glacial en España
La sierra de Atapuerca sigue siendo un escenario clave para reconstruir la historia climática y biológica de Europa. Investigadores del IPHES-CERCA y del CENIEH han documentado en el yacimiento de Galería el fósil de reno más antiguo conocido hasta la fecha en la Península Ibérica. Se trata de un diente de leche superior atribuido al género Rangifer, hallado en una capa estratigráfica asociada al estadio isotópico marino MIS 8, es decir, hace entre 300.000 y 240.000 años. El hallazgo no solo retrotrae en un ciclo completo la llegada de fauna adaptada al frío a la región, sino que constituye el registro más meridional de reno en Eurasia en ese periodo.
Hasta ahora, la presencia de renos en la península se situaba en el estadio MIS 6 (hace unos 190.000 años), con registros en cuevas del norte peninsular como Mollet o El Castillo. El ejemplar de Atapuerca adelanta al menos en 100.000 años esta entrada y obliga a replantear los modelos sobre cómo y cuándo se extendieron las faunas glaciares hacia el sur de Europa. La posición geográfica de Galería (42°21’ N) convierte a este yacimiento burgalés en un punto clave para entender la expansión de especies boreales durante el Pleistoceno Medio.
La relevancia del hallazgo
El diente fue hallado en la unidad GIIIa del yacimiento de Galería, en el sector conocido como Trinchera Norte. Las dataciones múltiples (termoluminiscencia, ESR y análisis de minerales ferromagnéticos) ubican esta capa entre los 300.000 y 250.000 años. El fósil fue analizado en detalle y comparado con colecciones de referencia de museos de Europa. Su morfología y medidas lo distinguen de otros cérvidos como el corzo o el alce, y lo sitúan claramente en el rango de tamaño y forma del Rangifer tarandus.
Este descubrimiento se enmarca dentro de un contexto más amplio que incluye herramientas líticas y restos humanos en la misma secuencia estratigráfica. La coincidencia de presencia humana y fauna glacial indica que grupos humanos del Pleistoceno Medio ya ocupaban entornos fríos, mucho antes de lo que se pensaba. Galería no fue un asentamiento estable, sino más bien una trampa natural donde caían animales, aprovechados esporádicamente por homínidos.
La presencia de renos en esta latitud y antigüedad plantea nuevas hipótesis sobre el comportamiento de las especies glaciares. Mientras que su distribución habitual en España se limitaba al norte peninsular durante episodios más recientes, el fósil de Atapuerca demuestra que los periodos fríos intensos, como el MIS 8, permitieron su avance más allá de las barreras naturales de los Pirineos y la cordillera Cantábrica. En la actualidad se conocen 55 yacimientos con restos de reno en España, pero todos ellos están al norte de la ubicación de Galería.
No fue un caso aislado
El estudio apunta a que esta expansión temprana del reno no fue un caso aislado, sino parte de un patrón más amplio en el que la fauna adaptada al frío fue colonizando progresivamente los refugios glaciares del sur de Europa. Durante el MIS 6 ya se documenta su presencia en Madrid (40°20’), y en la última glaciación, incluso en la provincia de Granada (37°01’). Este proceso refleja una disminución del espacio disponible para las especies templadas, que tradicionalmente encontraban refugio en las penínsulas del sur de Europa.
El hallazgo también aporta pistas sobre las condiciones ecológicas del Pleistoceno medio. La Sierra de Atapuerca, pese a su escasa altitud, pudo servir como paso o refugio temporal para estas especies boreales, en un contexto de clima mucho más riguroso que el actual. La hipótesis de que el diente fuera trasladado por humanos desde el norte ha sido descartada: el fósil no presenta marcas de manipulación ni señales de transporte, y su estado de conservación coincide con el de otros restos animales hallados en el mismo estrato.
En definitiva, la presencia de Rangifer en Atapuerca no solo amplía el registro fósil de este cérvido en Europa, sino que transforma nuestro conocimiento sobre la adaptación de la fauna y los primeros humanos a los rigores del clima glacial. La investigación, firmada por Jan van der Made, Ignacio A. Lazagabaster, Paula García-Medrano e Isabel Cáceres, ha sido publicada en la revista Quaternary y pone de relieve, una vez más, el valor incalculable del patrimonio paleontológico de Atapuerca.
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