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A los gorilas también les gustan los árboles: un estudio revela que pasan ahí más tiempo de lo que se pensaba

Los gorilas pasan mucho más tiempo en los árboles de lo que se creía anteriormente

Raquel Sáez

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A menudo, a los gorilas se les representa sentados en el suelo de un bosque con vegetación frondosa, mientras que comen o vigilan el territorio que habitan. Se les considera animales más terrestres, sobre todo por su gran tamaño corporal, porque los machos alcanzan 170 kilos, un peso que parece incompatible con la movilidad entre las ramas de los árboles, al contrario de lo que ocurre con otros primates como los chimpancés.

Sin embargo, un estudio del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva y de la Universidad Rocky Vista (EE.UU.) acaba con esa idea. Estos grandes simios pasan más tiempo de lo que se creía por los árboles e incluso algunas poblaciones de gorilas pueden pasar tanto tiempo en los árboles como algunas poblaciones de chimpancés.

Los gorilas, ¿en el suelo o en los árboles?

Pocos imaginan a los gorilas en las alturas, sobre todo por su volumen y peso. Las hembras adultas pesan entre 70 y 100 kilos, mientras que los machos adultos pueden ser casi el doble de grandes, entre 160 y 170. Sin embargo, estos demuestran su habilidad para trepar cuando tienen que construir nidos para dormir por la noche o para acceder a la fruta.

La percepción de que los gorilas son principalmente terrestres también se deriva de los estudios fundamentales de los gorilas de montaña de Virunga, que viven en bosques montañosos de gran altitud donde escasean los frutos. De hecho, estos gorilas pasan hasta el 98 % de su tiempo en el suelo.

Los científicos a cargo de la investigación se preguntaron si los comportamientos de los gorilas de montaña de Virunga eran representativos de todos los gorilas, tanto de los occidentales como de los orientales. Para abordar esta pregunta, se utilizaron datos a largo plazo recopilados de los gorilas de montaña del Parque Nacional Impenetrable de Bwindi en Uganda (a solo unos 30 kilómetros de la población de gorilas de montaña de Virunga) y de aquellos situados en las tierras bajas occidentales del Parque Nacional de Loango en Gabón.

Un gorila en una foto de archivo

Al analizar los datos de observación recopilados durante la última década en múltiples individuos y grupos de gorilas, el equipo descubrió que tanto los gorilas de montaña de Bwindi como los gorilas de tierras bajas de Loango pasaban mucho más tiempo en los árboles cada día de lo documentado en los gorilas de Virunga.

Esa estancia se observó sobre todo en los individuos más jóvenes y de menor tamaño, como las crías y los juveniles, pero también ocurrió en el caso de los adultos. “Las hembras adultas pasaban entre el 20 % y el 30 % de su tiempo en los árboles, mientras que los espalda plateada pasaban entre el 18 % y el 20 % siendo arborícolas, lo que representa una proporción mucho mayor que la observada previamente entre el 2 % y el 7 % en los gorilas de montaña de Virunga”, explica la autora principal, Martha Robbins.

“Esto demuestra que el gran tamaño corporal de los gorilas no es necesariamente un factor limitante para trepar árboles y que los gorilas pueden ser tan arborícolas como algunas poblaciones de chimpancés”, añade en un comunicado la coautora, Rhianna Drummond-Clarke.

Lo que más sorprendió a los investigadores no fue el tiempo. Contrariamente a suposiciones previas, la frecuencia de la arboricultura no se debía únicamente a la necesidad de acceder a la fruta de los árboles. De hecho, “casi la mitad de la ingesta de fruta del gorila de Loango se realizaba en el suelo, tras caer del árbol, un comportamiento que requiere mayor investigación”, detallan.

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