Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

El presidente Pedro Sánchez recupera la influencia de España en la UE

Pedro Sánchez conversa con Angela Merkel y Emmanuel Macron.

David Balsa

Presidente Conferencia Eurocentroamericana —

Desde su adhesión a las entonces Comunidades Europeas en 1986 España ha sido uno de los pilares del proyecto de construcción europea en base a su peso demográfico y al creciente volumen de su economía, así como a la decida voluntad europeísta de sus sucesivos gobiernos. Sin embargo desde 2011 se produjo una progresiva pérdida de influencia y de posiciones en el seno de la Unión Europea, reflejadas tanto en la exclusión de España de los principales puestos en las instituciones europeas, ejemplo muy ilustrativo el caso de los sucesivos fracasos a la Presidencia del Eurogrupo, como la marginación de las decisiones adoptadas en Bruselas que afectaban directamente a nuestro país.

Esta situación tuvo graves consecuencias tanto en la imagen exterior como en la confianza de los inversores extranjeros que percibían a España como un país débil situado al margen del núcleo duro de las decisiones en Bruselas. Una construcción europea en la que además el anterior gobierno no mostró en ningún momento excesivo entusiasmo poniendo reparos y obstáculos a diferentes iniciativas en materia de seguridad y defensa, integración política y de protección de los derechos de los trabajadores y de los consumidores, entre otros ámbitos.

Esta situación ha dado un vuelco desde la llegada al Palacio de La Moncloa en junio de 2018 del presidente Pedro Sánchez que ha impulsado una intensa agenda exterior a nivel internacional centrada en recuperar la tradicional influencia de España en Europa, así como la interlocución con Latinoamérica, seriamente dañada en los últimos años por la ausencia de la diplomacia española en la región. El reciente nombramiento del español José Manuel Campa al frente de la Autoridad Bancaria Europea es una muestra del retorno de nuestro país a los centros de decisión en Bruselas.

Hace unas semanas diversos medios europeos reflejaron la noticia, que no tuvo excesivo eco en algunos medios españoles a pesar de la enorme trascendencia estratégica para el peso de España en la UE, de la paulatina conformación de un G-3 en el seno del Consejo Europeo. Este nuevo Grupo se esta configurando en base a la invitación conjunta formulada por la Canciller Angela Merkel y el Presidente Emmanuel Macron al Presidente Pedro Sánchez para que Madrid se incorparase a las reuniones informales preparatorias que Berlín y París realizan periódicamente para coordinar sus posiciones en la UE. El ofrecimiento de Alemania y Francia a España de integrarse al eje franco-alemán refleja que España bajo la presidencia de Pedro Sánchez ha recuperado su prestigio en Bruselas. En esta nueva etapa Madrid es percibido como un socio confiable que no actúa a remolque sino que esta liderando en diversas áreas el proceso de integración europea en momentos particularmente complejos.

Es preocupante el ascenso de fuerzas nacionalistas y populistas cuyo mayor exponente son los gobiernos de Varsovia y Roma así como el famoso “Grupo de Visegrado” integrado por los países centroeuropeos defensores de una Europa meramente como un espacio de libre comercio y unas instituciones democráticas devaluadas. Hay que destacar la coherencia de la diplomacia española, con especial intensidad la del ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, que conoce bien la maquinaria de la capital europea por su brillante desempeño en su día como presidente del Parlamento Europeo, en plantear que las cuestiones referentes a los derechos humanos y la solidaridad internacional no son negociables. Igualmente España con su valiente actuación en el episodio del “Aquarius” ha demostrado con hechos que es posible ofrecer una respuesta humanitaria y a la vez responsable al fenómeno de las migraciones. La situación en Londres, con la incertidumbre y la confusión del proceso del Brexit, pone en mayor valor aún el pleno compromiso de España apostando de forma clara e inequívoca por avanzar en una Europa más social, mas integrada política y económicamente, así como una defensora decidida de sus valores multilateralistas y democráticos en la escena internacional.

España tiene además una elemento adicional en valor ante Berlín, París y Bruselas que es su ascendiente en Latinoamérica, una región con cerca de 700 millones de habitantes y que esta llamada a jugar un papel cada vez mas destacado en el tablero geopolítico global. Durante los últimos años la diplomacia española estuvo ausente en Latinoamérica frente a la activa tarea desarrollada, además de China y Rusia, por franceses, alemanes, británicos e italianos. La relación con Cuba, donde ante la ausencia española varios jefes de Estado y de gobiernos europeos se desplazaron para promover inversiones y diálogo político, es un ejemplo claro de estos hechos.

El presidente Pedro Sánchez ha tenido la visión de desplegar una nueva política exterior con Latinoamérica con una intensa agenda de visitas a estos países, algunos de los cuales llevaban 25 años esperando una visita de un presidente español, que ha creado nuevas oportunidades para la relación de las empresas, las universidades y la sociedad civil con esta región estratégica. Esta recuperación del tradicional papel de puente de España para Latinoamérica con Europa ha sido otro de los elementos que ha contribuido a reforzar la posición de Madrid en Bruselas así como ante Berín y París y el resto de capitales europeas. Sin duda el regreso de España a la primera línea de la construcción europea y de la escena internacional son buenas noticias para todos, especialmente para los países tan próximos en cultura y afectos de Latinoamérica.

Etiquetas
stats