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Un informe alerta del uso de la Inteligencia Artificial en la estrategia militar de la UE: “Es una amenaza para los europeos”

Un militar maneja un dron de apuntado delante de una plataforma de misiles montada sobre un vehículo.

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —
15 de enero de 2021 10:12 h

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Un informe afirma que “el armamento actual de la UE impulsado por la digitalización y la inteligencia artificial representa una amenaza para los ciudadanos de Europa”. El estudio, realizado por el experto en defensa Christoph Marischka, de la Red del Movimiento Alemán por la Paz, y editado por el grupo de La Izquierda del Parlamento Europeo, concluye que se está haciendo un uso “preocupante de la inteligencia artificial en la profundización de la militarización”.

El informe aborda cómo la industria armamentista y los fondos de capital riesgo han hecho lobby a la Comisión Europea, la Agencia Espacial Europea y los gobiernos de los estados miembros, así como la inclusión de proyectos de armamento como parte de la política industrial de los estados miembros (Francia y Alemania) y la armonización de las fuerzas armadas europeas a través de Combat Cloud digitalizado. Así mismo, el autor analiza por qué la guerra cibernética y de la información es el centro de la estrategia militar a largo plazo de la UE, y el avance hacia la guerra espacial y el uso dual de satélites europeos en reconocimiento, vigilancia y comunicación en territorios más allá de la UE.

Los primeros 16 proyectos de nueva tecnología militar han sido aprobados hace escasos meses para ser el primer armamento marca UE de la historia, como detallaba elDiario.es: un vehículo terrestre no tripulado, algoritmos para manejar enjambres de drones, misiles de alta precisión o sistemas de refuerzo de la ciberseguridad recibirán un total de 205 millones de euros a través del Programa Europeo de Desarrollo Industrial en materia de Defensa (PEDID). No obstante, esta línea financiación es tan solo un “piloto”.

El Fondo Europeo de la Defensa está presupuestado en 9.000 millones de euros para el período 2021-2027. Como referencia, la UE planea invertir en total 9.200 millones de euros en el mismo período en el programa Europa Digital, cuyo objetivo es desarrollar la supercomputación, la inteligencia artificial, la ciberseguridad civil o las competencias digitales avanzadas.

El iMUGS (Vehículo Terrestre Modular integrado No Tripulado, por sus siglas en inglés) ha sido uno de los proyectos que ha recibido mayor financiación del PEDID, con 30,6 millones de euros. El THeMIS, uno de los primeros vehículos de su clase, ya se ha desplegado en algunas misiones militares de la UE, como la que se desarrolla en Mali desde 2013.

Las ofensivas mediante enjambres de drones ya son parte del presente de la guerra aérea, pero el futuro próximo pasa por decenas o cientos de estos aparatos coordinándose mediante algoritmos para llevar a cabo su misión con mínima interacción humana. EEUU y China compiten por la preminencia tecnológica a la hora de dotar a esta mente colmena de la capacidad de controlar un mayor número de drones. Uno de los 16 proyectos militares seleccionados por la UE para avanzar en este campo es DRONEDGE-E, financiado con unos dos millones de euros.

El proyecto GEODE es el más caro de toda la partida presupuestaria EDIDP, con 92 millones de euros en total. Su aspiración es prototipar y probar receptores y antenas de uso militar con los que conectarse con el sistema de navegación por satélite Galileo, el GPS europeo de uso civil.

La empresa francesa MBDA, que presume de ser “el único grupo europeo capaz de diseñar y producir misiles y sistemas de misiles para satisfacer toda la gama de necesidades actuales y futuras”, ha sido elegida para coordinar el proyecto LynkEUs, que desarrollará un sistema de misiles “de alta precisión” disparados desde tierra contra objetivos “más allá de la línea de visión”. El encargado de apuntar y dar detalles del blanco será un dron. El plan de desarrollo incluye probar el sistema con “una campaña de disparo a gran escala”.

La investigación Inteligencia artificial en la defensa europea: ¿armamento autónomo? revela un uso “preocupante de la inteligencia artificial en la profundización de la militarización”, en un estudio que analiza cómo la inteligencia artificial y el armamento autónomo están preparando el terreno para futuros conflictos.

Impulsado por La Izquierda en el Parlamento Europeo, el estudio analiza el uso de la Inteligencia Artificial en la planificación de la defensa de la UE y examina las amenazas y el impacto que plantean las nuevas aplicaciones de inteligencia artificial, y cómo podrían eventualmente hacer que el derecho internacional carezca de sentido.

El estudio se ha presentado este viernes, y su autor, Christoph Marischka, revela qué papel ha jugado la Inteligencia Artificial en varios programas de armamento de la UE (PEDID, EDF y PESCO), y las consecuencias políticas de la militarización comnunitaria. En particular, el informe analiza cómo el uso de la Inteligencia Artificial se ha profundizado significativamente desde el cambio de siglo.

