El único lugar del mundo donde el chocolate se usó como moneda

Fotografía de un fruto de cacao en Río Oeste Arriba (Panamá). EFE/ Carlos Lemos

Adrián Roque

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El cacao -el chocolate en su forma más pura- fue utilizado como moneda en diversas civilizaciones prehispánicas del continente americano, y lo que hoy conocemos como una deliciosa bebida o snack, una vez fue el medio más importante de intercambio en sociedades complejas como los mayas, aztecas y otros pueblos de Mesoamérica. En este artículo exploramos cómo el cacao pasó de ser una planta exótica a convertirse en un objeto de valor que marcó la historia económica y social de las civilizaciones antiguas.

La historia detrás del cacao como moneda

El uso del cacao como moneda tiene una historia fascinante que se remonta a varios milenios atrás. Aunque el cacao es originario de América tropical, especialmente de las zonas que hoy corresponden a México y América Central, su uso para intercambios comerciales se extendió mucho antes de la llegada de los europeos. Durante la época prehispánica, los granos de cacao fueron reconocidos como una unidad de cambio, un bien de lujo y de valor ceremonial.

Las civilizaciones que habitaron Mesoamérica, como los mayas y los aztecas, utilizaban los granos de cacao tanto como medio de intercambio como símbolo de estatus. Para las clases altas, el cacao era más que solo un medio para realizar transacciones: era una bebida mística asociada con los dioses. En la cultura azteca, el cacao era tan valioso que se utilizaba en rituales religiosos y se ofrecía a los dioses como un tributo. Los nobles y los sacerdotes eran los que disfrutaban de su consumo, mientras que las clases bajas solo podían acceder a él mediante el comercio.

El cacao como unidad de cambio

El cacao no solo se utilizaba para realizar compras cotidianas, sino que era la base de una economía que favorecía el intercambio. Según la documentación histórica, se utilizaban varios términos para definir cantidades de cacao, como “zontles” (400 granos de cacao) o “jiquipiles” (8.000 granos). Estos términos funcionaban como múltiplos del cacao y facilitaban el comercio de bienes y servicios.

Por ejemplo, un conejo podía costar entre 10 y 20 granos de cacao, mientras que un esclavo podía valer entre 3.000 y 4.000 granos, lo que demuestra el valor significativo que tenía el cacao dentro de la sociedad. Además, el cacao también se utilizaba en otros productos como las telas (quauchtli) que también se intercambiaban por granos de cacao. Las telas blancas de algodón tenían un precio variable, entre 60 y 100 granos de cacao, dependiendo de la calidad.

El cacao: una planta difícil de cultivar pero muy valiosa

El cacao no solo era apreciado por su valor como moneda, sino también por su cultivo especializado. Crecer cacao requería un clima muy particular, lo que lo hacía más raro y valioso. Por eso, su producción estaba altamente controlada y era realizada principalmente por las clases altas y los sacerdotes, quienes también se encargaban de regular la distribución del cacao. Los granos de cacao se recolectaban de las plantaciones que, debido a las condiciones particulares de cultivo, eran limitadas.

El uso del cacao como moneda no solo reflejaba el valor económico de la planta, sino también su importancia en la estructura social y política de los pueblos prehispánicos. Gracias a su alto valor, el cacao fue central en los sistemas de tributo y pago entre los pueblos de Mesoamérica. Los tributos en cacao eran una de las principales formas de asegurarse de que las clases gobernantes y los sacerdotes mantuvieran el control sobre la economía.

El legado del cacao como moneda

Aunque el cacao dejó de usarse como moneda tras la llegada de las potencias coloniales, su impacto sigue siendo evidente en la actualidad. El cacao continúa siendo uno de los productos más preciados del mundo, y países como Ecuador, Brasil, Costa de Marfil y Ghana siguen siendo importantes productores de cacao a nivel mundial. Su historia como moneda en las culturas prehispánicas ha dejado una huella profunda en la economía global del cacao, que sigue siendo un producto clave en la cultura culinaria de muchos países.

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