¿Te pareces a tu golden retriever? La ciencia confirma que es más normal de lo que crees

Una mujer pasea a un perro

Inma Moraleda

Madrid —

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Para muchos dueños, su perro parece un reflejo: temperamento parecido, reacciones similares, hasta gestos que recuerdan a sus propias manías. Ahora un estudio reciente sugiere que esa conexión podría ir mucho más allá de la simple convivencia: humanos y Golden Retriever podrían compartir en su ADN algunas de las bases de su comportamiento y emociones.

Genes compartidos, vidas paralelas

Investigadores de la University of Cambridge analizaron el genoma de 1.300 golden retrievers y lo cruzaron con datos sobre su comportamiento: niveles de energía, temor a extraños, agresividad, adaptabilidad o sociabilidad. Luego compararon esos genes con variantes humanas vinculadas a rasgos de personalidad, salud mental o inteligencia. El resultado fue sorprendente: al menos 12 genes influyen tanto en características conductuales de los perros como en emociones y rasgos humanos.

Por ejemplo, uno de esos genes ( PTPN1) se asocia en perros con agresividad hacia otros perros; en humanos, ese mismo gen aparece vinculado a inteligencia y también a trastornos del ánimo. Otro, ROMO1 ( relacionado en los perros con su adiestrabilidad ) en personas está conectado a sensibilidad emocional e inteligencia.

Los autores del estudio insisten: estos genes no determinan un comportamiento fijo, sino que influyen en la predisposición a ciertos estados emocionales o reacciones. Es decir: podrían explicar por qué algunos perros y sus dueños parecen “hechos el uno para el otro”, con sus luces y sombras.

Más allá de la genética: convivencia, crianza y vínculo emocional

El hallazgo está en consonancia con lo que ya había apuntado un reportaje de National Geographic: en muchos casos, la personalidad del perro y la de su dueño se parecen no solo por genética, sino por lo que comparten en el día a día. A medida que ambos conviven, moldean sus comportamientos, sus miedos, sus reacciones.

De hecho, esa mezcla de predisposición genética y entorno explica por qué no todos los perros golden (ni todos los humanos) reaccionan igual: hay variabilidad individual, coincidencias emocionales y diferencias. El estudio de Cambridge subraya que ese es precisamente el mensaje más importante: la empatía hacia las mascotas, entendiendo que su carácter puede estar parcialmente escrito en su ADN, no en un “manual de razas”.

Qué significa para quien tiene o piensa tener un perro

Para quienes ya conviven con un golden, este estudio ofrece una nueva perspectiva: muchas de sus reacciones —alegría, nervios, miedo, mansedumbre— podrían tener un origen biológico similar al nuestro. Eso no quita la responsabilidad humana de educarlos, cuidarlos y respetar sus límites, pero invita a entender con más empatía comportamientos que antes se interpretaban como “caprichos” o “mala educación”.

Y para quienes planean adoptar uno, el mensaje es doble: no basta con elegir una raza por su aspecto o fama de “buena para familias”. Lo importante es conocer al animal, entender su sensibilidad, observar su comportamiento y respetar su naturaleza. Porque parte de lo que él es, puede venir de sus genes, pero lo que será, depende de ambos.

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