El autor, Christoph Marischka, añade: “Lo que me preocupa es que ya se ha hecho mucho en el campo de la digitalización y la inteligencia artificial en el ejército, tanto en Alemania como en la UE. Además, la política de armamento de la UE significa que los sistemas autónomos y no tripulados se utilizarán en grandes cantidades y, a menudo, en enjambres en tierra, aire, mar, espacio y cibernética en el futuro. Al promover activamente este desarrollo, esto cambiará la naturaleza de la guerra y nuestra vida diaria, borrando así cada vez más la distinción entre el conflicto y la paz”.

La eurodiputada Özlem Alev Demirel (Die Linke, GUE/NGL), coordinadora del informe, ha afirmado: “El uso de sistemas autónomos y el aumento de la militarización han aumentado enormemente el potencial de guerra. La escalada de armamento no solo significa enjambres de drones y robots asesinos, sino que amenaza con deshacer la diferencia entre guerra y paz, civiles y combatientes. El riesgo de una pérdida gradual de control es real. Entonces, el derecho internacional deja de tener sentido. El uso de IA en armamento no solo amenaza la paz, sino que también marcará el comienzo de nuevas formas de vigilancia y propaganda, haciendo que los conflictos sean más probables”, concluyó.

En los últimos años ha habido un aumento significativo en el uso de inteligencia artificial (IA) en la modernización de las fuerzas armadas en todo el mundo. En Europa, explica el informe, la aplicación de la Inteligencia Artificial en la militarización tiene un gran alcance. Con el tiempo, se han presentado en forma de sistemas cada vez más autónomos, “con una consolidación cada vez mayor de las descripciones de la situación y la aceleración de la guerra”.

“Para comprender la estrategia de defensa de la UE”, se explica en el documento, “debemos remontarnos a 2003 cuando, por primera vez, el Consejo de la UE adoptó una estrategia conjunta de política exterior para redefinir la UE no solo como un actor global, sino también como una potencia militar”. Según el Tratado de Lisboa, afirma el estudio, el enfoque en la inteligencia artificial y el uso de sus aplicaciones se ha acelerado como parte de la política de defensa de la UE. De ahí surgió la Estrategia global de la UE para la política exterior y de seguridad de 2016, que finalmente condujo al establecimiento de un presupuesto de armamento de la UE separado y a la promoción contundente de proyectos conjuntos de armamento.

Sin embargo, el estudio alerta de que el artículo 41 del Tratado de Lisboa “prohíbe explícitamente la financiación de la UE para operaciones que tengan implicaciones militares o de defensa”. Lo cual no ha impedido que la UE sortee las reglas con instrumentos extrapresupuestarios, como el Fondo Europeo para la Paz, o a través de organismos intergubernamentales fuera de la UE como PESCO (Programas de Cooperación Estructurada Permanente), que se financia a través de los presupuestos de armamento de los Estados miembros.

En 2021 entrará en vigor el Programa Europeo de Defensa, el primer programa de la UE dedicado explícitamente a Defensa y Seguridad. Se han reservado unos 13.000 millones de euros del presupuesto de la UE para 2021-2027, “dinero que debería y podría haberse gastado en proyectos civiles y servicios públicos, que se han descuidado tras una década de austeridad y ahora la COVID-19”; afirma el documento: “El dinero de la UE ha estado llenando las arcas de las empresas de armas desde que el entonces presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, lanzó el Programa Europeo de Defensa en 2016. Ese mismo año, la Agencia Europea de Defensa lanzó un proyecto piloto de 1,4 millones de euros que apoyó tres actividades, todas relacionadas con la inteligencia artificial mediante una amplia investigación civil, pero se llevaron a cabo dentro de instalaciones explícitamente militares”.

A raíz del plan piloto, se asignaron 90 millones de euros adicionales para el proyecto Acción preparatoria sobre investigación de Defensa. Uno de los pilares principales de este esquema fue “el lanzamiento de un proyecto complejo” que se esperaba “para mostrar el valor agregado de los sistemas no tripulados para mejorar el conocimiento de la situación”, relata la investigación.

En este sentido, La Izquierda en el Parlamento Europeo pide “detener esta loca carrera armamentista” y pide “a todas las instituciones de la UE que dediquen toda su energía a regular los sistemas de armas autónomos y la guerra cibernética. Las campañas de la sociedad civil contra el uso de la inteligencia artificial en proyectos militares y de defensa, como Cyberpeace y Stop Killer Robots han proporcionado proyectos importantes, y sus voces deben ser escuchadas en la medida en que la UE se mueve de forma peligrosa e imprudentemente a un estado de guerra permanente”.

“El armamento actual de la UE impulsado por la digitalización y la inteligencia artificial representa una amenaza para los ciudadanos de Europa”, afirman: “La obsesión de la UE por la digitalización asegura que las grandes empresas y corporaciones ganen mientras promueven la creación de un ecosistema en el campo de la inteligencia artificial, que utiliza los resultados de la investigación (financiada con fondos públicos) con fines militares, comercializándolos con la ayuda de capital riesgo. En consecuencia, el sector público debe invertir en investigación tecnológica y facilitar la creación de empresas mediante el apoyo financiero y la desregulación de la legislación laboral y fiscal”.

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