Una ruta para deleitarse por la costa vasca: txakoli, acantilados y montes con vistas al Cantábrico
El País Vasco reúne una de las combinaciones paisajísticas más especiales del norte peninsular: montes verdes que parecen tocar el cielo junto a una costa abrupta y azul donde los acantilados chocan con el mar Cantábrico con una fuerza imponente. Esta unión entre mar y montaña lo convierte en uno de los lugares más atractivos de España, que no solo llama la atención por su belleza, sino que, además, invita a recorrerlo paso a paso.
Las tres provincias históricas que forman esta comunidad autónoma, Álava, Vizcaya y Guipúzcoa, han seguido desde sus inicios la tradición montañera y, en la actualidad, disponen de numerosos recorridos que permiten descubrir su cultura y naturaleza, adaptados a todos los niveles de dificultad y para todo tipo de visitantes.
Una de las propuestas más cautivadoras que ofrece Guipúzcoa es la ruta Talaia, el sendero litoral que recorre los montes Jaizkibel y Ulia por Pasaia. Se trata de una etapa frente al mar, que combina playas y calas de arena dorada y senderos rodeados de verdes acantilados y que goza de una gran riqueza paisajística.
Esta ruta transfronteriza es la excursión perfecta para los y las amantes del senderismo. Se trata de un recorrido con una dificultad moderada, con un total de 29 kilómetros interrumpidos por el mar en la bahía de Pasaia, un paso que se hace obligatoriamente por mar.
El recorrido completo arranca en la localidad francesa de Bidart, situada en el departamento de los Pirineos Atlánticos, a seis kilómetros de Biarritz. La meta se encuentra en San Sebastián, concretamente en el monte Ulía, a tres kilómetros de la ciudad donostiarra.
Etapas de la ruta Talaia
La Talaia es una ruta ambiciosa, pero no es necesario recorrerla de principio a fin. Su trazado permite dividirla en distintos tramos, escogiendo el que mejor se adapte al nivel de cada senderista y ofreciendo siempre la oportunidad de disfrutar de unos paisajes únicos e imponentes.
A continuación, una propuesta abreviada, aunque igualmente recomendable, es la ruta de Jaizkibel, con un desnivel acumulado de 781 metros. El tramo de alrededor de 21 kilómetros que une Jaizkibel y Pasaia también se puede realizar en distintas etapas para disfrutarlo con más calma.
Uno de los puntos de interés principales del recorrido se encuentra en su inicio: el Castillo de San Telmo, emplazado sobre un acantilado. La ruta discurre por los alrededores del monte Jaizkibel, donde la erosión ha modelado la arenisca en formaciones rocosas sorprendentes.
Asimismo, el ascenso hasta Pasaia es emocionante, ya que la montaña se abre sobre la bahía. Además, se trata del lugar perfecto para descansar y saborear la cultura vasca en una de las numerosas bodegas de txakoli que se encuentran en sus alrededores.
Por otro lado, la ruta de Ulía es algo más sencilla de recorrer, pero su valor paisajístico es igual de alto. Junto al embarcadero de San Pedro, lugar en el que arranca, se encuentra atracado el Barco Museo Mater, un antiguo atunero que se puede visitar para conocer las técnicas y artes de pesca de las gentes del mar.
En el comienzo del recorrido se encuentra la Factoría Albaola, en el antiguo astillero de Ondartxo, donde los senderistas pueden realizar una parada para descubrir la historia de la Nao ballenera San Juan del siglo XVI y presenciar en vivo la construcción de su recreación. A continuación, el camino sigue por el ascenso casi vertical por unas escaleras talladas en piedra hasta el Faro de la Plata, desde donde merece la pena apreciar el paisaje.
A partir de aquí, la senda se vuelve más amable, con desniveles suaves y numerosos atractivos, como los caminos de agua, acueductos y túneles construidos en el siglo XIX. Entre brezos, helechos y tejos, la ruta avanza hacia San Sebastián, con paradas obligatorias como el mirador de la punta de Mompás, que ofrece vistas excepcionales del litoral y del mar Cantábrico.
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