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Le Parody: “Spotify es un timo”

Le Parody / Foto: Julio Albarrán

Paula Corroto

Madrid —

La artista granadina de 28 años Sole Parody –Le Parody– lo tiene muy claro cuando cuenta cómo elige promocionar y vender su música. Después de un año con su disco Cásala (once tracks), subido a las plataformas Spotify y BandCamp, comparó sus ingresos y los números resultaban bastante elocuentes.

Desde su publicación, hace justo un año, Le Parody, cuya música se mueve entre la electrónica, el punk y los sentires flamencos, había conseguido 523 euros por 34.309 plays (reproducciones) y 1.429 descargas del disco (a precio libre) en BandCamp, de los cuales había que restar el 15% que se lleva la plataforma y el 7% por el cobro en PayPal (al final, quedaban 407,94 euros). En Spotify el beneficio era de 26,49 dólares por 3.607 reproducciones de su canción más escuchada, Love me.

Además, para poder estar en esta plataforma, Le Parody había tenido que pagar 11 euros al agregador digital Record Union, ya que un músico no puede colgar sus canciones en Spotify si no sigue este camino o tiene una discográfica (al final, los beneficios eran de unos 15 euros). En total, de cada play, 0,007 euros eran para la artista.

Por otro lado, la granadina, que ha escrito sobre esto en su blog, exponía también en él los ingresos por la venta del disco físico entre febrero y octubre de este año: a 7 euros el CD, había conseguido 700 euros. Por los conciertos ofrecidos durante el año había obtenido 5.500 euros brutos, aproximadamente. Conclusión: “Para darse a conocer el formato digital está muy bien, pero el beneficio es casi simbólico. Quizá lo que hay que preguntarse es hasta dónde tiene sentido la rentabilidad. Yo hago conciertos y vendo allí los discos. Es bonito y es, además, lo que siempre se ha hecho”, confiesa la artista a eldiario.es.

La experiencia de Le Parody es la que tienen o han tenido otros músicos. Incluso algunos como Thom Yorke, líder de Radiohead, que salió de Spotify precisamente por los pocos beneficios que obtenía en esta plataforma.

“Spotify es un timo, yo ya lo sabía, pero tienes que estar, porque tienes que estar visible. De hecho, mucha gente me pregunta si estoy en Spotify para poder escucharme”, revela Le Parody. Para ella, no obstante, el problema de esta plataforma no es tanto la ganancia que se pueda percibir, “yo pago cinco euros todos los meses para no escuchar publicidad, así que me quedo más o menos igual”, sino “la poca transparencia que tiene”. Y especifica: “No hay forma de saber si son ciertas las reproducciones que dicen que tienen tus canciones. Pueden ser 5.000 o a lo mejor 10.000. Además, tampoco sabes cuánto se están llevando ellos por tus reproducciones”.

El beneficio del precio libre: Bandcamp

Con BandCamp su relación es mejor. Para Le Parody, lo positivo de esta tienda de música online que nació en septiembre de 2008 y ya tiene más de cinco millones de canciones, en su mayoría de músicos independientes, es que “no tiene publicidad y te ofrecen más estadísticas sobre tu trabajo”. Es cierto que la plataforma se queda con un porcentaje de las ventas del disco, un 15% si no alcanzan los 2.000 euros y un 10% si los superas, pero, según Le Parody, “equivale a lo mismo que si estuviera en una discográfica. Al artista le sale mejor estar aquí”.

Además, para ella es bastante interesante que el artista pueda elegir el precio de su disco e incluso que este sea totalmente gratuito o a voluntad del comprador, lo que se llama ‘precio libre’. “No es rentable, pero consigues que se difunda mucho tu música. Yo estoy a favor de la piratería, porque estoy segura de que me han salido muchos conciertos gracias a esto”, confirma. Y da más datos: “Yo he conseguido 500 euros en BandCamp por 1.500 descargas del disco, y lo tengo a precio libre. Si lo hubiera puesto a un precio determinado, quizá no hubiera tenido tantas descargas. Además, con esta fórmula tienes a gente que te paga un euro y te dice que es que no tiene más dinero, como otro que te paga 25 euros. Son cosas bonitas”.

Su reflexión es que el concierto es el que finalmente ha de sustentar al artista, y para eso, en estos tiempos tecnológicos, es necesaria la difusión. “Por eso tú tienes que saber dónde estás. Yo claudico con Spotify y sé que me roban, pero es una plataforma referencial y es necesario estar”.

¿Y la discográfica? ¿Quiere seguir también siendo absolutamente independiente? “No quiero perder mi autonomía, no quiero que me pidan que haga un disco cada equis tiempo, pero voy a empezar a trabajar este mes con gente de Management. No rechazo a la industria, pero intento que sea a mi manera”, explica. De momento, no le va tan mal. Este fin de semana ha estado de bolos en León y después se irá a Manresa. Y para noviembre estará en la sala Copérnico de Madrid. A la búsqueda de ese difícil equilibrio entre la independencia y el sino de los tiempos.

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