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Tres críticas infundadas hacia la recuperación de la sanidad universal

Contra la exclusión

Esther Samper

Hace unos días, el Gobierno anunció que iba a tomar medidas para recuperar la sanidad universal. Esa sanidad universal que perdimos en el año 2012, cuando se implantó Real Decreto ley 16/2012 para restringir la asistencia médica pública y “gratuita” a personas que cumplieran ciertos criterios. A partir de entonces, se calcula que alrededor de 800.000 personas se han visto privadas de su derecho a una atención sanitaria en igualdad de condiciones con los demás. Para conocer mejor cómo esta medida afectó a las vidas de personas concretas, en eldiario.es se realizó una sección especial sobre las consecuencias de estar 2 años sin sanidad universal.

Con el anuncio de una próxima recuperación de la sanidad universal, no han tardado en salir voces críticas al respecto que cuestionan distintas facetas de esta medida. A continuación, mostramos las 3 principales críticas y por qué éstas carecen de fundamento.

“Los inmigrantes sin papeles, que no han pagado nada por la sanidad (al no cotizar a la seguridad social), disfrutarán de ella”

“Los inmigrantes sin papeles, que no han pagado nada por la sanidad (al no cotizar a la seguridad social), disfrutarán de ella”Este es un error muy extendido por gran parte de la población española, que aún piensa que el dinero de la sanidad proviene de las cotizaciones de los afiliados a la seguridad social. Fue así hasta mediados de los años 90. Sin embargo, cuando se implantó la ley 24/97, la financiación de la sanidad dejó de depender de la seguridad social para depender exclusivamente de los impuestos (IVA, IRPF, sociedades, capital...). Así, cada vez que compramos algo, estamos destinando un cierto porcentaje de dinero a la sanidad española.

De esta manera, prácticamente cualquier residente en nuestro país contribuye en mayor o menor medida a costearla, independientemente de su afiliación con la seguridad social. De todas formas, existe una serie de conceptos llamados solidaridad y derecho a la salud (un derecho humano básico). Aunque la sanidad aún dependiera de las cotizaciones a la seguridad social, la sanidad universal se basa en estos conceptos y, por tanto, personas que no tienen por qué aportar nada al sistema, como los bebés, tienen también derecho a la sanidad pública y no se observan críticas al respecto.

“Esto saturará la sanidad española todavía más”

“Esto saturará la sanidad española todavía más”Las largas listas de espera en las diferentes comunidades autónomas tienen unas causas principales muy claras: los recortes sanitarios que han reducido drásticamente el personal sanitario y el número de camas en hospitales. De hecho, a pesar de que la eliminación de la sanidad universal se produjo en abril de 2012, desde diciembre de 2012 hasta la actualidad se ha registrado un incremento notable tanto en el número total de pacientes en listas de espera como en el tiempo medio de espera quirúrgica (de 76 días en Junio de 2012 a 104 días en Junio de 2017). Y esas cifras son las documentadas tras las múltiples técnicas de maquillaje que los políticos se afanan en aplicar. La realidad tras estas listas de espera es mucho más cruda.

Aun así, aunque el incremento actual de las listas de espera en los últimos años se deba a recortes, ¿qué ocurriría al retomar la sanidad universal? Su efecto en dichas listas será probablemente escaso por una serie de razones. La primera razón: aunque, hasta ahora, las personas “sin papeles” (exceptuando a embarazadas y menores) carecieran, en teoría, de una atención sanitaria equivalente a los demás, seguían teniendo derecho a asistencia a través de urgencias. De esta forma, aunque se les disuadiera inicialmente del uso de la atención primaria (centros de salud), podían recurrir a urgencias para el tratamiento de enfermedades agudas o lesiones por accidentes. Además, también podían acudir para tratar aquellas enfermedades crónicas que sufrían anteriormente pero con secuelas más graves por no tratarse en su momento, requiriendo un tratamiento más complicado. A menudo, no tratar las enfermedades a tiempo implica requerir muchos más cuidados cuando éstas ya han evolucionado y se han agravado.

La segunda razón por la que la restauración de la sanidad universal tendrá pocos o nulos efectos en las listas de espera en múltiples puntos de la geografía española es bastante sencilla: en la práctica, ya había muchas comunidades autónomas que estaban atendiendo total o parcialmente a personas que no cumplían los requisitos para recibir atención sanitaria según la ley presentada por el pasado Gobierno (aunque estas medidas se declarasen inconstitucionales...).

“Restablecer la sanidad universal nos va a salir caro”

En su día, la eliminación de la sanidad universal se justificó económicamente, alegando un ahorro para las arcas públicas de hasta “500 millones de euros”. Ni esas cifras ni otras cercanas de ahorro, se han demostrado en estos años. En sanidad, como en otras facetas de la vida, a veces lo barato termina saliendo caro. Tratar enfermedades a tiempo a través de las consultas de atención primaria, evita complicaciones y enfermedades más graves y de tratamiento más caro en hospitales, a través de urgencias. Es el caso de innumerables enfermedades muy frecuentes como la diabetes o el cáncer pero también otras enfermedades infecciosas como la tuberculosis o el SIDA.

Precisamente, uno de los principales riesgos para la población de eliminar la sanidad universal es la expansión de las enfermedades infecciosas. Por ejemplo, un inmigrante sin papeles con tuberculosis, que no acude a los servicios sanitarios porque no puede costearlo, se convierte en un potencial transmisor de la enfermedad entre la gente que le rodea. De esta forma, por ahorrarnos el tratamiento contra la tuberculosis de una persona podemos terminar pagando por el de muchas de ellas, más las complicaciones del inmigrante aquejado de la enfermedad cuando ésta empeore y no le quede más remedio que acudir a urgencias.

La sanidad universal no es sólo lo mejor para aquellos que no podrían acceder a ella de otro modo, lo es también para todos, desde un punto de vista totalmente egoísta. De esta forma, incluso los ricos también deberían preocuparse por la salud de los pobres. Desde el punto de vista tanto de la ética como de la economía, la eliminación de la sanidad universal no tiene justificación ninguna.

Para saber más:

Desfinanciando inmigrantes enfermos: efectividad y costes

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