La solución al enigma del río Wear estaba en una pasarela construida mientras se levantaba el puente definitivo

Se ha descubierto que solamente son tablones que se usaron de forma provisional

Héctor Farrés

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Una hilera de troncos rectangulares asomaba bajo el agua con una alineación tan precisa que solo podía haber sido hecha por humanos. El limo del fondo apenas cubría parte de su volumen, lo que permitía adivinar que formaban parte de una estructura mucho mayor.

Había dos opciones claras. O bien pertenecían a una construcción romana vinculada al camino que pasaba por la orilla, o eran restos modernos sin mayor relevancia arqueológica. La diferencia entre ambas hipótesis no era trivial: una señalaba al Imperio, la otra a una obra provisional del siglo XIX.

Tres teorías para explicar un conjunto de troncos bien conservados

El hallazgo lo realizaron buceadores en 1983, cuando exploraban el cauce del río Wear a la altura de Shincliffe, a pocos kilómetros de Durham. Formaban parte del equipo del proyecto Piercebridge, conocido por sus inmersiones en el río Tees, donde habían recuperado miles de piezas de origen romano.

Una estructura de madera emergió del fondo del río Wear en 1983, revelando una construcción que podía ser romana, medieval o moderna

Lo que encontraron entonces fue un entramado de madera bien conservado que parecía corresponder a una base estructural de puente. Las dudas no tardaron en aparecer: por el contexto geográfico, se pensó que podía tratarse de una plataforma romana o, alternativamente, de un puente tardo-medieval construido bajo mandato del obispo Walter Skirlaw. Con el paso de los años, surgió una tercera opción que cobraba cada vez más fuerza: la de una pasarela provisional instalada por orden del arquitecto Ignatius Bonomi.

La Sociedad de Historia Local de Shincliffe recurrió a Gary Bankhead, arqueólogo subacuático de la Universidad de Durham, para intentar resolver el enigma. En 2023 comenzaron las nuevas inmersiones. La idea inicial era aplicar dendrocronología, pero ninguno de los fragmentos de olmo recuperados tenía los anillos suficientes como para permitir una datación exacta. En vista de ello, optaron por enviar una muestra al Chrono Centre de la Queen’s University de Belfast para aplicar un análisis por radiocarbono.

El puente de Bonomi, la clave que encajó todas las piezas del rompecabezas

Los resultados no dejaron espacio a interpretaciones alternativas. Los restos de madera correspondían a un periodo comprendido entre 1816 y 1860, justo en la misma época en la que Bonomi dirigía la sustitución del antiguo puente medieval. Así, todo encajaba: los troncos hallados bajo el río habrían formado parte de una estructura temporal, construida para garantizar el paso mientras se edificaba el nuevo puente de piedra que todavía sigue en pie. El encargo de esa pasarela de madera recayó en un carpintero local de apellido Howe, según consta en los archivos del condado.

Varios de los fragmentos recuperados por Bankhead no solo confirmaron esta hipótesis, sino que además ofrecieron nuevas pistas sobre el puente original del siglo XIV. Mientras inspeccionaba el fondo del río, el arqueólogo encontró bloques tallados de gran tamaño que podrían pertenecer a la construcción impulsada por Skirlaw.

La investigación se completó con ayuda de una subvención otorgada por la Sociedad Arquitectónica y Arqueológica de Durham y Northumberland. Esa aportación económica permitió costear el análisis de carbono 14 que sirvió para fechar los restos de madera. Bankhead señaló que “el hecho de que la estructura sumergida se esté erosionando con tanta rapidez confirma que, si alguna vez íbamos a resolver el misterio de qué era, este era el momento de hacerlo”.

La historia completa del hallazgo ha sido recogida por el propio investigador en una serie de vídeos documentales publicados en su canal de YouTube. Uno de los próximos episodios se centrará en los bloques de piedra localizados durante las últimas inmersiones, donde también se aprecian marcas de cantero similares a las empleadas por los tallistas de la catedral de Durham.

Para Towan Hancock, representante de la Sociedad de Historia Local de Shincliffe, el resultado de la investigación pone fin a cuatro décadas de conjeturas sobre el origen de los restos sumergidos. Según explicó al recibir la datación definitiva, “estoy satisfecho con el resultado porque resuelve un misterio que conocemos desde 1983, cuando se descubrió el conjunto de madera”.

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