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El castillo del siglo X que está en un pueblo de apenas 100 habitantes en el norte de España y merece la pena visitar

Castillo de Javier, Navarra.

Edu Molina

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En pleno territorio navarro, en una localidad que supera apenas los cien habitantes, se alza una fortificación con cerca de mil años de antigüedad: el Castillo de Javier. Esta construcción, originaria del siglo X, se ha mantenido en pie a lo largo de los siglos, adaptándose a distintos usos y recuperando su protagonismo gracias a su vinculación con una figura clave del cristianismo: San Francisco Javier. Su relevancia histórica y cultural lo convierte en un punto de interés que llama la atención de visitantes de diversas procedencias.

Ubicado en una posición estratégica sobre una colina que domina el río Aragón, este castillo nació con fines defensivos en una época de disputas territoriales entre antiguos reinos. A lo largo de la historia, ha sufrido distintas transformaciones, desde la destrucción parcial ordenada en el siglo XVI hasta las restauraciones realizadas en los siglos XIX y XX.

Actualmente funciona como museo y lugar de peregrinación, atrayendo a turistas y fieles, especialmente durante las tradicionales Javieradas que se celebran cada año en marzo. Esta costumbre navarra, que se viene celebrando desde 1940, consiste en una peregrinación a pie desde diferentes localidades de la región hasta el Castillo de Javier, lugar de nacimiento de San Francisco Javier.

Cada año, miles de personas de toda Navarra recorren largas distancias a pie para rendir homenaje al santo. Esta práctica tiene su origen en 1886, cuando la población invocó a San Francisco Javier para pedir el fin de una epidemia de cólera que afectaba a la región. Cumplida la petición, se estableció la promesa de acudir caminando a Javier como muestra de agradecimiento.

Además del valor arquitectónico del conjunto, el castillo es reconocido por albergar la habitación natal de San Francisco Javier, fundador de la Compañía de Jesús y patrono de Navarra. Su figura y legado espiritual han convertido este enclave en un centro de referencia para la cultura religiosa y el patrimonio regional. La visita al Castillo de Javier permite recorrer un espacio que integra elementos medievales, religiosos y museísticos, reflejo de las distintas etapas de su evolución histórica.

Historia y evolución del Castillo de Javier

Las Javieradas se consideran una de las peregrinaciones más significativas en España, tanto por el número de participantes como por su profunda dimensión religiosa.

El Castillo de Javier es una fortaleza de origen medieval que data de la segunda mitad del siglo X, cuando se levantó la Torre del Homenaje, su núcleo más antiguo. Situado en una colina estratégica que domina el valle del río Aragón, su función principal fue defensiva en un contexto de conflictos territoriales entre los reinos cristianos y musulmanes. A lo largo de los siglos, la fortaleza ha experimentado varias ampliaciones y reformas que reflejan distintas etapas arquitectónicas.

En el siglo XVI, el castillo sufrió daños durante las guerras y fue parcialmente destruido por orden de las autoridades para evitar su uso militar. Más tarde, en el siglo XIX, la familia Villahermosa impulsó una restauración significativa que incluyó la construcción de la cercana Basílica de Javier, levantada entre 1896 y 1901, que hoy convive con la fortaleza en el conjunto monumental. En 1994, el castillo fue declarado Bien de Interés Cultural, reconocimiento oficial que garantiza su protección y conservación conforme a la ley española de patrimonio histórico.

Actualmente, el Castillo de Javier funciona como museo y centro cultural. En su interior, se pueden visitar diversas salas que exhiben objetos históricos y religiosos, así como la habitación natal de San Francisco Javier. El recorrido permite apreciar elementos medievales, como muros y torres, junto con detalles religiosos que reflejan la importancia del lugar para la tradición jesuita y el patrimonio de Navarra.

Lo que ofrece Javier más allá de su fortaleza

El pueblo de Javier, aunque pequeño, ofrece varios atractivos relacionados con su historia y tradición religiosa. Además del castillo, destaca la Basílica de Javier, un edificio neorrománico y neogótico que alberga la tumba de San Francisco Javier y es un importante destino de peregrinación. La basílica fue construida a finales del siglo XIX y es uno de los principales símbolos de la localidad.

En los alrededores, se pueden recorrer rutas de senderismo y espacios naturales que permiten disfrutar del paisaje navarro. Entre ellas destaca el Vía Crucis, un camino religioso que conecta diferentes puntos emblemáticos y forma parte de la tradición de las Javieradas. Estas rutas son utilizadas por miles de peregrinos cada año para llegar caminando al castillo y la basílica.

Finalmente, el pueblo cuenta con pequeñas plazas, tiendas locales y establecimientos de hostelería donde los visitantes pueden descansar y conocer la cultura local. La combinación de patrimonio histórico, tradición religiosa y entorno natural convierten a Javier en un destino que atrae tanto a turistas como a fieles durante todo el año.

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