La historia del pueblo francés que está obligado a entregar a un pueblo navarro, cada año, tres vacas
En pocos días y aunque un neófito en acuerdos y tratados en vigor no se lo crea, un pequeño pueblo de Navarra recibirá, de parte de un pueblo de similar tamaño pero de nacionalidad francesa, tres vacas.
Se trata de un acuerdo con una vigencia de casi seis siglos y medio de antigüedad y por el que los franceses de Baretous entregan tres vacas a los españoles de Roncal, en Navarra. De hecho se trata del acuerdo internacional más antiguo de toda Europa aún en vigor.
Esas tres vacas son el pago por antiguas disputas en el valle donde se encuentran ambas localidades, en el extremo noreste de Navarra, lindando con Huesca y que es conocido como el Tributo de las tres vacas.
El 13 de julio de cada año, en torno a un poste de piedra, prácticamente en la exacta frontera física entre el valle de Roncal y el de Baretous, se juntan los alcaldes de algunas localidades de la zona para que los vecinos del norte hagan el pago al que se comprometieron sus antecesores hace siglos.
De las peculiaridades más sorprendentes para aquellos que presencien el acto es que los navarros lo hacen vestidos de forma tradicional: con sombrero, capote y calzón corto, todo ello negro; y los franceses con sus mejores trajes y bandas sobre el pecho con los colores de su país.
El acuerdo se remonta a 1375, cuando una sentencia se cerró con un acuerdo entre ambos valles, a un lado y otro de la frontera. Para poder aprovechar los pastos y las aguas navarras durante cuatro semanas al año, los franceses debían dar a cambio tres vacas que se entregan en pocos días. Por cierto, que cada una de ellas de dos años de edad, con el mismo pelaje, dentaje y cornaje. Y sin marcas o cicatrices.
Declarada Bien de Interés Cultural Inmaterial
Por aquel entonces eran comunes las disputas entre unos y otros porque los franceses lograban que su ganado pastase en territorio navarro. Y, gracias a la intermediación del rey navarro y del vizconde de Bearn, se pactó una solución. Pasto por vacas. A raíz de cumplir el pacto se perdonaba todo lo ocurrido con anterioridad.
Hoy por hoy, eso sí, tras la entrega simbólica, unos y otros comparten una amistosa comida. Los navarros aportan la carne y los bearneses por su parte se encargan de la bebida. Semejante celebración, cada 13 de julio, fue declarada Bien de Interés Cultural Inmaterial.
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